era una mañana fría, sin motivos para despintar mis agotados pasos... pero decidí salir en busca de un poco de luz, de algo que diera calor a mi frialdad, por ello, cogí mi pluma y me puse a viajar por todo el océano de la inconciencia...

estaba en una isla cuando vislumbré un rostro conocido, era un chiquillo de no mas de once años. me agradó encontrar a uno como yo que se paseaba por la orillas del mar. corrí hasta llegar a su espalda, le cogí el brazo y le dije "hola"; volteó y cuando estaba por verle el rostro sentí que todo mi ser se desvanecía como aire a través del universo...

no sé si aún respiraba pero estaba sentado en un balcón muy alto y en plena oscuridad. miré hacia abajo y no había fondo, era como un pozo negro. me asusté y quise salir de aquel lugar, corrí en plena oscuridad en aquel cuarto buscando la salida pero parecía que no había fronteras, tan solo se escuchaban mis pasos en aquel cuarto que parecía una caverna... pensé que estaba loco y comencé a reírme sin razón, de pronto, escuché el sonido de una llave que abría alguna puerta, dejé de reír y vi que una luz entraba por aquella puerta iluminando todo a mi alrededor. alcé mis ojos ante aquel resplandor y vi a un niño de once años con una pluma y un papel en las manos acercándoseme... cuando estuvo frente a mí, me di cuenta que aquel chico era yo. le di un beso en la frente, y luego, empecé a escribirle un poema.

aún no sé si saldré de este cuarto, a veces con luz y a veces sin ella, pero desde que el niño me dejó no hago mas recordarle y escribirle...



marzo del 2005