Noche de luna llena, a la orilla de un arroyo en el bosque.
Pedro: Solos tú y yo amada mía,
frente a las plateadas
aguas de la noche fría.
Ana: Solos tú y yo amado,
reclinar mi cabeza en tu pecho
me es de gran agrado.
Pedro: Ver las lejanas estrellas,
lejanas en tiempo y espacio,
nuestro amor fluye despacio
y en tus ojos las veo a ellas.
Ana: Lo que observas en la mirada
sólo son constelaciones del pasado,
hoy se han manifestado
por ser tu amada.
Pedro: Tanto amor en un cuerpo
en un instante de tiempo,
tanto amor, tanto cielo,
ángel de largo pelo.
Narrador: Al escuchar el último verso, Ana deja salir un profundo suspiro y lo mira con aquellos ojos tan cristalinos.
Ana: Tú lo haz mencionado
con tanta ternura,
que ahora razgo las vestiduras
y te dejaré asombrado.
Narrador: Ana se deciso de sus prendas, y a la luz de la luna llena resplandeían de entre su desnudez, un par de alas blancas.
Ana: Ésta és la identidad real
de mi esencia y puro ser,
soy ángel, soy mujer,
de las dos escoge cuál.
-Continuará-