Los amigos son los hermanos que tienes la suerte y opción de poder escoger.

Por lo general mis decisiones suelen ser muy erradas: El corte de cabello, mi mala postura, la maldita gordura que termina por vencer mis pocas ganas de adelgazar, la profesión que pienso me va a dar de comer, decenas de libros escritos por autores tan andrógenos como desconocidos, los lindos gatos que no aguantan tantos mimos que les ofrezco y ni que decir de las chicas que al descubrir lo idiota que soy terminan por regalarme un beso y agregando que mejor es no salir más por una infinidad de motivos que a la larga terminan por convencerme. También podría agregar a esta concisa lista la ciudad donde vivo pero por ser algo muy ajeno a mí trato de considerarlo un problema indirecto. Así de equivocadas e impropias son la gran mayoría de mis decisiones. Sólo me consuela y demasiado el hecho de haber tenido la fortuna de sabe elegir a quienes luego de ser amigos se transformaron en los hermanos que más quiero.

Hay va Boris, por ejemplo, con los cabellos largos y desordenados, mirándose en el espejo una y otra vez, buscando alguna imperfección en su rostro. Observando los bolsillos traseros del pantalón de las chicas. A veces parco y otras veces sorprendiéndome con maneras extrovertidas, pensando en mil trampas para poder ganar a la hora de jugar pictionary. Siempre en su nube y sólo descendiendo de ella cuando de tomar alcohol se trata. Leyendo la sección política de los diarios, investigando sobre algún buen y nuevo poema para poder conquistar a la próxima chica que ya tiene varios meses en la mira. Caminando horas para encontrar la talla perfecta de zapatos, difícil misión que casi nunca logra. Escuchando un problema que le cuento a oscuras, sólo así consigo que se ponga serio porque es en ese estado cuando mejor le fluyen las palabras y sus buenos consejos.

He pisado el mismo bar miles de veces sólo para conversar con él. Hay días en los que no tomo nada porque últimamente me he prohibido ingerir bebidas tóxicas durante los días laborables con el firme, tonto y útil propósito de hacerlo los fines de semana. Me siento muy junto a la barra y detrás de ella Adir trata de impresionar a la clientela con sus piruetas que de memoria ya sé. Yo lo he retado a que tire la botella diez metros verticalmente y que luego de atraparla con los dientes, previo volantín o aspa de remolino, me sirva el mejor trago que sepa con las manos atadas y los ojos cerrados. Adir se niega rotundamente con una sonrisa y yo muy desilusionado le explico que esa noche tampoco le dejaré una buena propina. No hay mucho de que hablar, en realidad los temas surgen solos: La universidad, el trabajo, las chicas, por lo general ese siempre es el orden. Y si hablamos de chicas es cuando pierdo. No creo tener buena suerte para el amor así que me he resignado a pensar que la amistad es lo único que va a mantenerme de pie por mucho tiempo. La última noche que me partieron el corazón, una vez más, yo llegue al bar donde labora Adir, basta pedir unos tragos él pudo adivinar que bien no me sentía. Le conté algunos detalles y me dijo que lo esperará hasta el final. Salimos y antes de que empiece a sollozar él no sabía que decir. Lo entendí, yo hubiera guardado el mismo silencio pero luego de varios minutos y con una voz seca que siempre voy a recordar me dijo: Vamos, esas cosas no están hechas para ti. Sólo eso pude entender: Enamorarse, ilusionarse, entregar todo a cambio de nada, son cosas que no están hechas para mí. Gracias amigo por tratar de hacerme entender que hay ciertas cosas de las que debo mantenerme a cierto margen, ahora cuando pueda me doy otra vuelta por el bar y espero que tengas un nuevo truco a base de casinos para echártelo a perder.

Ayer vi la luz encendida de tu dormitorio. Sólo pase y al ver el resplandor que irradia esa bombilla que debe ser de miles de wats de potencia supe que estabas pintando. No entiendo la idea de poner semejante foco para sólo una habitación pero supongo que es una de las tantas extravagancias que tiene un pintor bohemio como tú. Pareces condenado a pintar, no existe nadie que hagan una labor con tanto entusiasmo, por Dios!, es como si alguien te obligará a efectuar tal tarea, pienso ahora que son tus demonios, los fantasmas del ayer que piden permiso para salir de ti a través de la pintura. Es una tortura visitarte porque no tienes un horario fijo para atender a los mortales como yo. Sólo vives para pintar, eres un egoísta lo sé, y tal vez por eso también te admiro. Te gustan lucir a tus nuevas conquistas que parecen extraídas de alguna revista femenina pues todas resultan siendo tan simpáticas como agradables pero si fuiste hábil al atraparlas también deberías ser lo suficientemente listo para dejarlas y no enviándoles correos electrónicos diciendo que la corta relación no tiene sentido. Es agradable cuando me dedicas un poco de tu tiempo y hablamos de todo y de nada y sabrás ya que hablar de películas no es una buena decisión porque mientras tú defiendes los bodrios americanos llenos de sangre, muerte y terror yo prefiero un buen drama español que me emociona hasta el quinto llanto. Tienes las ironías adecuadas, las bromas siempre listas, la mirada tan ruda y el corazón más hermético, te ligas las mejores chicas, haces lo que quieres y sé que por eso no me equivoque al agregarte a mi corta pero importante lista de amistad Nestor y bueno, si hablamos de verdades, serás siempre el más astuto y canallá pero mi pequeña venganza es que yo siempre te derrotaré en el ajedrez.

Muchas veces pienso que eres más amigo de la tecnología que de nosotros. Pero moderno y todo logras darte tiempo para regalarnos y disfrutar de momentos que son recuerdos perpetuos y que aún no quiero recrear porque parecen que el mañana al lado de ustedes jamás va a llegar. No debes sentirte menos por no ser lo suficientemente alto y tampoco me hagas caso si me burlo porque sentado frente a la PC tus pies no logran tocar el piso, digamos que eres un amigo compacto, el que más sonrisas me regala cuando esta ebrio y salvador de problemas cibernéticos, y si un consejo necesitas amigo, te puedo recomendar que dejes de visitar foros por internet con el único y perverso propósito de conocer chicas que a todo dirán que sí para luego citarlas en un secreto lugar y descubrir que “Chica Linda” no es precisamente un sobrenombre para alguien que virtualmente se jacta de ser así. Créeme, yo se porque te lo digo.

No necesito demasiados amigos, sólo necesito estar seguro que siempre van a estar ahí y que cada vez que toque una puerta, levante el teléfono o en penas los necesite van a venir hasta aquí. El hoy es tan bueno que no me importa saber si mañana permanecerán en este lugar. No soy un chico bueno, pero si me lo propongo puedo ser un gran tipo y gracias a que ustedes me enseñan eso cada día. Sé que no son buenas mis historias y que mi forma de ver la vida es aburridísima bajo su punto de vista, soy demasiado lento para el veloz auto que los lleva, lo cual acepto sin problemas. No tengo muchas cosas que ofrecer y tampoco es falta de ego pero si algo que no voy a dejar escapar es lo mejor de mí: Ustedes, mis amigos ayer, hoy mis hermanos.