¡Mariposas en el estómago cada vez que lo veo! ¡Es que se ve tan especial tras el escritorio! Su mirada dulce y sincera, sus palabras sabias y llenas de alegría, sus susurrar mi nombre para que nadie supiera...
Él era casado y padre de dos hermosos bebés, maestro en la escuela donde comenzaba como novata en esa gran profesión: ser facilitador de ideas, partícipe en la formación de un ser humano... Con cada segundo, con cada palabra, mi alma se sentía mas enamorada de ese ser al cual no tenía derecho. Él conocía mis sentimientos y los compartía, pero jamás arriesgaría la felicidad de otros por la mía. De esta forma veía el tiempo pasar y el tiempo me veía pasar a mí...
Más tarde conocí a un encantador ser que se ganó mi corazón con el cual desposé y fui feliz hasta que fue separado de mi lado por la muerte. Ya en mi viudez y soltera, después de muchos años, mi corazón pega un brinco cada vez que le veo y sus ojos brillan de forma especial cuando me ve.
Nunca sabré porqué, teniendo la oportunidad ahora, no acorto nuestra distancia y creo que nunca lo llegaré a saber. Pero nunca dejaré de preguntarme como pudo haber sido aquello que nunca fue.
A diferencia de tu personaje en el relato, yo me divorcié, pero igual despues de un tiempo el amor tocó a mi puerta, es increible como se puede volver a ser joven por dentro, pero mucho más increible es hayar gente como tu que pueda describir el sentimiento con tanta sensibilidad, ah, y mi favorito sigue siendo el chorrillo