La abuela Lela tenía el hábito de recoger los botones que se encontraban tirados por los rincones y tenía una cesta lleno de retazos de telas de todos los colores y estampados.
Una tarde de primavera, apenas si salía el invierno, tuvo la maravillosa idea de hacer una muñeca de trapo, para su nietecita Mikaela. Escogió los mejores retazos para el vestido, le puso dos hermosos y grandes botones color azul cielo para los ojos y una boquita de labios muy rojos, el cabello lo hizo de estambre negro, y le dió el aspecto de estar todo enrizado.
¡Qué estupenda y guapa había quedado! Le puso de nombre "Lola".
La guardó en una caja hasta el siguiente día.
Cuando Mikaela regresó de la escuela la abuela Lela con gran alegría la entregó la caja y la dijo, su nombre es Lola y será de ahora en adelante tu mejor y más fiel compañera. Así fué como la abuela Lela me trajo a este mundo.
Mikaela al abrir la caja llena de emoción y expectativas, al ver a esa hermosa muñeca de trapo, quedó admirada y al mismo tiempo las dos se miraron una a la otra y ahí mismo se hicieron amigas. Participaron al travez de los años, de juegos, confidencias y de muchas conversaciones de niñas
Hoy Mikaela es una señorita ya casi por terminar el colegio secundario; pero aún en su alcoba con gran cariño conserva a su bella muñeca de trapo a la cual le ha dado un bellísimo lugar en la estantería y aún sigue siendo su más querida de las amigas.
Lola ya está un poco descolorida pero sus ojos azules y sus labios carmesí siempre siguen sonriéndole a Mikaela y a la vida...

Mayró