Había pasado una semana desde que se supo el fracaso del Amo de las Ilusiones para acabar con el Taoiseach de Irlanda; ante este fracaso, un consejo de cinco individuos se reunió en un sitio de ubicación desconocida para hablar del presente problemas. Eran en total seis miembros, pero sólo habían cinco, y todos los individuos estaban en la sombra. Se encontraba reunidos y veían un video de cómo fue que el Amo de Dublin fue vencido por unos niños... Un grupo de seis chicos.
La cinta se reporudjo en su totalidad y los miembros de este consejo no podían negar que estaban decepcionados. La cinta se detuvo y uno de ellos dijo:
-¿Qué significa esto? Un miembro veterano de nuestra organización... Vencido... Por unos adolescentes?
-¡Todo fue un esfuerzo perdido! -dijo un segundo miembro, cuya voz era de mujer- Si ese mago hubiera acabado con esa niña y sus amigos, de seguro no hubiera fracasado como le pasó ahora.
-No nos preocupemos por el mago -afirmó un tercer miembro, cuya voz era de un hombre viejo-, lo que nos debe importar son esos chicos; si fueron lo suficiente inteligentes como para lograr algo así, entonces son capaces de causarnos problemas.
-Solo fue suerte -agregó un cuarto miembro, con voz masculina un poco más joven-; el Agente 20 era poderoso, pero no era el mejor.
-Aunque -terció el tercer miembro- tampoco era un novato en la organización.
Finalmente le llegó el turno al quinto miembro.
-¡Como sea! -su voz era de mujer adulta- ¡El caso es que debemos hacer algo para impedir que esto vuelva a pasar; esos chicos representan una amenaza para nuestros planes en todas las partes del mundo!
Los cinco miembros del consejo habían hablado.
En ese momento, se apareció el hombre del Ojo Amarillo, con su iguana y su identidad en cubierta; les prometo que, lo que va a decir, será un contraataque a lo que dijo el consejo.
-Caballeros -afirmó acariciando a la iguana-. Temo que todos están exagerando; es cierto que esos chicos lograron evitar nuestros planes, pero no pensaron que algo como lo que hizo el Amo de las Ilusiones podía ser... ¡Financiado! ...Por una fuente mayor de la suya, no tuvieron la molestia de entrar, de forma más profunda, a los recursos superiores que habían respaldado el plan: sólo se limitaron al Agente No20.
-No le reste -pidió el segundo miembro- importancia al asunto Número 1; esto puede ser algo que nos exponga y nos vaya dsolviendo poco a poco. Lo mejor será tomar acciones.
-Con acciones impetuosas -aclaró este Número 1-, no lograremos nada Número 2, hay que ser precavidos e investigar más a fondo sobre esos chicos; para ver cómo los podemos combatir.
-Sin embargo... -objetó el cuarto miembro-, ¿No se da cuenta de las consecuencias de lo que podría venir si dejamos todos tal y como está señor? ¡Es preciso hacer algo!
-Agente 4; esta organización ha sobrevivido momentos peores, además, ninguno de ustedes estaría aquí ahora de no ser por mi sabiduria: Yo sé cómo hay que manejar las cosas.
-Por eso usted es el Agente 1 -aclaró el Agente 3, o sea el tercer miembro del consejo.
-Lo sé. Ustedes no se preocupen, yo voy a hacerme cargo de esta situación; cada quien ocupese de su área determinada, yo voy a hacerme cargo de lo mío.
-¿Está consciente de las consecuencias del fracaso señor? -preguntó Número 5.
-No sea pesimista Número 5; mis agentes están altamente entrenados y podrán hacerse cargo de cualquier cosa, como les dije, ustedes ocúpense de su área de operaciones. ¡Porque para eso está este consejo! ¡Ahora retírense, me voy a hacer cargo de todo!
-Lo dejamos con usted jefe -afirmó Número 3.
-Tenga cuidado -agregó Número 4.
-Nos volveremos a ver -concluyó Número 5.
Después de eso, el consejo se retiró y se quedó solo el hombre del Ojo Amarillo. De pronto entró una mujer de piel negra, con colorete rojo, vestido de secretaria y una libreta en sus manos. Esta mujer fue con su jefe para hablarle.
-¡El consejo nunca aprende! -exclamó éste- ¡Siempre se creen mejores, pero olvidan que yo soy su jefe, y soy el más brillante aquí!
-Señor -dijo la secretaria-. Hemos revisado todo en Argentina, el campo está despejado.
-¡Perfecto! -el "Número 1" se puso de pie y caminó delante de su secretaria-. Allá se está dirigiendo una importante figura en las ciencias astronómicas y generales, va para el I Simposio del Futuro para América Latina. ¿Nombre? ¡Claro! El Profesor Franklin Hopkins.
¿Hopkins? Acaso ese apellido no les es conocido.
-Allá se encontrará -concluyó este villano- con uno de los agentes que está por desarrollar su plan.
Los dos continuaron caminando, hasta que llegaron a una puerta automática.
La puerta se abrió y se reveló un escritorio, en el que se sentó el "Número 1"; una vez sentado, hizo aparecer unos páneles con muchos botones, presionó uno de ellos e hizo aparecer un holograma del mundo.
-El mundo, la tierra -dijo éste-; hay muchas personas con talentos especiales y vigorosos, pero sólo uno puede ser el jefe supremo de todos esos; unificarlos, darles entrenamiento, criarlos para el futuro, y por si fuera poco... ¡Hacerlos luchar con la misma causa! ¡Necesitamos un líder supremo muy inteligente, que guie a la Tierra a una nueva era de coloniazcíon! ¡El espacio!
Oprimió otro botón y aparecieron los astros, el Sol, el Sistema Solar y una parte del Universo.
-Tanto por ver -continuó´"Número 1"- y tan poco tiempo. ¡Que pena! Pero el Siglo XXI está aquí y ya es hora de modernizar al mundo.
-Según he oído -afirmó la secretaria-, este Simposio es para mostrar las maravillas del futuro y lo que podría cambiar nuestra vida por siempre.
-Exacto -siguió "Uno"-; y tengo a la persona indicada, la persona con la que se va a encontrar el Profesor Hopkins, con esos chicos.
¡Que novedad! Así que... El Equipo Hamilton también estará ahí, pero eso lo veremos después, por ahora continuémos.
Aunque yo no lo haya visto desde un principio, había la silueta de un hombre que ya tenía un plan adelantado en la Argentina.
-¡Sí! -exclamó "Uno"- Sé quién es éste sujeto. ¡Cabeza de Piña!
Apareció, detrás de "Número Uno", un hombre de aproximadamente cuarenta años de edad, pelo rubio (peinado de forma idéntica a una piña), barba del mismo color, cabeza pequeña, nariz algo grande, esbelto, alto y de ojos verdes. Vestía una túnica blanca y corbata negra´; éste era el hombre que dijo "Número Uno": el temible Dr. Alphonse Rubinstein, alias "Cabeza de Piña"
Con cara macabra, se dirigió a "Número Uno".
-¿Me llamo Número Uno?
-Así es... ¡Agente 14! Código Cabeza de Piña, te he llamado porque un profesor muy importante estará en Buenos Aires el día de mañana, partiendo desde Kiribati; quiero que te encuentres con él en el I Simposio del Futuro para América Latina, lo captures y lo convezgas de que trabaje en tu plan. Pero no me falles.
Cabeza de Piña, quien hizo una reverencia ante su jefe, se levantó y respondió:
-No tiene nada de que preocuparse, ya tengo un plan... Y un proyecto enormes, para que el profesor Franklin Hopkins no se resista y trabaje para La Organización.
-¡Maravilloso! -exclamó el jefe acariciando a su iguana- ¡Si tienes problemas, sabes que puedes encontrarte con el contacto desde Francia; él te dará protección y ayuda cuando lo necesites.
-Gracias señor -respondió Cabeza de Piña-, le prometo que todo saldrá bien. Tanto los chicos que arruinaron todo en Dublin... como el Profesor Franklin Hopkins... serán, o mejor dicho... Son míos.
-Eso... espero -concluyó el "Número Uno"
Luego Cabeza de Piña se encargó en un avión con destino a la Argentina, pero lo curioso es que traia consigo... Un portafolios negro.
¿Qué habrá ahí? ¿Acaso es un invento que tiene pensado? ¿O algo mucho más grande y peligro? ¡La calma antes de la tormenta! Sea cual sea el reto... El Equipo Hamilton estará ahí para superarlo.
Final de "Los Chicos contra Cabeza de Piña cap. 1"
Les recuerdo: Esto apenas ha comenzado.