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Los Chicos contra Cabeza de Piña cap. 5

Algo... O alguien... Se encontraba viendo al Equipo Hamilton con una especie de lente que podrìa pertenecer a un rifle de largo alcance, pero... ¿Qué tenía en mente el que lo estaba cargando? No parecía tener intención de usarlo contra los chicos aún.
Resulta que había alguien que estaba viendo a los chicos desde un techo... Con un telescopio. ¡Lo que pareció un rifle no era más que un telescopio!
En fin... Habían unos tipos que observaban a los chicos desde la azotea, todos estos estaban vestidos de largos vestidos negros y también un bigote muy parecido al de Jean-Yvón Beauchamp. ¡Creo que no tengo que decir que ésta era toda su pandila! Estos estaban reunidos en la azotea; de pronto el que miró por el telescopio sacó un celular, lo abrió y marcó un número telefónico; se puso el teléfono en el oído y finalmente le entró la llamada.
-¡Monsieur Beauchamp! -exclamó el tipo- ¡Estamos viendo al Equipo Hamilton! Estos chicos se han encontrado con uno de ellos, pero parece que no está muy ligado con los Hamilton.
-No importa -comentó Beauchamp, ubicado en otro sitio que no pienso revelar-. ¡Un sou est un sou! Ese chicos nos será muy útil en contra del Equipo Hamilton, ahora procedan con el plan; quiero que atrapen a esos chicos... Y háganlo rápido, y el sacre bleu Cabeza de Piña se pondrá molesto de nuevo. Y recuerden ¡Qui ne resque rien n'a rien!
-¡Oui Monsieur! -concluyó el otro tipo.
Luego el tipo fue con sus compañeros.
-Bien faire et laisser dire, vamos.
Entonces todos los matones se fueron para allá, mientras que el tipo que habló con Beauchamp les dio la misma señal a los que siguieron al Equipo Hamilton en el carro.
Estos se bajaron y fueron con los chicos, los cuales no tenían ni idea de qué estaba pasando.
-Disculpen jovencitos -dijo uno de ellos.
-¿Nos hablan a nosotros? -preguntó Peter.
-Oui -respondió el segundo tipo, lo cual despertó muchas sospechas, ya pronto sabrán porque-; somos del hotel Claridge y nos mandaron para llevarlos al hotel (Otra cosa que también despertó sospechas)
Entretanto, todos (Rebecca no estaba presente, pero alcanzó a escuchar todo) se miraron a las caras y no pusieron qué hacer, pero luego optaron por preguntarle cosas a estos tipos.
-Disculpen -comentó Anette-. ¿Ustedes de casualidad tienen alguna conexión con el profesor Rubinstein?
-Sí... Digo... ¡No! -comentó otro tipo- Lo siento señorita, creo que nos confunde con alguien más.
-¡Que raro! -exclamó Anette- Yo pensé que trabajaban con Rubinstein. Vamos chicos, será mejor hablar con Rebecca.
-No es necesario Anette -respondió Rebecca de lejos-, ya escuché todo y me parece que hay cosas que debemos saber.
Entonces Rebecca tomó la palabra en la conversación.
-Como ésta... ¿Qué es redondo y viaja a más de 4000 kilómetros por hora?
Los tipos se quedaron callados por un momento, tratando de averiguar una respuesta para esa "adivinanza", pero se dieron por vencidos y fueron con Rebecca.
-No sabemos mademoiselle -respondió el tipo.
De repente... ¡Rebecca lanzó su yo-yo no yo con gran fuerza y golpeó al tipo que hizo la pregunta, tumbándolo al piso!
-Mi yo-yo... -afirmó Rebecca- ¡Corran amigos!
-¡Me lleva! -exclamó Mackey.
Todos comenzaron a correr y los tipos se levantaron para perseguir a los chicos, de pronto Terry, quien estaba distraído, fue cogido del brazo por Anette para hacer que escape.
-¡Wow chicos! -exclamó Terry con sorpresa- ¿Què està pasando? -pero ràpidamente se hizo una idea- ¡Ahh! Ya sabe... ¡Vamos a cazar villanos!
-En parte Terry... -comentó Anette- ¡Ellos nos cazarán a nosotros!
Después de espo, todos los chicos comenzaron a correr y a salvar sus vidas, pero luego se apareció el otro grupo de matones franceses que los espiaron.
-¡Le champ est libre! -dijo el tipo que habló antes "el campo está libre"- Todos ustedes vendrán con nosotros sin oponer resistencia. ¡Ahora ríndanse!
Los chicos pronto se dieron rodeados por la banda de criminales franceses, pero de repente, Jessie, Rebecca y Mackey vieron a sus lados, por lo que pudieron crear varias opciones. Se miraron las caras e hicieron una afirmación, luego, sin que más lo esperen... ¡Mackey se puso sus patines de su cantimplora, Rebecca sacó el yo-yo no yo y Jessie sus dos Trionchaku!
-¡Sujétense todos! -exclamó Jessie.
Entonces todos se agarraron de los que acabo de mencionar, en realidad... Cada quien se agarró del que pudo. Luego Mackey rodó con sus patines y dio un poderosom salto; Rebecca lanzó su yo yo hacía un poste de luz y Jessie el Trionchaku a un cartel, con el que lograron tomar impulso y salvarse a ellas y a sus amigos; entonces esto permitió que pudieran escapar sin problema.
-¡Chacun à son gout! "Cada quien a su gusto" ¡Pero que no escapen!
Los matones persiguieron a los chicos, subieron al auto algunos de ellos y los siguieron. Mientras tanto...
-¿Cómo supiste que ellos eran maloso Rebecca? -preguntó Jessie.
-Porque -respondió Rebecca- era muy obvio: La compañía de Rubinstein nos provee transporte, pero yo nunca lo pedí; además olvidaron decir que el chofer trabajaba en el hotel o en la compañía de Rubinstein.
-Quienquiera que sea su jefe -comentó Michael-, es un verdadero despistado.
(Obviamente se referían a Beauchamp)
Los chicos continuaron corriendo, de repente se encontraron a Alfredo, quien los vió a todos y los saludó.
-¡Hola chicos! -exclamó el argentino.
Pero Rebecca lanzó su yo-yo no yo para coger a Alfredo de la cintura y hacerlo correr.
-¿Por qué me cinchas "jalar muy duro? -preguntó Alfredo- ¿Qué es lo que está pasando?
-¡Luego te lo explicamos! -afirmó Mackey- ¡Por ahora corre! ¿No ves que estamos en problemas?
Los chicos continuaron corriendo, pero resulta que el carro llegó primero y patinó con tanta fuerza que a los chicos les hizo perder el equilibrio y los hizo caer a todos; ahora todos estaban separados, de esta forma:
*Peter, Jessie y Alfredo.
*Mackey y Anette.
*Rebecca, Michael y Terry.
(Hago esta separación: ya sabrán por qué)
Luego los matones los rodearon a todos, por lo que parecía que no tenían más opciones; pero...
-¡Equipo Hamilton, separémonos! -exclamó Peter- ¡Si hacemos eso, será más difícil que nos atrapen!
Todos, viendo que no tenían más alternativas... Siguieron el consejo de Peter, luego se separaron y cada quien enfrentaría a los villanos por su cuenta.
-¡Todos, hagan lo mismo! -exclamó el jefe de los malos.
La banda de franceses, leales a Beauchamp, se separó y siguió a los chicos, para darles su merecido. Los ladrones estaban haciendo su trabajo, pero...
-¿Dónde está monsieur Beauchamp? -preguntó uno de los tipos- Se supone que él estaría con nosotros.
Como siempre, Beauchamp mete la pata en su propia banda de criminales.
Peter, Jessie y Alfredo corrieron por la Avenida Rivadavia de Buenos Aires, pasaron por cada peatón con una acrobacia, haciéndolo parecer absurdon para un chico de su ciudad, y todo lo que decían era:
-Perdón, disculpe, lo siento, lo lamento, permiso, disculpe usted buen hombre (éste último para despistar a los transeuntes). Pasaron por la Avenida Nazca, y bajaron hasta llegar hasta la Autopista Delleplane; ahí pisaron patinetas sin darse cuenta y comenzaron a rodar todos, mientras que los dueños les gritaron furiosos.
-¡Lo siento, che! ¡Luego la volvés a tener!
El trio comenzó a rodar por la Autopista, pero se encontraron con el carro que los villanos emplearon para la persecusión, pero había otro problemas: ¡Habían transeuntes alrededor!
-¡Cuidado amigos! -exclamó Peter con fuerza.
Luego todos se asustaron y pensaron rápido... ¡Para salir de ésta! Lo que hicieron fue hacer acrobacias, mover el cuerpo, saltar en la patineta, saltar... ¡Con la patineta! Tomar bases como si fueran rampas... Mientras que el auto continuó detrás de ellos, pasando por los demás carros. ¿Esperaban algo más? "Recuerden amigos que es una autopista"
Luego siguieron escapando del auto, el cual hacía sonar la bocina varias veces; todo esto era para que los argentinos se quitaran y no fueran a atropellarlos.
-¡Sacre bleu! ¡Sacre bleu! -decían los maleantes- Estamos tras unos niños revoltosos.
Peter vió lo que estaban haciendo los malosos, pero también alcanzó a ver una carroza de frutas que estaba pasando, se puso delante de sus amigos y dijo:
-Chicos, tengo una idea.
-¿Chicos? ¿Chicos? -preguntó Alfredo- ¡Che, si somos de tu misa edad!
Ambos siguieron a Peter y éste cogió el camino que más los acercaba a esa carroza; todos pasaron y sorprendieron al que manejaba la carroza: Un caballo. El tendero sintió alivio, pero luego escuchó al carro aproximarse, éste gritó mientras que los matones también lo hicieron, y entonces... ¡El carro chocó con la carroza, haciendo volar frutas por los aires y tapando la vista a los matones! Ni siquiera estos, con el parabrisas, fueron capaces de limpiar el vidrio, por eso uno se aproximó y quitó el resto de frutas, a pesar de que iban a un destino algo peligroso.
De pronto emitieron un grito. ¿Saben por qué? ¡Porque se encontraron frente a una fuente, con una estatua de un perro botando agua por... Ustedes saben! El carro chocó con la fuente, entró agua por las puertas, y la estatua... Le escupió agua al ladrón.
-¡Sacre bleu!
En ese momento, Peter dijo:
-¡Haz tus necesidades perrito! ¡Ahora puedes decir que hacer pipi es muy útil para todo lo malo!
Luego Peter vió en frente y gritó (¿Ahora él? ¿Quién más?
-¡¡Ahhhh!! -lo hizo Jessie.
(Yo y mi gran bocota)
Los chicos vieron un anden, el cual era muy grande; los patines chocaron y los tres cayeron para golpearse con el pavimento. Sus problemas aumentaron porque los bandidos se bajaron del carro y siguieron al trio, por su parte, los chicos se dieron cuenta de ello y corrieron, luego vieron un camión pasar, por lo que Peter tuvo otra idea.
-¡Vamos chicos, al camión!
Los tres corrieron al camión y se agarraron a él, con lo que pudieron escapar de los matones franceses, los cuales estaban muy frustrados.
-¡Sayonara, baca! -exclamó Jessie (Adiós, idiotas)
Peter y sus amigos sintieron que habían escapado, el camión andó por la carretera, pero se detuvo en un semáforo que, según lo que puedo crear, se iba a demorar, por lo que los chicos se bajaron y vieron a los matones, por lo que corrieron.
-¿Se te ocurre algo hermanito? -preguntó Jessie.
-Sí -respondió Peter-. ¡El tren subterráneo!
-¡Qué buena idea tenés che! -exclamó Alfredo.
Los tres fueron por el tren subterráneo y pasaron por las tiendas, estantes de libros que podían encontrar (yo estuve en Buenos Aires); por su parte, los ladrones los vieron y también entraron al subterráneo, pero los chicos iban más adelante.
Entonces Peter y los demás llegaron a donde estaban los trenes y uno de ellos llegó, Alfredo y Jessie entraron, pero el Peter se quedó afuera.
-¡Entra Peter! -exclamó Jessie con afán- ¡No tenemos tiempo!
-Sabes Jessie -comentó el hermano-, he pensado, será algo terrible entrar al subterráneo sin boleto, o sin pagar; mi conciencia me recriminará por hacer algo malo; será que estoy sienbdo muy...
-¡Sólo entra! -Jessie jaló a Peter y lo metió en el metro.
Éste se fue y los matones no pudieron alcanzarlos; entre tanto, los chicos parecían estar relajados porque según ellos, perdieron a los malosos que los vieron, o al menos eso parecía.
-¡Uff! -exclamó Jessie- ¡Eso estuvo cerca, los matones ya se fueron!
Habían seis tipos en el subterráneo que no parecían estar involucrados en algún sentido, pero... ¡Se quitaron los abrigos que tenían, revelando que trabajaban para Beauchamp!
-¡Oh no! -exclamó Alfredo.
-Yo y mi gran boca -comentó Jessie.
Ahora tenían que pelear contra más matones.
Mientras tanto, Mackey y Anette estaban escapando del grupo que los siguió, el cual estaba resentido porque no tenían el auto. Ellos pasaron por la Avenida 9 de Julio, Anette se trepó en Anette, mientras que éste patinó; sin embargo...
-¡Anette! -exclamó Mackey- ¿Crees que puedas bajarte? ¡Pesas mucho!
-¡Yo no peso nada, tú eres un debilucho! Además, si pudiera bajarme... ¿No crees que ya lo hubiera hecho, tarado?
Los dos siguieron patinando por la Avenida, llegaron a la Avenida 25 de Mayo, y llegaron por la Autopista La Plata-Buenos Aires; sin embargo, Anette observó algo.
-Espera Mackey -dijo.
-¿Qué? -preguntó Mackey con afán- ¿Ya reconoces que estás pesada?
-No, idiota -comentó Anette-, parece que los perdimos.
Mackey se detuvo y dejó que Anette se bajara; ambos miraron y no venían a los ladrones, entonces ambos estaban a punto de convencerse.
-Tienes razón Anette, los perdimos.
-¿Lo ves Mackey? -dijo Anette sonriendo- Con mi plan, los perdimos de vista.
-No fue tu plan, la idea la tuvo Hamilton.
-¡Ahh, sí! ¡Tienes razón!
De repente, los dos fueron atrapados por unos matones que alcanzaron a encontrarlos, estos taparon sus bocas con pañuelos y les aplicaron cloroformo, por lo que quedaron inconscientes.
Pasaron unos minutos y ellos recuperaron la conciencia, la primera que se levantó fue Anette; notó que el lugar parecía familiar: Lleno de cajas, de partes de trenes, de clarboyas, con puertas deslizadoras y con luz natural. Anette reconoció el lugar y fue con Mackey para despertarlo.
-¡Mackey, despierta! ¡Despierta! ¡Despierta!
Pero no fue capaz de despertarlos, así que le dio un puño en la cara.
-¡¡¡Ayyy!!
-Ya despertaste -dijo Anette.
-Me lo hubieras pedido -comentó Mackey con cara de molestia cómica.
-Lo hice -dijo Anette con cara de frustración-, pero... Olvídalo, ven a ver esto.
Anette se asomó a un orificio que había en la pared, y vio que habían muchos trenes y pasajeros; eso obviamente ayudó a deducir su ubicación.
-¡Estamos en la estación de trenes! -exclamó Anette.
-¡Anette, ven a ver esto!
Anette fue con Mackey, para ver qué pasaba.
-No era necesario... ¡Una bomba!
Había una enorme bomba, que no parecía tener forma de desactivarse; el contador estaba en 1:25.
1:24 - 1:22 - 1:21 - 1:20 - 1:19 - 1:14
-Tenemos que salir de aquí -afirmó Mackey.
-¿Tu crees Mackey? -preguntó Anette con sarcasmo.
Anette corrió a la puerta y trató de abrirla, pero no podía hacer nada, tampoco tenía los inventos necesarios para escapar; fue en ese momento en el que Mackey encontró algo más.
-Anette, ven y ves esto.
Anette fue mientras que el contador estaba en 1:04
-¿Ahora qué Mackey?
Había una nota en la bomba, la cual involucraba a Cabeza de Piña y al padre de Anette.
"Estimada Anette Hopkins

"Tu inteligencia me tuvo sorprendido, pero no te hagas ilusiones, porque apenas eres una niña, y el simple hecho de que no hayas podido evitar caer en mi trampa, es una prueba feaciente de tu completa inferioridad; en cambio yo, soy un verdadero científico, ahora que me librado de ti y de tu molesto Equipo Hamilton, puedo llevar a cabo mi plan: Secuestrar al profesor Hopkins para llevar a cabo mis experimentos.

Ojalá te vaya mal en Buenos Aires.

Atentamente,

Alphonse Rubinstein, alias... Cabeza de Piña"

Anette se llenó de angustia al leer esta carta, pero Mackey se puso muy furioso, más de lo que yo podría narrar.
-¡Malvado! -exclamó- ¡Un hombre que hace esto no puede ser considerado científico!
Pero Anette corrió hacia la puerta y la golpeó con fuerza, por la angustia.
-¡No, no! ¡No! -exclamó Anette con angustia- ¡No puedo permitirlo! ¡Papá!
Hizo este grito, temiendo por la seguridad del profesor Hopkins.
Mientras tanto, en la entrada del Hotel Claridge, Beauchamp y Marcelo estaban escondidos cerca de las escaleras y de los ascensores, su plan era el de secuestrar al profesor Hopkins, aunque esto nunca formó parte de lo que tenía pensado Cabeza de Piña.
-¡Quand le vin est tiré, il faut le boire! (Cuando alguien va a cama, debe quedarse ahí) Este plan es genial, el profesor Hopkins va a tener que salir por aquí y muy pronto lo atraparemos, luego se lo mandaremos a Cabeza de Piña. ¡Esto es genial! ¡Oui, oui, oui!
-Sí, sí, sí, lo que sea -comentó Marcelo-, pero... ¿Estás seguro de que así lo ordenó el jefe?
Entonces Beauchamp... se quedó callado, hizo gestos extraños, puso caras de nervios, no supo qué decir, se le trabó la lengua, así como la cabezota.
-¡Te hice una pregunta! -exclamó Marcelo.
-No.
-¿Qué querés decir?
-Ahora que hablamos de eso... Esto no forma parte del plan, ya habíamos hablado con Cabeza de Piña sobre esto.
-Eres un franchute estúpido, vos acabás de arruinar el plan, ahora el jefe...
De repente, Beauchamp interrumpió a Marcelo, y por esto había una buena razón.
-¡¿Ahora qué?! -preguntó Marcelo con ira.
-Acabo de ver al profesor Hopkins -comentó Beauchamp.
-¿Dónde?
-Ahí, mirá.
Entonces ambos vieron a Hopkins, quien estaba desprotegido y vulnerable.
-Es nuestra oportunidad -comentó Beauchamp.
-Más te vale no desperdiciarla.
Los dos esperaron el momento indicado, ahí fue cuando no había nadie mirando a Hopkins, luego Beauchamp y Marcelo fueron allá para hablar con Hopkins discretamente, pero de repente... Apareció el oficial Maldonado.
-¡Sacre Bleu! -exclamó Beauchamp- ¡Ocúltate!
Ambos se escondieron: Marcelo obligado por Beauchamp.
-¡¡¿Qué sucede?!!
-Ese oficial... Pertenece a la Interpol y me está buscando, si me ve, me arrestará y todo será arruinado; debemos esperar el momento indicado.
Hopkins y Maldonado se quedaron hablando, y después de unos minutos, se alejaron de ese lugar.
-¡No, no, no! -Marcelo hizo un ruido tenaz, tanto que llamó la atención de los guardias e hizo que los dos fueran expulsados del hotel.
-¡Eres un genio! -exclamó Beauchamp- Por culpa tuya, perdimos más oportunidad de atrapar a Hopkins.
-El jefe nos matará.
De repente, sonó el celular de Beauchamp, uno de sus matones habló con él y le informó sobre la presencia de Peter Hamilton y sus amigos; Beauchamp hizo caso de eso y se dirigió a Marcelo.
-Qui terre a, guerre a "Quien tiene tierra, tiene guerra" -dijo-, Peter y Jessie Hamilton, junto con ese argentina han sido vistos en el metro; se me ocurre un plan para atraparlos. Tú haz algo sobre Hopkins.
-No trates de fallar -comentó Marcelo-, porque el jefe te...
-¡Ya sabe! Se pondrá furioso. No cometeré errores... Esta vez.
Beauchamp se alejó del lugar y fue por los Hamilton.
Entre tanto, Terry, Rebecca y Michael tomaron un camino distinto para salvarse: Lo primero que hicieron fue pasar por Entre Ríos para llegar a Belgrano; Terry vió a los malosos y trató de pelear con ellos.
-¿Qué haces Terry? -preguntó Michael afanado.
-¡No voy a huir -dijo sonriendo-, me enfrentaré a esos malvados!
Hizo posiciones malhechas de karate y artes marciales, pero hay Rebecca lo agarró y se lo llevó.
-No tenemos tiempo Terry -comentó Rebecca-. ¡Vamos!
Todos corrieron, pero llegaron a la Avenida Cnetral y vieron al Obelisco, sin mencionar un enorme tráfico que les tapaba el paso, mientras que los matones se acercaban a ellos.
-¿Qué vamos a hacer Rebecca? -preguntó Michael.
-Enfrentar a esos malvados -comentó Terry, de nuevo con sus posiciones.
-No podemos hacerlo en público -afirmó Rebecca-, será muy escandaloso y la policia puede malinterpretar todo.
De repente, Rebecca vió la parte de arriba de los autos y tuvo un plan.
-¡Ya sé! -exclamó sonriendo- ¡Salten amigos!
Todos los tres saltaron y dieron varios saltos, por lo que cayeron en el techo de cada carro hasta acercarse hasta el otro extremo, pero había un espacio enorme entre los carros y el próximo anden, por lo que Rebecca sacó nuevamente el yo-yo no yo.
-Vamos chicos -dijo entonces-. Sujétense bien fuerte de mí.
Entonces Terry tomó a Rebecca de los hombros, y Michael hizo lo mismo con Terry; luego Rebecca lanzó su yo-yo no yo para enrollarlo a un poste de luz que se podía ver bien, los tres saltaron, pero no cayeron al otro extremo, sino que dieron la vuelta por donde se enrollaron y al final, cayeron al suelo, golpeándose fuerte.
-¿Están bien? preguntó Rebecca.
-¡Eso estuvo genial! -exclamó Terry entusiasmado- ¡Otra vez!
-Podemos hacerlo después -comentó Rebecca sonriendo, y la mantuvo- ¡Ahora debemos ir allá!
Rebecca señaló el dedo a un lugar muy especial: El Estadio la Bombonera.
Los tres corrieron fuertemente con mira a la Bombonera.
Entretanto, Peter y sus amigos combatieron contra los tipos que estaban en el metro, cada quien enfrentó a dos tipos.
Peter, lo que hizo, fue esquivar los golpes que lanzaban los tipos que enfrentó, y cada vez lo hacía más, de modo que los puños de los tipos se golpearan con las varillas, lo que provocó dolor.
Luego volvió a pasar lo mismo: Un tipo lanzó un golpe y se golpeó con los maleteros de arriba, dejando rodar algo grande.
-¡Ja! -exclamó Peter- ¡Los engañé!
Pero de pronto, ese objeto cayó en Peter y lo golpeó en la cabeza.
-¡Ow!
Los tipos fueron contra Peter, de repente, salió el Peterphone, Peter marcó 33 y se puso invisible; los tipos quedaron desconcertados, y después...
-¡Villanos! -activó 33 de nuevo y se hizo visible- ¡Los engañé!
Comenzó a reir, pero los matones se alegraron y se rieron, para después ir por Peter, cuya cara adoptó un gesto de nerviosismo, el cual comprobó su torpeza.
-¡Oh cielos!
Los tipos se le lanzaron encima y se dieron varios golpes, por lo que Peter se quedó atontado y en el piso; los tipos fueron lentamente, pero luego Alfredo se pone en frente de ellos, puso una cara de enojo grande y se puso en guardia, pero los ladrones hicieron caso omiso, aunque eso después sería su error.
Los ladrones se lanzaron contra Alfredo, pero éste... ¡Hizo varios movimientos de un arte marcial bastante peculiar, se movió de forma especial, y no tuvo ninguna limitación física! Esos movimientos no parecían de artes marciales asiaticas, sino de...
Al final, Peter se quedó pasmado, Alfredo venció a los matones, y ahora sólo tenían que enfrentar a cuatro más... ¡Perdón, dos porque Jessie ya venció a los suyos!
-¡Alfredo! -exclamó Peter- ¡Eso fue genial!
-Gracias che -respondió Marcelo-. No te imaginás lo mucho que tuve que practicar para hacer esto.
-Pero eso fue...
-Capoeira -respondió Jessie por detrás.
Luego la hermana fue con sus amigos.
-No sabía eso de ti Alfredo -comentó Jessie.
-Sí, mi papá maneja una escuela en Gran Buenos Aires y ahí nos entrenamos en este arte marcial.
-Ahora sólo quedan ustedes dos -comentó Peter, señalando a los villanos.
-¡Vamos Equipo! -exclamó Jessie- ¡A darles duro!
Todos se pusieron en guardia, menos Peter, quien parecía que lo único que puso en guardia, fue su cerebro; en fin... Todos iban a dar una gran pelea.
En el metro, eso fue lo que pasó: La pelea estaba a punto de comenzar.
Mientras tanto, de vuelta a los puertos, Anette y Mackey estaba pensando en cómo iban a salir. El contador estaba en 0:30.
-¿Qué vamos a hacer Mackey? -preguntó Anette- Hay que salir de aquí.
Mackey miró todas las opciones, y también vió que podía hacer, hasta que...
-Mira Anette -dijo Mackey-, hay una viga con la que podremos salir... ¡Esa!
-¿Pero cómo Mackey?
Entonces Mackey pensó en qué podía usar, pero luego vió sus patines; usó la cuerda que había y enrolló el alambre a la viga.
-Sujétate Anette -comentó Mackey-. Y espero que no pese tanto.
-¡Vuelves a decir eso... y te partiré los pies! ¡Sólo limítate a salvarnos!
Mackey hizo que la cuerda subiera y llegó al final, luego ambos se balancearon y cayeron fuera de la bodega (aunque Mackey se golpeó el trasero y amortiguó la caída de Anette).
-¡Vámonos! -comentó Anette con afán.
Los dos corrieron y se ocultaron, mientras que el contador iba en descenso.
* 0:10 - 0:09 - 0:08 - 0:07... 0:03 - 0:02 - 0:01... 0
¿Qué?
Pasaron unos segundos y no pasó nada, algo que extrañó a Anette y a Mackey; entonces ambos fueron a la puerta, la cual se abrió y vieron la bomba, en la que se escuchó una grabación, que comenzó con una risa.

-"Jajajajajaja! Te gané Hopkins, no pudiste deducir que yo no iba a estallar la bomba, sino que iba a dejar una grabación; actuaste de forma impulsiva, algo que no hace un científico, lo que demuestra que yo soy mejor que tú. Lo siento Hopkins, nunca podrás vencerme. ¡Eres una boba! ¡Y siempre lo serás, así como tu padre! Jajajajjajaja."

Fue lo que decía la grabación.
De repente, mientras que Mackey estaba confundido, Anette estaba molesta, al punto al que iba a estallar.
-¡Maldito Rubinstein! -exclamó- ¡Me las pagará! ¡Cuando lo atrapé, lo obligaré a que me respete y que pida perdón por lo que nos dijo a mi y a mi padre! ¡Vamos Mackey, tenemos que vengarnos de alguien!
Mackey se quedó quieto y confundido, no esperaba que Anette reaccionara de esa forma; Anette, por su parte, gritó:
-¡Muévete!
-¡Sí! -exclamó Mackey pasmado- ¡Ya voy Anette!
Los dos salieron de ahí, mientras que Anette se las arregló para poder crear el desquite con Cabeza de Piña.

Final de "Los Chicos contra Cabeza de Piña cap. 5"

¿Qué pasará luego? ¿Tendrá éxito Beauchamp con su plan malévolo? ¿O los Hamilton serán capaces de detenerlo? ¿A el y a Cabeza de Piña?

No se pierdan nuestro próximo capítulo.
Datos del Cuento
  • Categoría: Aventuras
  • Media: 5.1
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