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Categoría: Aventuras

Los Chicos contra Cabeza de Piña cap. 6

De vuelta en el metro de Buenos Aires, Peter, Jessie y Alfredo, con sus técnicas y movimientos de capoeira, se prepararon para enfrentar a los dos villanos que les hacían falta. ¿Quién ganará en este combate? ¿Quién perderá también? Eso sólo lo sé yo, pero ya lo veremos después. Por ahora vamos a ver lo que estaban enfrentand Rebecca, Michael y Terry en su camino... a la Bombonera.
Los tres chicos estaban corriendo como unos locos, parecía que estaban en un maratón (tampoco!!), pero si en una carrera del destino; en ese momento, aparecieron de un callejón, cuatro matones a sus espaldas que comenzaron a seguirlos, Rebecca fue la primera que vió a esos tipos.
-¡Chicos! -exclamó- ¡Parece que estamos en graves problemas!
Los dos chicos (Terry y Michael) miraron a sus espaldas y vieron también a los matones que los persiguieron, que formaban parte de la banda de Jean-Yvón Beauchamp; de repente, todos se encontraron en el centro de Buenos Aires y vieron un enorme lago que tenía barcos que le daban vuelta a la ciudad.
-Rebecca -comentó Terry-, no quiero ser pesimista, pero tenemos un enrome lago en frente nuestro, el cual no creo que podamos cruzar.
-No te preocupes Terry -dijo la prima de Mackey-, sólo tenemos que usar mi yo-yo como la vez pasar y podremos cruzar al otro lado -de repente Rebecca volvió a alistar su yo-yo no yo-. ¡Sujétense chicos!
Los dos amigos se colocaron detrás de Rebecca, quien lanzó el yo-yo, para que se enrollara en la rama de un árbol que pudieron ver; entonces los tres se agarraron muy fuerte y... ¡Dieron un salto potente que los dejó en la cubierta del barco!
Mientras tanto que los ladrones...
-¡Sacre Bleu! -exclamó uno de ellos- ¿No podremos estar en peor predicamento?
-No se preocupe Monsieur -comentó un segundo villano-, podremos saltar esto, si esos niños lo lograron, nosotros también.
-Pero...
-¡Sólo hazme caso!
-Oui Monsieur.
De repente los dos se colocaron en la pura orilla, pero... No saltaron. ¡Sino que se cayeron a propósito en el agua, todos los cuatro juntos! Ahí se quedaron y perdieron a los tres chicos, quienes hicieron esto:
-¡Ja! -exclamó Terry- ¿Quién es el líder ahora? ¡Viva Terry y el Equipo Hamilton!
-¡Lo logramos amigos! -agregó Rebecca emocionada- ¡Nos libramos de esos babosos!
Pero si piensan que podrían estar contentos por siempre... Estaban muy equivocados. Uno de los miembros de la tripulación, con cara de enojo, llegó detrás de ellos y les gruñó; los chicos voltearon a mirar y pusieron caras de inocentes, que no convencieron a nadie.
-Lo sentimos -dijo Rebecca por los tres-, no quisimos convertirnos en polizones, pero es que nos estaban persiguiendo esos tipos.
El miembro de la tripulación no le creyó en nada a Rebecca, pero sus angustias terminaron cuando Michael logró ubicar la Bombonera justo frente a sus pies.
-¡Mira Rebecca! -exclamó- ¡Es la Bombonera!
Todos voltearon a mirar y vieron el estadio, pero Rebecca actuó con rapidez, sacó el yo-yo no yo de su bolsillo y lo mandó, para enrollarlo frente a un árbol; todos los tres se agarraron y se balancearon, para alejarse de una vez del barco.
Una vez libres, se quedaron colgados todos, pero también estaban Michael y Terry agarrados de Rebecca, quien dijo:
-Chicos -dijo con acento crudo, como si alguien la estuviera apretando-, los dos forman un peso que mi cuerpo no puede aguantar. ¿Creen que podrían bajarse... por favor?
-Lo sentimos Rebecca -dijo Michael.
-Ya nos soltaremos.
Todos volvieron al piso y continuaron su búsqueda, pero los villanos franceses lograron salir del agua y persiguieron a los tres. Tras haber estado corriendo hasta la fatiga, los chicos llegaron a la Bombonera, un estadio muy importante del Buenos Aires; así que se detuvieron para descansar.
-Chicos -dijo Rebecca jadeando-, voy a darnos a nosotros un aplauso... -luego comenzó a aplaudir despacio- ... Por que ya estamos aptos al maratón.
-Yo digo... -dijo Terry- que tienes... toda la razón... Rebecca.
-Pues yo creo que debemos seguir entrenando... -añadió Michael- ¡Allá vienen esos tipos!
Rebecca y Terry vieron a los villanos franceses que estaban detrás y exclamaron:
-¡Oh cielos!
Pero Rebecca, con su mente rápida, tuvo un plan.
-¡Los dos! -exclamó- Prepárense.
Lanzó con mucha fuerza su yo-yo no yo, el cual se puso en la cima del estadio; Rebecca se amarró el yo yo a la cintura y fue con sus amigos.
-¡Tomen mis manos, rápido!
Michael y Terry siguieron sus instrucciones y Rebecca activó el robot del yo-yo.
-¡Robot, súbemos!
La cuerda se comenzó a enrollar lentamente, por el peso de los tres, y ascendieron al estadio, dejando a los ladrones atrás. Luego entraron al estadio y se sentaron un momento.
-¡Ahh! -exclamó Terry- ¡Eso estuvo cerca! ¡Por poco y nos atrapan esos malvados!
-Lo sé -contestó Michael-, pero lo importante es que pasará mucho tiempo antes de que vuelvan a molestarnos.
-Pero corto... ¡Antes de que seamos el centro de atención! -afirmó Rebecca.
Los tres vieron que todo el público de la Bombonera los estaba viendo, estaban pasmados y sorprendidos por la forma como entraron.
-¿Qué es esto ché? -preguntó un espectador- ¿Vos quienes sos?
Rebecca, Terry y Michael ignoraron las preguntas de los espectadores y trataron de buscar una forma de salir del estadio; pero lo que no notaron es que se estaba celebrando un partido de fútbol, entre dos equipos de Argentina. Los dos equipos se pasaron mucho las pelotas, tratando que el contrario no se las quitara, en realidad, todo el partido fue my emocionante y divertido... Como para dejarlo pasar. Entonces a Terry se le ocurrió una idea.
-Oigan chicos -dijo-. ¿Qué les parece si vemos el partido? No nos caería mal un poco de descanso.
-¡No Terry! -objetó Rebecca inmediatamente- Tenemos que salir de aquí, esos tipos nos pueden encontrar y dar problemas.
-No lo creo Rebecca -agregó Michael-, estamos en un estadio, y un estadio en un lugar donde se juega un deporte en frente de muchos.
-Sé lo que lo es un estadio Michael, pero...
-Relájate Rebecca, aquí será difícil que nos encuentren. Piénsalo
Rebecca se quedó callada y pensativa por unos segundos, pero luego dejó que su lado divertido hablara por ella.
-Creo que... Podría ser... ¡Qué rayos! ¡Nos caerá bien un poco de diversión!
Los tres buscaron lugares para ver el partido, y ahí el comentarista comentó lo que estaba sucediendo, pero luego llegaron los ladrones franceses de Beauchamp y comenzaron a buscarlos; en realidad... La búsqueda no fue para nada complicada, porque los alcanzaron a ver cerca de la primera fila; fueron allá y los persiguieron. Bajaron mucho y estaban por encontrar a los chicos, pero en el partido se estaba llevando a cabo otra cosa: Uno de los jugadores lanzó el balón muy fuerte, tanto que salió volando a las gradas, mucha gente y lo vió y algunos trataron de atraparlo, pero... Cayó en la cabeza de Rebecca; por el golpe, Rebecca quedó atontada y comenzó a "ver estrellas".
-Mamí -dijo entonces.
De aquí en adelante, dejaré que el comentarista les narre el partido.

"Qué es esto? Una niña pelinegra y extraña agarró el balón, ahora todos la estamos viendo, la joven, junto con otros tres chicos, están con el balón; la niña lo pasa al chico que esta rubio, y luego éste se lo pasa al otro de pelo negro; pero unos tipos comenzarón a perseguirlos. ¡El chico sigue subiendo, subiendo... Subiendo, y... Llegaron a los pasillos! pero podés ver que hay llegaron los tipos esos y están impidiendo su camino. El chico café se la pasa al rubio, y éste a la de pelo negro, luego está siendo bloqueada por tres tipos malos, pero logra hacer un centre que la salvó de una zancadilla; la chica comienza a cabecearla, se la pasa al chico rubio, éste hace un movimiento de bicicleta que aleja a uno de los tipos del otro "equipo". Luego hay mantiene la pelota, la pelota se va alejando de él, pero luego la toma el chico de pelo café; éste se encuentra con uno de los tipos, pero... ¿Qué piensa hacer?... ¡Sobradísimo! El chico golpeó la pelota y le pegó en la cara al miembro del otro equipo. Esto ameritaría una falta.
La chica de negro toma el balón, se lo pasa al chico rubio, luego... Están viniendo dos del equipo contrario para quitársela, pero este chico lo lanzá por arriba... y hace una chilena. Parece que el chico se lastimó"
-¡Ow! -exclamó Michael- ¡Mi espalda! No debí hacer eso!
"La recibe la chica de negro, los tipos comienzan a coger, intentan cogerla, pero no pueden. ¡La chica continúa con el balón a la mano, pero aquí llega el arbitro y comienza a pitar! ¡Ah, caray! ¡Parece que está exigiendo que devuelvan el balón, pero los chicos no tienen mucho tiempo que digamos! Luego la chica se lo pasa al de pelo café, pero el árbitro sigue pidiendo el balón de vuelta! ¡Entonces este chico se acerca... Se acerca... Se acerca... Y llegó a la puerta de entrada"
Por alguna razón, el público comenzó a aplaudir; entonces llegó el gran momento del "partido".
"Se encuentra uno de los tipos, el chico se acerca. ¡La dispara! Y... ¡¡¡¡¡Gol!!!!!"
El público se puso muy emocionado por eso.
"¡Qué golazo de estos chicos! Esta es la primera que me emociono tanto por un partido que está dentro de un partido!"
Los tres chicos se reunieron y saludaron a los emocionados fanáticos, pero de repente uno de los villanos agarró a Terry y lo lanzó, pero antes de eso, sus amigos lo agarraron y lograron evitar que cayera al vacío, ahora los tres estaban a punto de caerse; para mantener firmes, Rebecca usó su yo-yo no yo para evitar que se cayera Terry.
-Bajen chicos -dijo Rebecca-, estamos a salvo.
Terry y Michael se soltaron y cayeron sin ningún problema, pero Rebecca esperó un poco más y cayó con ellos; por su parte, los fanáticos lanzaron cosas pegajosas y sucias a los villanos franceses, los cuales ya no pudieron persguirlos.
Los tres se emocionaron por lo que vieron... Y por la adulación de sus fanáticos.
-Vámonos chicos -comentó Rebecca sonriendo-. Ya tuve mi diversión por esta vez.
-¡Yo también! -exclamó Terry- ¡Viva el Equipo Hamilton!
Michael y Rebecca se rieron por las palabras de Terry, y luego... Abandonaron el estadio.
Bueno... Esa fue la aventura que vivieron los tres chicos, ahora volvamos con Peter, Alfredo y Jessie, en el metro de Buenos Aires.
Los tres chicos estaban usando sus diversas técnicas contra los matones: Alfredo con su capoeira, Jessie con sus artes marciales, y Peter... Con Peter.
En uno de los combates, uno de los tipos comenzó a lanzar golpes contra Jessie, pero ésta logró esquivarlos todos, lo que le dio una buena ventaja, pero de repente sintió que su espalda chocó con un tubo. El matón sintió que era su oportunidad de darle un castigo, pero Jessie se dio la vuelta (justo cuando el matón le mandó un puño), y se colgó del tubo, dio vueltas y estuvo de forma vertical, por lo que lanzó patadas que golpearon al tipo maloso; finalmente cayó al piso y se levantó.
Peter, por su parte, tenía al otro ladrón encima; éste, lo agarró del brazo y lo jaló, pero Jessie tomó su otro brazo y lo jaló hacía ella. Luego comenzó un forcejeo por Peter, quien pensó que lo iban a partir en dos.
-¡Jessie, me voy a partir a la mitad!
-Resiste Peter -dijo Jessie-, yo ganaré el forcejeo.
Siguieron así por unos minutos, luego Jessie recordó una técnica que le enseñó a Peter... Por si estos le pasaba. Jessie le guiñó el ojo y Peter recordó lo que Jessie trataba de decir. Entonces Peter cerró el puño del brazo que tenía Jessie y... ¡Su hermana lo soltó, propinándole un fuerte... Y doloroso golpe al matón que lo estaba jalando, mandándolo completamente al piso!
Los hermanos Hamilton se reunieron, se "dieron esos cinco" y Alfredo se reunió con ellos.
-¡Eh! -exclamó pasmado- ¡Buena maniobra Peter, vos también estuvistes genial Jessie!
-Es esto parte de nosotros -afirmó Jessie.
Pero luego, los ladrones se levantaron una vez más y se aproximaron contra los chicos; estos, por su parte, se pusieron detrás y delante de los matones sin que estos lo notaran. Alfredo y Peter, quienes estabas frente a los matones, pensaron en un plan, pero el "cerebro" de Peter se activó y pensó en algo fortuito.
-Oigan amigos -dijo entonces-. Aquí les va un chiste.
-¿Un chiste? -preguntaron ambos matones.
-Así es, y aquí va... ¿Qué le dijo un metro a otro metro?
Los dos ladrones se quedaron callados para pensar en una respuesta, pero pasaron unos minutos y se rindieron.
-Monsieur -dijo uno de los ladrones-, no tenemos idea.
-¡Oye amigo, mira lo flexible que soy!
Peter se rió, pero los ladrones no. En ese momento, Jessie salió por detrás y les dio una buenísima paliza, con una enorme flexibilidad, lo que supuso la derrota de los matones.
-¡Oye amigos -dijo Peter-, qué flexible eres!
-¡Tú también lo eres! -respondió Jessie con una sonrisa y el pulgar arriba.
En ese momento, todo cambió para los chicos, porque el tren se detuvo y los chicos salieron corriendo, hacia un lugar... Cerca del Teatro Colón.
-Oye Peter -comentó Jessie-, te mentiría si te dijera que ese chiste me pareció gracioso.
-Es que es -respondió Peter- para gente con sentido de humor extraterrestre.
-Lo sé che -concluyó Alfredo.
Finalmente, los chicos se ocultaron en las sombras, por lo que pensaron que estaban a salvo.
-Parece que la pesadilla terminó -dijo Jessie.
De pronto, aparecieron otros ladrones que les aplicaron cloroformo a los chicos, por lo que quedaron incosnscientes. La verdadera sorpresa... Fue ver hay a Jean-Yvón Beauchamp.
-Mieux vaut plier que rompre (Mejor doblar que romper) -comentó-. Hicieron un buen trabajo todos.
-Merci Monsieur -respondió uno de los pillos.
-Ahora llévenlos -ordenó el francés.
-Oui Monsieur Beauchamp.
Se llevaron a los chicos a un lugar desconocido.
Pasó una hora desde la pelea en el metro, y... uno de los chicos comenzaó a abrir los ojos, era Jessie, quien lentamente recuperó la conciencia hasta encontrarse totalmente lúcido, los otros dos le siguieron a Jessie.
-¿Qué es esto? -preguntó la hermana de Peter.
-Parece ser un teatro Jessie -comentó Peter.
-¡Es el Teatro Colón! -exclamó Alfredo.
-¿Y porqué estamos aquí? -preguntó Peter.
-Porque yo los traje.
Los chicos escucharon una voz que tenía acento francés, entonces hay apareció Jean-Yvón Beauchamp, armado con una pistola y con sonrisa de satisfacción.
-¿Tú eres... -preguntó Peter.
-Oui monsieur -contestó Beauchamp-. Mi nombre, como te imaginas, es Jean-Yvón Beauchamp.
-¡El criminal -terció Jessie- buscado por el oficial Maldonado y la Interpol.
-Mademoiselle, es más inteligente de lo que imaginé.
-¿Qué quieres con nosotros Beauchamp? -preguntó Peter.
-Il n'y a pas de fumée sans feu (No hay fuego sin humo). Con ustedes no quiero nada, es con el profesor Hopkins con quién estoy emparentado. Verán, Monsieur Rubinstein, también conocido en la Organización como Cabeza de Piña, desea al profesor Hopkins porque sus aptitudes en la ciencia y en la astronomía le son útiles para impulsar los otros proyectos de Monsieur Cabeza de Piña.
-¿Qué clase de proyectos? -preguntó Jessie.
-El primero: Desea construir varios satelites de Helios para impulsar la creación de rayos y armas que funcionen con energía solar, será algo muy útil y avanzado.
El segundo: Expandir la influencia de Helios hacia niveles muy desmesurados, para que no se necesiten jamás de energía eléctrica.
-En el mercado negro -comentó Jessie.
-Correcto mademoiselle Hamilton.
-¿Mercado Negro? -preguntó Peter- ¿Y cuál es la dirección de ese sitio?
Todos miraron a Peter con miradas extrañas, pero Beauchamp hizo caso omiso de eso y continuó.
-Monsieur Cabeza de Piña tiene otro proyecto, el cual es el de ganar muchos dinero con componentes solares que le ayudarán a ser millonario, expandir sus máquinas a otros usuarios... Y volverse el científico más poderoso del mundo. Tel qui rit vendredi dimanche pleurera. Y ninguno de los otros científicos del mundo será capaz de igualarlo.
-Eso no es algo nuevo -comentó Jessie.
-¡Pero está mal! -dijo Alfredo- ¡La ciencia no es un instrumento para hacer dinero, es algo que deba ayudar al desarrollo de la humanidad; un cinetífico no debe serlo por saciar su hambre de dinero, sino por realmente querer ser lo que busca: Descubrir algo que le ayude y facilite a la humanidad, más de los que ha sonñado! ¡Che, vos estás loco si pensás que tu loco jefe se saldrá con la suya!
-Piensa todo lo que quieras jovencito, pero ya estamos en la espera del secuestro del profesor Hopkins, con lo que vamos a impulsar este proyecto... más de lo que te has imaginado. Gracas a la ayuda del señor Fred.
-¿Fred? -preguntó Jessie.
-El que menos te imaginas tú -continuó Beauchamp.
Pero, sin notarlo Beauchamp, Jessie comenzó a desatar sus propias cuerdas; al puro final, todos estaban libres, y Jessie sugirió... Que fingieran seguir atados para distraer a Beauchamp.
-A mauvais ourvier point de bons outils (Un mal trabajador culpa a sus herramientas). Ahora que los tengo a ustedes, monsieurs y mademoiselle... -Jessie sacó el Trionchaku disparados- ...Temo mucho que tendrán que morir... Y haré parecerlo todo como un accidente.
Beauchamp apuntó su pistola contra los chicos, sin embargo...
-¡Ahora!
Jessie se movió con alta rapidez y disparó el cojín del Trionchaku, por lo que Beauchamp salió volando hacia el muro.
-¡Corran chicos! -sugirió Peter.
Entonces los chicos empezaron a correr por todo el teatro Colón, por su parte, Beauchamp tomó su pistola y comenzó a disparar contra los chicos, pero su mala punteria salvó a éstos.
-Sacre Bleu.
Beauchamp corrió detrás de ellos. Por el Teatro Colón pasaron, por los salones, los cuartos de utileria, las salas bien decoradas, tratando de escapar de los disparos de Beauchamp.
Luego llegaron a los palcos del teatro y se encontraron sin ninguna salida.
-¡Oh no! -exclamó Alfredo- ¿Qué vamos a hacer?
-¡Oui, oui, oui! -comenzó Beauchamp varias veces- Sauve qui peut! Ahora ustedes están bajo mi merced, les voy a disparar y todo lucirá como un accidente. He de confesar que ya me estaba encariñando con ustedes, pequeños franceses, pero órdenes son órdenes, así es que... Mueran.
Beauchamp levantó la pistola y... ¡Sintió que una fuerza extraña estaba atrayendo la pistola, la cual quedó pegada al pantalón de Peter.
-¡Sacre Bleu! -exclamó Beauchamp- ¿Qué paso, por Lyon?
De repente, Peter sacó el Peterphone, al cual le había introducido 22 para magnetizar el celular... Y así atraer todo lo metálico. Beauchamp se enfadó por eso y corrió en su contra.
-¡Chiquillos traviesos!
Por su parte, los tres chicos se agarraron de un telón y se balancearon para ir al piso, Beauchamp se cayó, pero alcanzó a agarrarlos; trató de agarrarlos, pero Jessie le dio una fuerte patada y le hizo caer.
-¡¡¡¡Sacre Bleu!!! -exclamó Beauchamp muy fuerte.
El francés se golpeó con una silla y su cabeza la perforó, se quedó mirando las estrellas y también estuvo derrotado.
Por su parte, los chicos se alegraron.
-"Denme esos cinco chicos" -dijo Jessie.
Luego le hicieron caso y se dieron los cinco.
-Ahora que sabemos el plan de Cabeza de Piña -dijo Peter-, podemos salir y avisarle al oficial Maldonado.
-Cierto Peter -contestó Jessie emocionada-, y vamos antes de que nos descubran.
-¡Pará, pará! -terció Alfredo- ¡Primero vos tenés que buscar a los demás, y a mi pa, deben de estar preocupados!
-Tienes razón -comentó Peter, quien oprimió 44 para activar el radar que conecta los inventos de todos-. Ahora lo que tenemos que hacer es seguir las manchas y podremos encontrarnos con nuestros amigos en poco tiempo.
-¡Vamos equipo! -exclamó Jessie.
-Por cierto... ¿Vamos todos a Mercado Negro, para ver qué nos compramos?
Alfredo se quedó callado mientras que Jessie se puso la mano en la cara en son de vergüenza. Luego fue con su hermano y dijo...
-¡Muévete Peter!
Todos salieron de ahí a salvo, con Beauchamp alejado del mundo exterior.
Pasó la noche y todos estaban de vuelta en el hotel, lo que hicieron fue bailar y reforzar sus conocimientos de tango para relajarse un poco, las parejas volvieron a ser las mismas.
*Peter con Anette, Michael con Jessie y Rebecca con Mackey.
Pero al puro final de aquella fiesta, los chicos se fueron a dormir, a pensar en otra cosa que no fuera Cabeza de Piña, cuando de repente... ¡Algo se cayó y se rompió!
El sonido de eso fue tan fuerte, que despertó a Anette... de nuevo. La joven se colocó sus gafas y fue a ver qué pasaba, salió del cuarto y vió a Peter... ¡Totalmente extraño! Peter caminando, pero de un modo muy extraño.
-¡Ay, Dios! -exclamó Anette- ¡Peter está caminando como un sonámbulo!... De hecho... Es un sonámbulo.
Anette fue a averiguar qué estaba sucediendo, se puso al lado de Peter y lo vigiló, parece que los cincuenta platos de frijoles que comió, produjeron unas reacciones químicas internas que... Lo dejaron sonámbulo.
En ese momento, Peter abrió una puerta y Anette trató de impedirlo.
-¡No Peter! -pero la futura científica cayó al suelo-. ¡Auch! ¡Peter! -exclamó en voz baja- ¿Qué pasa contigo?
De pronto, su joven amigo cayó dormido en un sofá, por lo que Anette se quitó ese peso de encima. La joven vio alrededor de la habitación oscura y vio unos papeles en un escritorio, se aproximó a ellos y los leyó. ¡Eran perteneciente al Proyecto Helios! También había una carta escrita por Cabeza de Piña, en la que explicaba las cosas más secretas del Proyecto.

"Yo, el profesor Alphonse Rubinstein, alias Cabeza de Piña, escribo esta carta con los siguientes proyectos

Atención a todos los interesados, los invitó a todo a una subasta en vivo, via satélite, en su cuartel general, ubicado en una isla cerca de las Malvinas; el propósito de la subasta es vender el Satélite Helios al mejor postor; pueden traer la cantidad de dinero que deseen, no habrá límites y si ganan en la subasta, tendrán el Helios... Para cumplir sus más oscuros deseos, la subasta es auspiciada por el Número Uno y tendrá como propósito el dar fondos para expandir el dominio del jefe... Y el intelecto de Cabeza de Piña; yo, con gusto, los esperó este viernes cerca de las Malvinas. Hablaremos de negocios y de la forma en que el Helios es utilizado.

Gracias.

PD: Aquí puede pasar cualquier cosa, así que prepárense para lo que sea"

-¡Oh no! -exclamó Anette- El profesor Rubinstein, no, Cabeza de Piña está tratando de vender a Helios en el mercado negro. ¡Claro! ¡Eso lo explica todo!
Anette se llevó parte de esa carta, como prueba de los planes de Cabeza de Piña.
Al día siguiente...
-¿Estás segura de esto Anette? -preguntó el oficial Maldonado.
-Sí, oficial Maldonado -respondió la joven-. Rubinstein es un malvado que lo que quiere es vender a Helios en el mercado negro.
Luego se ubicó en la puerta.
-¡Y aquí está la prueba!
La joven abrió la puerta y... ¡Se sorprenderán! ¡Había un cuarto totalmente diferente, con la profesora Devlin viendo unos apuntes!
-¡Oh! -exclamó la doctora- Tú debes la hija del Profesor Hopkins, es un placer saludarte.
La doctora movió su mano para saludar a Anette, quien estaba confundida.
-Pero... pero... pero yo vi...
-Esperamos no haberla molestado profesora Devlin -comentó Maldonado-. Anette dijo que aquí había algo extraño.
-Eso es ridículo -dijo Devlin-. Esto es sólo una parte de trabajo para el personal del Proyecto Helios.
-Lo sentimos mucho.
-No se preocupe oficial.
-Vamos Anette.
-¡Esto no es posible, yo sé lo que vi, y esto es un fraude. Oficial Maldonado, tiene que creerme, yo lo sé!
Pero ambos salieron al final, entonces la doctora Devlin tuvo una pistola detrás de ella.
-¡Eso es profesor Devlin! -comentó Cabeza de Piña saliendo de la sombra-. La mentira me alejará de toda sospecha, además, con usted, tengo mi coartada.
-¡Es un monstruo Rubinstein! -exclamó Devlin- ¡No se saldrá con la suya!
-Eso ya lo veremos -concluyó Cabeza de Piña con una sonrisa maligna.
En ese momento, Anette estaba bastante molesta, se encontraba en su habitación con los demás, quienes trataron de animarla.
-No te pongas así Anette -comentó Peter-, seguramente debiste tener un sueño.
-¡No fue un sueño Peter! -exclamó Anette- ¡Fue muy real, y tú estabas ahí! Sonámbulo, pero estabas.
-¿Segura que sí Anette? -preguntó Mackey- ¿No estás con fiebre por lo que te dijo ese tipo?
-¡No, Mackey! ¡Digo la verdad.. y no detendré hasta que todos la sepan!
Anette se sintió decepcionada por esto, pero luego...
-Yo te creo Anette -afirmó el profesor Hopkins de lejos, lo que reavivó los ánimos de Anette.
-¿En serio papá?
-Sí, sé lo inteligente y lista que eres hija; y si dices que Rubinstein está tramando algo, no dudaré de ti, porque yo sé que buscas la verdad con ciencia y sabiduria. Por eso... Te voy a creer, y te voy a ayudar.
Anette le sonrió a su padre, y dijo:
-Gracias papá.
-Nosotros también te ayudaremos a confirmar todo -dijo Jessie para variar.
-Estamos contigo -afirmó Rebecca.
-No te dejaremos -agregó Michael.
-Después de todo... -concluyó Peter- ...somos el Equipo Hamilton. O todos o ninguno.
Anette se puso más contenta.
-Gracias a todos amigos, eso quieren decir mucho para su amiga.
-Sí -agregó Hopkins-, podremos investigar todo esto al llegar a la Provincia de Santa Cruz, ubicada en la Patagonia.
-¡¿Qué?! -preguntaron todos de una forma inesperada- ¿La Patagonia?
-Pero papá -terció Anette-, si vamos a la Patagonia, no tendremos oportunidad de hacer este trabajo.
-No te preocupes Anette -afirmó Hopkins-, todos los científicos de Helios iremos a la Patagonia, para la Convención del Telescopio que forma parte del Helios, será el lugar perfecto para saber de Rubinstein y averiguar su plan.
Anette volvió a estar feliz tras oír eso de la boca de su padre.
-Perfecto papá, entonces... ¡Todos a la Patagonia!
-¡Todos allá!
Esto sí que reavivó las esperanzas de Anette, la Patagonia, debido a que era un lugar distinto, sería el lugar perfecto para atrapar a Cabeza de Piña... De una vez por todas.

Final de "Los Chicos contra Cabeza de Piña cap. 6

Agradecimientos de páginas.

-Cliches - About the French Language

Por las cosas que dice Jean-Yvón Beauchamp
Datos del Cuento
  • Categoría: Aventuras
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