Dos excursionistas iban recorriendo la montaña, avanzaron tanto que no se percataron que la tarde ya moría, y viendo caer la noche encontrándose lejos del poblado, decidieron para no correr peligro, desplegar sus carpas y pasar la noche montaña arriba. Una vez ubicados ambos en su sitio para dormir, comenzaron los zancudos a molestar a los visitantes evitando con sus ataques que pudieran conciliar el sueño.
Uno de los excursionistas se levantó y como pudo en medio de la oscuridad buscó entre su equipaje el repelente de insectos y se untó por todo el cuerpo, de esa manera pudo ahuyentar la plaga y dormir tranquilo. Su compañero, cien metros más arriba ante el mismo ataque de los zancudos decidió hacerles frente golpeándolos con un periódico, ante lo cual pasó la noche en vela, cansado y con el cuerpo lleno de picaduras sin saber a cuántos insectos logró matar.
Moraleja:
A veces para salir airoso de un problema, es más recomendable protegernos ante el ataque del enemigo, que atacarlo a él directamente.