Había una vez un hombre muy bueno que se llamaba Noé. Vivía tranquilo en un país muy lejano junto a su familia y su peculiar mascota: una preciosa paloma . Un día, Dios comprobó que los hombres se portaban mal y merecían un castigo, por lo que decidió inundar de agua al mundo , pero primero, se fijó en Noe y le pidió un favor. Debía introducir en un arca enorme todo aquello que considerara necesario para garantizar la felicidad en el mundo.

Noé consultó con toda su familia, ya que la petición que le había hecho Dios era realmente difícil de cumplir ¿ a quién metería en el arca para salvarse de la inundación? Después de mucho pensar y pensar, decidió que lo más apropiado sería salvar a todos los animales de los cuentos que tan felices hacían a los niños, y además, se llevó a su inseparable paloma.

Y un día, cuando todos estaban ya en el arca, comenzó a llover, al principio, muy poquito, pero siguió y siguió  y no paró durante cuarenta días y cuarenta noches, inundándolo todo.

Noé estaba preocupado, bajo al sótano para ver a sus amigos y descubrió una bonita escena: los ositos estaban jugando muy entretenidos, el lobo dormía plácidamente, los cerditos jugaban al corro de la patata, la liebre mordisqueaba distraída las zanahorias, los ratones daban vueltas sin parar en una divertida noria que les había construido,  el gato jugaba con una madeja de lana y la tortuga echaba carreras con la rana del príncipe .

No obstante, Noé siguió pensando que debía hacer algo para  que todos aquellos seres pudieran volver a sus cuentos. Así que al día siguiente, Noé destapó el arca y  envió a su querida paloma fuera , la cual volvió al arca sin haber encontrado nada más que agua. Como era muy paciente, Noé siguió esperando y esperando... hasta que pasaron más días, y volvió a enviar  a la paloma, quien no tardó en volver con una rama de olivo entre su hermoso pico. Se trataba de una señal que Noé comprendió rápidamente, las aguas comenzaban a desaparecer.

Así, Noé y todos sus amigos pudieron salir del arca y volver cada uno a su correspondiente país de fantasía, rodeándose de los personajes de cuentos que todos los niños conocen, los ositos con ricitos de oro, el burro, el perro, el gato y el gallo a Bremen, los ratones a Hamelín, la rana a buscar al príncipe, los cerditos a construir sus casitas, el lobo a buscar a Caperucita, el gato a ponerse sus botas y la liebre y la tortuga a jugar en el bosque.... Y colorín colorado este cuento se ha acabado.