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Los tres peces

LOS TRES PECES DE COLORES


Tres peces grandotes salían de la cueva azul donde dormían, se llamaban:

Bravando
Lucafría
Polagondra


Bravando era orgulloso y presumido, tenía unas barbas que le llegaban desde el hocico hasta la cola por debajo de barriga. le gustaba presumir delante de las hembras de su velocidad al nadar y les enseñaba como escabullirse de los peces grandes cuando venían con la intención de comérselos.
Lucafría tenía las escamas de color rosa y brillaba mucho, era preciosa pero tenía que estar casi siempre escondida entre las algas porque todos los peces se la querían comer, incluso los pulpos gigantes la perseguían. Ella era muy tímida y apenas se atrevía a sacar la cabeza de entre las plantas.
Polagondra era una hembra ya mayor que había tenido muchos hijitos y se las sabía todas. A ella no era fácil asustarla, cuando algún pez grande se la quería comer ella soltaba una tinta verde que cegaba al perseguidor.
Iban los tres a una reunión de los peces del Arrecife de coral blanco que había sido convocada por el consejo de ancianos. Ellos querían hablar de un problema que había en la comarca Marina de El Arrecife de coral.
Poco a poco fueron llegando todos los peces, los grandes y los pequeños, las langostas, los cangrejos, los caballitos de mar, las estrellas de mar, los erizos, los pulpos y todos en fin. Unos a otros se empujaban para coger el mejor sitio.
El consejo de ancianos lo formaban:
Una serpiente negra enorme de 100 años por lo menos.
Una langosta tan anciana que casi había perdido todas las antenas.
Un calamar tan viejo que había perdido algunos de sus tentáculos en muchas peleas ganadas.

Traían escrito en la espalda de una estrella de mar el mensaje que les iban a leer:
Empezó a leer el viejo calamar:
" Ya sabéis que los arrecifes de coral blanco que nos sirven de guarida han empezado a ser visitados por unos pescadores humanos que con sus barcas lo ensucian todo y además quieren robarnos el coral del Arrecife ".
Siguió narrando el calamar las fechorías de los pescadores humanos:
“Cada día se acercan con susu sucias barcas y se sumergen buceando hasta llegar a los corales y con unas herramientas oxidadas les cortan los trozos que quieren, con lo que hacen sufrir a los corales que lloran de pena i de rabia por la impotencia que sienten al no poder frenar ese ataque”
Todos los peces exclamaban:
" UH,UH,UH,UH y "
Siguió leyendo la serpiente negra:
" Tenemos que evitar que esto continúe "
" Si, si, si " gritaban todos los peces de la asamblea.
La vieja langosta comenzó a decir:
" Os hemos reunido para que nos deis ideas de cómo evitarlo, entre todos encontraremos la solución "
Todos los peces comenzaron a gritar dando ideas para defender los arrecifes. Era un jaleo enorme, allí no se entendía nada todos gritaban al mismo tiempo. Cuando ya estaban agotados del jaleo pequeña Lucafría subió al estrado y dulcemente les pidió que guardaran silencio. Era tan linda que todos se callaron para oír lo que quería decirles:
" Tenemos que estar unidos entre todos venceremos, he pensado que las estrellas de mar formen un batallón y levanten del fondo del mar todo el polvo que puedan y así enturbiando el agua no se verán los arrecifes. Además pueden contribuir a esto los caballitos de mar agitando sus colitas cerca de la superficie del agua con lo que ayudarán a enturbiar el agua ".
La anciana langosta dijo:
" Parece buena idea pero tenemos que pensar en más soluciones por si esta fallara ".
Bravando el pez azul añadió:
" Entonces un segundo ejército de calamares acudiría a la zona y con sus tintas negras ocultarán al Arrecife así los pescadores no lo verán y se marcharan. Si esto también fallase acudiremos todos a nadar en torno al Arrecife así ocultaremos los corales con nuestros propios cuerpos ".
Polagondra la pez el verde muy preocupada les dijo:
" Los pescadores quieren el coral y nuestros cuerpos no les importan de manera que nos mataran sin piedad ".
Volvió a hablar Bravando:
" Calmaos, calmaos que yo tengo otra solución ".
Todos los peces de la asamblea comenzaron a gritarle pidiéndole que dijese ya su nueva idea.
" Yo tengo unos amigos tiburones que son enormes dan miedo solo verles pero tienen la boca muy pequeña y son inofensivos, a nosotros no nos harán daño pero pueden asustar mucho a los pescadores para que se vayan y no vuelvan ".
Todos los peces empezaron a temblar de miedo al oír hablar de los tiburones estaban realmente asustados pero Bravando les pidió calma:
" No os preocupéis son amigos nuestros, no nos harán daño sólo vienen a ayudarnos ".
Bueno , bueno finalmente consintieron en que vinieran a aquellos tiburones gigantes pero ¿ cómo les avisarían?
Bravando les dijo:
" Haremos que todos los erizos de mar froten sus púas continuamente durante muchos días hasta que les llegue el sonido a los tiburones y así sabrán que estamos en peligro ".
Los erizos estuvieron frotando, frotando las púas durante ver una semana, así consiguieron que en las frías y lejanas aguas donde vivían los tiburones se oyeran las llamadas de auxilio y un buen día aparecieron en manada los tiburones gigantes. Iban en formación militar al mando del tiburón más grande nunca visto. Cuando llegaron se dirigieron a preguntar a Bravando la causa del peligro, y él ser la contó. Decidieron que formarían unas circunferencias concéntricas en torno a las barcas de los pescadores y girarían cada vez más deprisa para asustarles. Dieron tantas vueltas y a tal velocidad que levantaron unas olas enormes que hacían subir y bajar a las barcas con los pescadores dentro aterrados por la presencia de los tiburones y por las enormes olas que amenazaban sus barcas. Una de las olas fue tan grande que volcó todas barcas y los hombres cayeron al agua aterrorizados de miedo por ver tan cerca aquellos enormes tiburones. Pasaron varias horas nadando entre ellos y cuando vieron que no les atacaban los pescadores rompieron a llorar y llorar. El tiburón jefe les dijo:
" Ahora llorais de miedo, pero no llorabais cuando veníais a cortar y lastimer a los corales, sois crueles pero nosotros no lo seremos con vosotros, por ahora. Si prometéis que nunca volveréis a esta comarca y nunca atacareis a los corales, os ayudaremos a volver sanos y salvos a vuestras casas”
Los pescadores prometieron que no volverían nunca jamás y así los tiburones formaron un enorme colchón sobre el que se tumbaron los hombres y fueron nadando hasta la playa de donde habían salido. Cuando los pescadores se vieron en tierra firme salieron corriendo hacia la aldea donde al llegar y contaron a todos lo sucedido y todos los vecinos prometieron no ir nunca hacia El Arrecife de coral blanco.
Los tiburones lentamente volvieron a la comarca de los arrecifes y allí les esperaban todos peces felices y contentos de haber acabado con aquella amenaza. Les prometieron que harían una gran fiesta de despedida.
Lucafría , Bravando y Polagondra pidieron a los peces que recogieran las algas , y los pelos de anémonas caídos por el fondo del mar , con ellos harían unos pastelillos verdes muy dulces que les gustaría mucho a los tiburones. Todos los peces de la comarca estuvieron recogiendo del fondo todas las algas y las anémonas desperdigadas por el suelo y las fueron llevando a la gruta Azul ya que los tres peces que dormían en ella eran muy buenos pasteleros. Estuvieron varios días preparando kilos y kilos de pastelillos hasta que se acabaron todas las algas recogidas. Finalmente hicieron la fiesta prometida y los tiburones se comieron todos los pastelillos con gran placer. Estuvieron comiendo y bailando toda la noche y cuando amaneció los tiburones se despidieron de los peces de la comarca y nuevamente en formación militar se fueron alejando en dirección a las lejanas aguas de donde vinieron.
En el Arrecife volvió a reinar la calma, cada uno de los habitantes volvió a sus asuntos y decidieron que para el próximo otoño harían una asamblea para elegir a los nuevos ancianos de la tribu ya que los actuales estaban muy cansados.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Datos del Cuento
  • Autor: Cristina
  • Código: 3137
  • Fecha: 20-06-2003
  • Categoría: Infantiles
  • Media: 5.93
  • Votos: 73
  • Envios: 16
  • Lecturas: 8617
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