Más alla,
estàs tù,
silencio que pasas entre las olas del mar,
y aquello,
es màs que tu nombre,
amor que lo es todo,
barrera franqueable,
de mil colores.
Antes de mi era el tiempo,
mi silueta inerte de luz,
clarividente,
mi cuerpo es màs que un trozo de tierra alada por un par de manos inquebrantables.
El dìa de hoy no existe,
te has ido,
cuanto apenas te alcanzo a pronunciar,
me doy cuenta que el minuto en que me encontraba debajo del mar,
es ya pasado.
El futuro que esta en mi mente,
es hoy,
mañana no habrà màs sino un par de delfines atribulados,
que veràn pasar las horas debajo del manso sol, que inexorablemente,
con su rojo color se torna en tarde la vida.
La muerte no es nada,
el primer paso a nosotros,
el recuerdo de una vida transcurrida
y que hoy serà pasada,
vendrà a nosotros por la mañana para visitarnos
y al abrirle la puerta,
una vieja canciòn nos servirà de compañera,
que no dirà que el dìa de la demora ya ha pasado
y vendrà con prisa,
deseosa,
no de verme,
de pertenecerte,
de inverosìmilmente,
encontrarte,
meciendote en mi silla,
que hoy he comprado,
con el ùnico aliento que me da la calma.
Más allà de todo aquello,
estàs tù,
como una diosa bendita,
libre de todo remdordimiento,
ajena al mal,
tan clara como la fuerza de una orquidea,
màs terza que el pètalo,
a la orilla del lago helado
y que se refresca de tus labios,
que es carne viviente,
hoguera incandecente,
anudado como un camino,
que me llevas al vertigo de la pasiòn màs densa, arrebatadora y tenaz,
para que cuando al fin del dìa,
la balsa deambule tan sòlo con nosotros dos,
sin fin ni destino.