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MELOZAL: LA LEYENDA DEL SACERDOTE GARMONIO.

Corría el mes de abril del año 1929, cuando un sacerdote, más bien anciano, llegaba a la aldea de Melozal para prestar servicios en una vieja Capilla que se encontraba ubicada al norte del poblado en un fundo vecino. Era familiar muy cercano de los dueños de esta propiedad. En este recinto sagrado se reunían feligreses más bien de extracción humilde y algunas personas pudientes de origen campesino. Al principio fue muy bien recibido por los lugareños que estaban muy impactados por el reciente terremoto del primero de diciembre de 1928, que había destruido muchas casas de adobes, muriendo cuatro inquilinos y una anciana, madre de dos de ellos. Se dedicó a visitar las casas y se hizo muy querido por toda la gente. Era un ex-religioso franciscano secularizado. En ese tiempo la mayoría de la gente del lugar acudía a la Parroquia de Huerta de Maule a cargo de los Franciscanos para casarse, bautizar a sus hijos, etc. porque en esos años no existía la Parroquia de Santa Rosa de Melozal, fundada muchos años después. Lo que más hacía este sacerdote era celebrar una Misa Dominical, enseñar el catecismo a los niños y adultos, confesar, administrar la extrema unción y misionar. Era costumbre que una vez al año se realizara una misión en la casa de fundo donde se hospedaba el religioso, venían sacerdotes para administrar los sacramentos. La presencia de este religioso fue bien vista por los franciscanos de Huerta de Maule. Esto fue los primeros años.
Se veía al anciano ministro conversar mucho con un joven recién casado, muy estimado por los aldeanos. Primero fue un rumor que se fue extendiendo por el lugar. Pero, lo más sorprendente fue que, a vista y paciencia de todos, el religioso y el joven aludido, se paseaban por el polvoriento camino principal de la aldea, completamente embriagados y besándose como una pareja de enamorados. Nadie dijo nada, fuera de comentar detrás de las puertas, salvo la esposa de este joven que pidió audiencia al primer Obispo de Linares, (que había llegado hacía pocos años y que conducía la nueva Diócesis de Linares) para darle a conocer esta situación. Según los datos que una Dama de Melozal dejó registrados en su diario de vida, el Obispo no le creyó. La pobre mujer le contaba a todos qué le había dicho al purpurado: “El Padre Garmonio me quitó a mi marido.” Este amorío duró varios años, impune. El nombre Garmonio, parece ser una mala pronunciación de un nombre o apellido francés o alemán.
Pero, este no fue el único hecho de este sacerdote; con el dinero que recibía de las ofrendas les pagaba a adolescentes varones favores íntimos. A los niños los seducía con regalos y atenciones. Nunca los forzó, los seducía. Se le veía todos los sábados en la tarde, rodeado de niños y niñas de siete, ocho y nueve años aproximadamente que asistían al catecismo. A todos los dueños de fundo les pedía dinero, porque según él era muy pobre. Después se supo que era dueño de cinco casas. En sus prédicas siempre hablaba que el cuerpo humano era una basura, que este mundo no valía nada. Esto impresionaba mucho a sus oyentes, porque todos sabían que vivía en orgías y siempre conseguía que las personas más acaudaladas lo invitaran a almorzar y a fiestas de cumpleaños y santos. Montaba un hermoso caballo negro.
Según el viejo diario de vida, este sacerdote pasaba por “periodos de conversión,” en los cuales se dedicaba a ayunar y hacer penitencia. Semanas enteras las dedicaba a orar en un bosque cercano a la Capilla. Una vez estuvo veinte días sin ser visto por nadie. También reunía mucha ropa, alimentos, frutas y salía a repartirla por las casas más pobres. Antes de saludar les decía a la gente: “Estoy haciendo penitencia por mis pecados. Les quiero dar estas cosas de parte del Señor que los ama.” La gente se emocionaba o quedaba sin saber que decir y les recibían las bolsas envueltas en papel de regalo. Predicaba que había que arrepentirse de los delitos cometidos. Pero, este fervor se le agotaba en algún momento misterioso y volvían a escucharse los rumores de que había vuelto a sus vicios. Se dice que nunca intentó seducir a un niño o adolescente de las familias más acomodadas del lugar. Siempre compró o sedujo a niños y adolescentes pobres. Muy pobres. Al parecer todos sabían que mientras se le tratara a plena luz del día y en público no había que temerle y los niños y niñas del catecismo unos a otros se cuidaban. Siempre había un adulto cerca de ellos. La comunidad se adaptó para convivir con él sin tener que rechazarlo totalmente. Los ritos en latín de la misa les parecían sagrados y el sacerdote no los podía manchar con sus pecados. Se habla de una dama de Melozal muy piadosa que intentó llegar a su alma y “salvarlo” pero le faltan hojas al diario para saber en detalle que ocurrió, es la única fuente que lo menciona. Esta mujer de bien, murió de edad muy avanzada, con una fama de santidad, y hasta el día de hoy se le recuerda en Melozal. Uno de los vinos de exportación que producen sus parientes que le sobreviven, lleva su nombre.
Se perdió la información sobre los últimos años del sacerdote Garmonio en Melozal, cuando se fue y por qué. Quedó un rumor que había intentado seducir a un niño que era hijo de la empleada doméstica de la familia que lo tenía en su fundo y por esto se tuvo que ir de Melozal el año 1937, en pleno invierno. Estos rumores están registrados en el diario. Al parecer la autora de este diario, (cuyo nombre se perdió con las primeras hojas carcomidas de este manuscrito, pero se sabe quién lo escribió) registró estos rumores años después de ocurridos.
Al leer este diario semidestruido que se encontró en un viejo baúl que pertenecía a un descendiente directo de la familia que recibió a este Sacerdote a finales de los años veinte del siglo pasado, la persona que lo descubrió no podía dejar de preguntarse: ¿cómo fue posible que pasara todo esto sin ser sancionado? La autora de este diario menciona a un cura de Talca que conocía este lado oscuro del Padre Garmonio. En el viejo diario semi-carcomido por la humedad y los años, se borró el nombre de este sacerdote conocedor de este hecho repugnante y a la vez sorprendente y humano, pero se alcanza a leer su apellido: Soto.
El diario dice que el Presbítero Garmonio falleció en Chillán, para el terremoto del 24 de enero de 1939, donde tenía familiares. Lo encontraron muerto con un joven adolescente, íntimamente entrelazados en un dormitorio de una vieja casa de adobes, que pertenecía a los padres del religioso. Pero, el mismo diario registra otras dos versiones, que la autora desestima según su criterio. Una dice que Garmonio falleció muy anciano en el convento franciscano de Chillán viejo y otra que falleció en la aldea de Huerta de Maule y está sepultado en el cementerio de esta localidad rural de la Región del Maule. ¿Esto podría indicar qué este sacerdote se fue de Melozal mucho antes de su muerte y dejó esta etapa final de su vida en penumbras? Hoy entre los feligreses de Melozal se habla de un religioso vicioso y abusador que habría vivido en este lugar, pero se pierde su perfil entre recuerdos borrosos.
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