Cerré los ojos tratando de buscar la armonía dentro de mi alma, respire hondo, muy hondo, inhale el aire después de contenerlo unos segundos, al fin me sentí bien, sentí una quietud que uno pocas veces tiene la oportunidad de contemplar.
Ya armonizado corporal y mentalmente, quise comunicarme con mi inconsciente, pero por mas que tratara y llevara mi concentración a los extremos, esto resultaba imposible.
Me imagine que debería recordar un objeto que se me hubiera perdido ya hace mucho tiempo y la finalidad que me proponía seria encontrar ese objeto perdido el cual era imposible recordar. - Pero que tonto soy debe ser inconscientemente.
No sabia ni que trataría de buscar, solo algún objeto que hubiera perdido ya hace mucho tiempo, pero simplemente ¡no! Por mas que esforzaba mi mente, todo se nublaba y pareciera que las letras se escurrieran del cuaderno, para no tener ninguna respuesta.
Decidí mandar todo la carajo, me dio coraje y por un momento pensé que la clase de la profesora margarita, era toda una tontería, era inútil, no hay respuesta por mas que trate de buscarla.
Decidí no hacer nada, me puse a ver televisión por unos minutos y después me hice de comer, paso por mi mente la imagen de un haragán el cual no hace la tarea. – en fin lo que no lo puedes hacer y lo has intentado es mejor dejarlo en paz. Así pasaron los minutos tratando de perder el tiempo, ya quería que el día se acabara.
Después de “descansar un rato” me dirigí al cajón donde guardo mis papeles, quería revisar cada una de las cartas de mis amores pasados.
Revisando entre tantos papeles y libros, de uno de ellos como si fuese una mujer embarazada broto un reloj que había perdido ya hace muchos tiempo, ¡¡¡¡oraleeee!!!! Si funciona, mas que sorprenderme al darme cuenta de que la profesora Margarita no mentía acerca de su clase, era mas mi felicidad por el reloj que había encontrado, este era el recuerdo mas preciado, mas grato de una persona que estime mucho.