Presento al silencio como protagonista de esta noche estrellada, en la cual, una leve brisa acierta a entrar con esfuerzo por las ventanas abiertas de mi balcón.
Sentada en el suelo, observo el cielo, iluminado por miles de luceros, observo mi calle, me gusta ver gente paseando feliz por ella, ellos no pueden verme, pues la oscuridad intensa presente en mi balcón, destacada por la noche mágica que se presenta fuera, me camufla, ayudandome a pensar...
Reposo el vaso de café en el suelo, está demasiado caliente como para tomarlo, es una noche de verano y el calor es axfisiante. El humo dibuja ondas en mi refigio oscuro. ¿Donde estarás?. Mi cabeza siempre ronda un mismo tema desde que te conocí. Parece que mi imaginación se redujo desde entonces, hace ya un año más o menos. Recuerdo con claridad todos tus movimientos, tus miradas, las primeras palabras que me dirigiste. Estabas de pie junto a la barra de aquel café, tu lugar habitual, yo ya te había visto otras veces, conocías a la camarera, te veía hablar con ella. Nos presentaron, tuve que disimilar mi alegría de haber llegado por fin a conocerte pues yo ya me habia fijado en ti mucho antes, en tu pelo negro, tus ojos penetrantes, tu sonrisa y tus miradas. Me gustabas. Eras amigo de Angel, compañero de trabajo. ""Encantado"", me dijiste ofreciendome la más linda de tus miradas...
El ruido de la calle me despierta de esta reflexión. Unos chicos ríen golpeando litronas vacías haciendolas estallar contra cualquier bordillo. Es sábado por la noche. Se nota, la gente sale a divertirse, a olvidar sus preocupaciones, algo que siempre detesté desde que te fuiste.
Si estuvieras conmigo, saldríamos juntos por las calles, cogidos de la mano, riéndonos de todo, olvidando... Y de nuevo, silencio. Los chicos se alejan, dejando a su paso un breve murmullo. ""¡No os vayais!"". Me ayudaban a calmar mi soledad.
Cojo de nuevo el café entre mis manos, tomo un pequeño sorbo, está templado, te gustaba el café templado, te encantaba que yo te lo preparase, con tres cucharillas de azucar. No lo olvidaré jamás.
Deseo haber preparado dos tazas, deseo que estuvieras conmigo en estos momentos, deseo una mirada tuya, un apoyo, un signo de admiración. Te quiero, aunque eso no debería ser así.
No hay nadie, me acompaña el silencio, tan solo la luz de la mesita ilumina mis ojos. ""Silencio"", ""Silencio"", no eres con quien deseo estar, tus abrazos son amargos, tu amas la soledad.""Silencio, deja de hablarme, no quiero escucharte más, quiero ver a mi amor, respirar su aliento, escuchar su voz, sentirle de nuevo, salir de esta penumbra en la que me dejó, cuando su corazón ambicioso a otro amor encontró.""