CAPITULO 13
Chile 1986
Cuatro años más tarde, la venta de aquella casa nos procuraría, tal vez, la primera gran alegría. Nos permitiría regresar, por la primera vez, juntos a nuestro verdadero hogar, Chile. Fué en el verano del 86, un 15 de enero, en pleno invierno canadiense.
Una vez en el aeopuerto de Pudahuel, fuimos recibidos oficialmente por Alicín y Humberto y por Noryta y su Ricardo. Tiempo después, el Negrito Ricardo cubriría las primeras páginas de los periódicos más sensacionalistas, envueltos en misteriosos y numerosos amores clandestinos. No olvidemos que el negro en sus tiempos de "peace and love" aconsejaba las parejas que se preparaban al matrimonio. Negro fornicador. Atenciones de lujo, cariños, aprecio, todo fue preparado con amor y dedicación, nos dieron mucho más de lo que podíamos merecer.
Fué instant‡nea la alegría de sentirnos protegidos por nuestro cielo, volver a escuchar voces casi olvidadas, sentir cual golondrinas saladas nuestros nombres cantar. Hubo abrazos, nudos en la garganta, llantos aprisionados por tanto tiempo prontos a estallar y los más hermoso, la carcajada espontánea y franca.
Fiesta de pañuelos, de amigos que te llaman, te reclaman, te quieren abrazar y tú lo sientes como olvidadas golosinas para el alma, en fin ¡que felicidad! Seguirá la fiesta, la comida sin cuartel, vuelta a los marisquitos compadre, vinito de mi tierra ensuciando el mantel, mantel blanco de fiesta, de platos olvidados, de manjares exquisitos y de pastel.
Compartí con mi suegra, con la suavidad de quien hubiere contado siempre con su bendición, no me había equivocado en mis apreciaciones primeras y quedé satisfecho y contento. Sentí esta vez el nuevo cariño de María Eugenia. Todo parecía indicar que mis próximos pasos deberían indicarme el camino del regreso, sin embargo, debo confesar que la presencia militar me repugnaba, aunque aplaudía el nuevo coraje de mi pueblo, que seguía luchando contra la muerte, esta vez, desafiando el miedo. Participé de esas manifestaciones y pude palpar como ese pueblo misterioso iba imponiendo poco a poco su heroica voluntad. Se había organizado votaciones populares, improvisando urnas en varios centros neurálgicos de la ciudad, naturalmente estas votaciones ilegales y sin repercuciones oficiales, no tenían otro atractivo que de mantener la llama viva de una democracia que no debía desaparecer de los sueños nuestros y demostrar al tirano y sus secuaces que el pueblo siempre se las arregla para burlarlos y termina por vencerlos.
Una noche, venía con Claudito de vuelta del departamento de Alicín a casa de Nory. Serían cerca de las 10 y media de la noche. Encondidos en las sombras del Liceo 7 de niñas, en Providencia, dos niños disfrazados de milicos fantasmas, me salieron al encuentro. No exagero, pero las metralletas que portaban eran más altas que ellos. Me pidieron cigarros, no fumo, dí como respuesta, apresurándome a demostrarles que lo que decía era cierto. Rodrigo se me apegó a mis rodillas, exactamente y de la misma manera que lo hiciera a la edad de 2 o 3 años, cuando nos vimos mezclados en un asalto a un almacén, en Charlesbourg. Luego, me pidieron plata, les estiré cien pesos. Me comentaron: -Usted sabe señor, la situación está tan difícil- Me dispuse a retirarme, se me achicaron los pasos y se me apretó el culo. Por algunos segundos, creí sentir el olor a pólvora y a muerte del 11 de Septiembre. Las cunetas se me tiñeron de rojo y la rabia color demócrata cristiana. Las dos cuadras que me quedaban de distancia, se convirtieron en kilómetros interminables y pinocheteros.
La sonrisa de amigos, carcajadas de ayer, que florecieron con el ansia de recuperar aquello que nunca debimos dejar, que nunca hemos perdido, parecía alejarnos, por momentos, de estos ajetreos políticos, que yo, sinceramente, bendecía.
Carrascal, Bleriot
Un día visité el barrio, en que yo nací y en donde aprendí a vivir mi juventud. Me pareció, sin embargo, todo tan cambiado, todo tan pequeño, sólo los árboles se habían alzado en enormes gigantes de frondosas melenas verdes. Todo tan silencioso, quizas porque no ví niños jugando en la calle o porque no erán las mismas risas de antaño, ni la de mis amigos.
Juanito casado, bella mujer, Rudy también y ¿Qué pasó en mi barrio? yo me preguntaba y no me pude contestar. Faltaban los cabros de toda una vida, faltaba la pelota de fútbol para ir a chutear, faltaban las rabias de caballeros serios y adultos como Juan Bascuñan, faltaba la risa de Don Juan Escobar, faltaba Nonita y su encanto especial, faltaba el Quiko, la vieja Tita. Faltaban los volantines del Lucho González en alegres comisiones con Don Modesto Torrijos, faltaba el Checho, el Chico Nélson y Alan y sus Bates. Faltaba la choncha de Morales,faltaba el Caco y Don Segundo, el Lauchita, el Germán,en fin, faltaban toititos y también los que ya no están, calle de mis sueños,esquinas de mi primer andar.
El poema II "Reveil" en Sagitario, está impregnado de aquellos recuerdos "Éxtasis de primavera, de mi juventud, de mi amor, de tu amor Noni......"
Recuerdo que por ahí por el mes de febrero, en casa de los que fueron mis vecinos por casi 20 años, nos preparábamos a festejar, a la orilla de un brasero, en el que un delicioso asado al carnicero, haría las delicias de impacientes comenzales en actitudes románicas. Sin darme cuenta y en momentos en que nos encontrábamos en el patio, me sentí suspendido. y sumergido en fantasías.
De pronto me pareció, que al encaramarme al muro que separaba, la que fue mi casa, me encontraría, irremadiablemente, frente a frente a mi anterior destino y el aroma de mi madre me penetraría el alma y quién sabe si me vería jugando en mi propio jardín......,la infancia. Sin embargo, no quise entorpecer, con mi curiosidad, la pasada belleza de tan noble pasado y desistí, casi llorando, de gritar ¡mamáaaa! para saber que no estaba soñando. Al tiempo, creí sentir al piano, suaves melodías de aquellas, que en aquellos tiempos interpretaba, Carlos, mi hermano, melancólicos acordes de los meses del invierno y también del verano, que parecían agradecer que guardara esa tierna intimidad de antaño. ¡Papáaaa!, llamé en silencio y una lágrima azúl, como sublime respuesta, vino a humedecer mi rostro.
Volví mi atención al carbón para separar mi alma de esa dulce sensación de sueños evocados de mi infancia........y ví a Morales revolver recuerdos en carbones de colores y alumbrados por el fuego, Gómez, pensando en la esperanza de administrar el alma y el Urense, entretenido jugando al jovencito en caballitos alazanes por potreros del mañana. Mamá Rosa repasando fantasías y vistiendo una y mil princesas prisioneras de belleza en poemas de mil fuegos. Volvieron mis candelabros de cobre, envueltos de mil noches. Lola agradeciendo este encuentro, con su franca risa, benndecía, casi sin saber lo que allí estaba ocurriendo.
Todo me parecía un cuento envuelto en papelitos traviesos, volantines de los niños jugando por el cielo y fue sueño o fue cierto, un día del 86 yo estuve en medio del más hermoso de mis conciertos, concierto de amigos, concierto de camaradas viejos, concierto del mundo que grita en silencio -¡Frenen el ímpetu del misterioso viento que se lleva con nuestras vidas estos recuerdos sagrados, y tan buenos recuerdos!-
Mi sueño transformóse luego en melodiosa realidad y sentí cantar boleros, poesías de verdad, acordeones en las hojas y tangos de mi edad. Desfilaron por entonces mil recuerdos y muchas voces de secretos infantiles y de goces sin final.
Nuestras playas
Seguirían los paseos, lugares olvidados de mis cuentos, el verano, las olas confidentes de tanta risa de tanto llanto, enamorado de la vida tenía derecho de seguir soñando.
Viña, Valparaíso, Zapallar, Playa Blanca y tantos otros lugares en que volvimos a respirar el aliento de las olas y a dormirnos bajo los ronquidos del mar. Caminamos incansablemente la ciudad y aunque me sentí atacado y perdí un poco de dinero en esos paseos, no es menos cierto que la acogida y el cariño entrañable que nos fue prodigado por donde fuimos, recuperaba con creces ese momento tenso y mal venido. Recordaré por donde valla si, la palidez de mis tres pequeños y la desesperación de Lulú de no poder ayudarme.
En el norte, luego de organizado viaje, nos encontramos alojando en agradable compañía, en flamantes carpas y muy cerquita del mar, sintiendo casi la arena.. Fue un relajo sublime. Volvimos a reir a carcajadas, a hacer chiste de todo y de todos, me puse a hablar al revés, a imitar un perfecto gangoso, actuaciones celebradas con enorme alegría y regocijo por todos, especialmente, por los niños y los jóvenes. Una de esas tardes Pilar, ¡Qué hermoso nombre!, amiguita de mi sobrinita Claudia, llegó con su pololito de verano. Yo entretanto jugaba al gangosito, reíamos a carcajadas. El jovencito no comprendiendo exactamente lo que sucedía, se atrevió a insunuar una suave protesta: -no es cristiano reírse así de un enfermito, dijo en voz baja. La carcajada estalló m‡s sonora aún y nos estuvimos riendo casi toda la noche.
Me emocioné rápidamente con el cariño especial que desperté en una sobrinita que, hasta ese momento, no conocía, Carolina y también con mi principe Felipe, la inocencia de los niños siempre me ha sido sublime. En Sagitario, "Vuelta en tren" fue inspirada por dos pequeños que creyeron que yo era el maquinista de sus sueños. Recuerdo que el niño se llamaba Cesareo, de la mocosa no puedo acordarme.
El reencuentro con mi hermana Xime, fue de una emoción intensa, vivida en segundos, como si no nos hubiéramos atrevido a abarcar recuerdos vividos, en tiempos en que fuimos más amigos que hermanos. Fué como decirnos antes de hablar, calla, no hay más nada que agregar, la vida es la vida mi hermano y hay que saberla jugar.
Una llamada de Canadá prendió mi optimismo, se lograban, al fin, los medios económicos para dar inicio a tanta tarea y tanto proyecto que nos habíamos forjado con mi amigo argentino.. Son estos los proyectos de los que hablo al comienzo de esta pequeña historia.
*******
Oye, Ámira! te busqué,
para ir contigo por la vida,
y estoy temblando, ....¿lo ves?
y no, .no...porque .....te vayas
sino porque me quedo solo.
Jaime León
*********
CAPITULO 14
El Retorno
Los días felices tocaban a su fin, debíamos volver a nuestra realidad y emprender el retorno. Si la acogida fue brutalmente emocionante y triunfal, la despedida fue triste, nerviosa, volvieron los nudos en la garganta y los llantos se atragantaron, volvieron las voces mudas, voces del silencio.
Dejabamos atrás los sueños y volvimos a instalarnos en Canadá, en la ciudad de Québec, aparentemente de buen paso ya que comenzaría a trabajar inmediatamente desde mi llegada y con un salario confortable. Soñé entonces con recuperar la casa y efectivamente meses más tarde haría construir una, en un lugar muy interesante de la ciudad.
Una vez construida, se despertaron los brujos y por ése "no sé qué", me encontré sin trabajo. ¡Que golpe carajo! Lulú desesperó como era lógico y soñó con volver a Chile, volvía a connvertirse en panacea nuestro querido Chile. La insistencia de las invitaciones que recibió, no ayudaban en nada nuestra causa, y puedo decir que a partir de ese momento empezó mi calvario. Las cuentas se acumulaban, las reclamaciones judiciales se sucedían y la asistencia social se hacía sal y agua. Lulú siguió trabajando y en muchas oportunidades su dinero nos permitió comer con decencia.
Gracias a Dios, la casa se vendió y pude pagar tanto acreedor y disponer de algún centavo para respirar. Le regalé un viaje a Lulú, mejor dicho pude devolver una parte de su constribución y ella decidió ocuparla en volver a Chile.
Volvieron a despertar las esperanzas y comenzaron a sucederme cosas increíbles, viajes a República Dominicana relacionados con un proyecto de rehabilitación de una mina de yeso. Fuimos recibidos con honores diplomáticos (sin sueldo) y albergado en los mejores hoteles de Santo Domingo. Estos viajes en tanto que traductor e intérprete, se repitieron incesantemente.
Estos viajes se convertirían para mí en sueños increíbles. Debo decir que mi amigo César, de origen argentino, es un hombre muy bien relacionado en varios países de la América morena. Es así entonces que iniciaríamos un primer proyecto en Colombia y que desgraciadamente nunca se concretizó y luego seguiríamos con la República Dominicana. Para ello debimos interesar hombres de negocios canadienses a participar en esta empresa. En aquel país, cuya gente es maravillosa, nos recibieron como una delegación más que especial. Alojados en los hoteles más elegantes de la ciudad de Santo Domingo, su capital. Dispusimos casi siempre de chófer privado para nuestros desplazamientos interiores, es así que recorrimos la isla, visitando entre otros, Puerto Plata, Santiago de los Caballeros, Barahona etc.
En un momento vendría a sufrir y a conocer en carne propia y por la despreciable actitud de un "personaje" que hasta ese momento pretendí amigo, el poder del maldito dinero. Me acuerdo que César me pidió interesar un geólogo, profesional necesario a una de las visitas que debíamos efectuar a la mentada mina de yeso, afin que nos procurará sus impresiones profesionales primeras, luego de la visita del yacimiento. Por intermedio del pretendido amigo, chileno por añadidura, que trabajaba a mi entender como ejecutivo en una Universidad de Québec, nos recomendó a uno de sus compañeros. Los acontecimientos se precipitaron y nuestro amigo chileno se vió invitado a este encuentro y por esas cosas de la vida, sintió el olor del dinero fácil y trató de conquistar, cosa que logró ampliamente, la simpatía del hombre de negocios canadiense, de manera de suplantarnos con dudosa habilidad. Lo único que consiguió de esta manera, fue el desprecio frío de amigos tanto de la República Dominicana y el nuestro, además naturalmente la de aprovechar su malhonestidad para retirar beneficios de aquel hombre de negocios.
Yo trabajaba sin salario, pero con el compromiso que si alguno de los proyectos era aprobado, sería convenientemente remunerado. Muchas veces creímos que todo estaba listo y que el momento de verdad había llegado para nosotros, sin embargo, hubo siempre una sombra que no permitía tal lujo. Sigo trabajando, y nada sucede de positivo todavía
Porque en noches como ésta
la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta
con haberla perdido.
Aunque éste sea el último
dolor que me causa,
y éstos sean los últimos versos
que yo le escribo.
Pablo Neruda
CAPITULO 15
Una pesadilla me persigue, me veo atropellado por un horrible taxi negro, siento risas locas y despierto sobresaltado.
Este andar por la vida casi desnudo y más en un país que parecía ofrecer tantas posibilidades, fueron minando mis relaciones amorosas. Otros trabajando en aseos, lograban comprarse en su tierra su propia casa y nosotros con tanta formación y cultura, no éramos capaces de salir adelante. ¿destino?
Lulú, sin embargo, volvió varias veces a Chile. Lo hacía en los momentos menos propicios. Cada partida dejó un sabor amargo en el corazón de los niños, que nunca comprendieron el quedarse sin su madre para la navidad. 1989, 1990, 1991 y 1992, fueron años de inmensa pena para los que quedábamos postergados de su cariño, de sus atenciones y de sus regalos. Sentía un extraño e increíble cariño por Alicín, su hermana, quien estuvo de ejemplo siempre en sus recuerdos y en mi casa. Llegué a imaginarla exageradamente Diosa de sus sueños. Lulú necesitaba su proximidad, buscaba una mamá que la tomará de la mano y la condujera por el buen camino, el cariño de Alicín era recíproco, sincero y muy egoista. Lulú confesaría tiempo más tarde que su hermana la quería para ella. Debo decir que la fuerza de carácter de Lulú, unido a la gran generosidad, la convierten en un ser mitológico e invulnerablre y esa fuerza irresistible provoca un atractivo particular en su hermana Alicín, sobre todo, ya que ella, es en el fondo una niña muy tímida.
Sin embargo cada vez que volvía, lo hacía cargada de regalos, había que justificar de alguna manera, tan increíble ausencia. Parecía que estando allá en Chile se daba cuenta que nos amaba infinitamente pero cuando estaba junto a nosotros, era en Chile, que la reclamaban. Uno de sus regresos, nos dejó el alma en un hilo, el avión que las conducía, digo conducía ya que ese año viajó con María Inés, hasta Argentina, sufrió un accidente. Para no asustar a los niños, debí ocultar, un día entero, mi preocupación mi angustia y mi pena.
Ya nada parecía importar a Lulú, se volvió más reservada y no nos entregó otra cosa que horribles depresiones y quejas diarias.
Vovió a viajar y a su regreso, sólo duro un mes conmigo, ya no quizo saber más de caricias y se aisló, pretextando mis ronquidos.¿Qué había pasado en Chile? Que extraño, la misma pesadilla, dos veces la misma noche. ¿premonicion?
En esos momentos llegaban rumores que por indecentes, no quise a priori escuchar, mas su comportamiento me obligaba a instalar la duda que hasta hoy me lascera el alma.
¿Cuál será la verdad? y si es así, ¿Porqué no me lo dice?. ¿Quién es Horacio? ¿Qué relación con mi pesadilla y un enorme taxi negro, negro como la muerte, el odio y la rabia juntos?
Con desesperación, escribí a mi cu¤ada Alicín, ella no comprendió mi estado y su respuesta fuera de alejarme las dudas que se intalaban en mi alma, me dejaron atónito. No hubo un desmentido categórico, sólo se limitó a decirme cosas como "No has sabido llegar al corazón de Lulú y que si estuviera enamorada y que si yo realmente la quería, como yo mismo decía, debía estar sumamente contento, ya que el amor es entrega, es desear para el otro toda la alegría del mundo, aunque éste nos haga sufrir, entonces, si la sientes feliz, debes estar tú, más feliz. Muy hermoso, pero su respuesta me dejó un gusto de poca generosidad, y muchísimo egoísmo denotó en esa reflexión. No soy de aquellos que están dispuestos a aceptar este tipo de comediones radiales, de tan pésimo gusto. Extraño en Alicín, muy pero muy extraño. Puede que ella no alcance a Imaginar la angustia de Patricio, si su madre lo abandonara, por un pretendido enamoramiento.
Junto con su punto de vista, me confesó que Lulú era su mejor hermana. No me cabe duda alguna y debe ser también la mejor tía, la mejor hija, la mejor amiga ¿Porqué no? Partió siempre llena de regalos a compartir su alegría y su generosidad a Chile, mientras nosotros debíamos conformarnos conque recibiera medallas por ser la mejor hermana, la mejor tía o la mejor hija del universo. No, yo no puedo creer en esa forma de ver la vida. Hubiera preferido verla decorada, como la mejor esposa y la mejor mamá y punto.
Un día, y siempre por mi culpa, naturalmente, decidió quitar casa, hijos y marido y partió a Montréal, (?) Otra vez, que importaban los hijos, había que dejarlos a cargo del irresponsable.
Es probable que Lulú esté enferma, yo personalmente, aunque quisiera, en las circustancias, no soy la persona más indicada para ayudarla. ¿Cuál es su angustia?
Ama con extrema generosidad sus hermanos, su madre y en particular Alicín. No puede aceptar todavía que un día le cerraron las puertas de su propia casa, que su madre no bendijo su matrimonio y que al nacimiento de su primera hija, ésta no recibió la bienvenida de su abuela materna A cada miembro en particular, le atacha una importancia superior a la propia . Ojala que algœn día aquellos que dicen tanto quererla, puedan comprender tanta generosidad y sepan guiarla por el único camino beneficioso y divino que es el del amor por sus hijos. Ahora, se encuentra totalmente desconcertada ya que no creo que nadie en estado "normal" esté dispuesto a sacrificar el amor de sus propios hijos, aún por el de su propios padres o el de sus hermanos o quién sabe quién. ¿Lo harías..... tú ? y........tú?
Como es lógico, no podía durar mucho tiempo en Montréal y no por causa de María Inés, sino porque Lulú está acostumbrada ya a una manera independiente de vida y le gusta imponer sus puntos de vista. Esta manera de ver la vida no es compartida por nadie y Leonid la puso en su lugar. Entonces ¿cambiará de casa o empezará su enorme tragedia de andar a la manera de los nómades deambulando de un lugar a otro de allegada. ¿Hasta cuando?
Tocan a la puerta, Rodrigo, vea quién es.
Rodrigo ¡quién ! ................¡la mamá, papá¡ ¡la mamáaaaaa!
Lulú estuvo con nosotros la mayor parte del último tiempo (1 mes) que pasó en Canadá. Juro que traté de reconquistarla, sin embargo, nos sentimos extraños. A pesar de una cierta naturalidad, comprendo que ya nada volverá a ser como antes. Durante ese tiempo jugamos a los novios y por momentos creía que estaba repitiéndose aquel tiempo de antiguas primaveras. Estuve muy nervioso y a punto de estallar en cualquier momento. Me sentí impotente, no sabía que hacer, como actuar, qué decisiones tomar......Aunque sigo viviendo en función de su presencia creo haber perdido la convicción de sus sentimientos. La pena silenciosa de los niños, me destroza el alma y los siento llorar en las noches. ¡Que cresta!
Ëste era un rey que tenía un palacio de diamantes,
una tienda hecha del día y un rebaño de elefantes.
Un quiosco de malaquita, un gran manto de tisú
y una gentil princesita, tan bonita, Margarita,
tan bonita como tú.
Rubén Darío
Continuará