A veces sientes como que te has pasado tu vida en una prisión. Te sientes como un pájaro, al que le han cortado sus alas, pájaro que han alimentado, pero que siente la impetuosa necesidad de volar. Siente que su jaula, se hace chica y quiere conocer el mundo. Quizás si la puerta se abre, el pájaro tropiece y caiga, y no pueda alcanzar la libertad que soñó, pero necesita por sí mismo recibir ese golpe, contra el piso, para entonces saber si debe regresar o no a casa. Se necesita del aire, de las otras personas, nadie puede vivir la vida por nosotros. El pájaro quiere salir, no tronchemos sus sueños, detrás de una celda fría. Abrannos las puertas, a todos aquellos que necesitamos, volar como ese pájaro.