Conocí a una mujer con extraordinarios poderes para leer el camino de la vida, de cada cual. Una mujer sencilla, sin grandes lujos en su vida privada, sólo viviendo con la satisfacción de poder ver el futuro, y dormía con la conciencia tranquila, por no utilizar sus poderes sobrenaturales, en beneficio propio.

Yo visité su casa, en busca de sus servicios. Sentía miedo por lo desconocido. Había imaginado una mujer llena de collares, un habano en su boca y cualquier serie de barbaridades. Pero no, me recibió como si recibiera una visita de domingo.

Frente a si un vaso de agua y las cartas del tarot. Separé las cartas en tres grupos. Comenzó a hablarme de un futuro que para mi parecía incierto. La ruptura de mi relación de pareja, el dolor por la pérdida, el encuentro en el lugar menos imaginable, con una persona de lejos que cambiaría mi vida en todos los sentidos, y otras tantas cosas que parecían tan lejanas.

Salí de allí pensando en que aquella mujer estaba loca, que era una estafadora, que gustaba de jugar con los sentimientos ajenos.
Dos meses más tarde, como por arte de magia mi relación terminó, los sucesivos meses fueron de angustia y desesperación, hasta que en una sala de chat, conocí a una persona, que ha resultado ser muy especial para mi, y de cierta forma a cambiado mi vida, pues ha traido alegría a mi corazón.

Hoy después de tanto tiempo, no puedo decir con exactitud, si fui estafada o esta mujer vió en mi un futuro cierto. Lo único que sé es que cada cosa que dijo sucedió, tal y como fue predecido. Existen tantas cosas que no tienen explicación y no sueles resultar tontas, pero cuando suceden son capaces de erizarnos la piel.