Según Guj, y tal y como refieren las antiguas leyendas, V. fue un ser de ideas peregrinas aunque excesivamente mediocre en su anterior vida, y muchos desconocen aún hoy cómo pudo ser él el elegido; mas no encontramos otra respuesta que nos satisfaga tanto como decir que los designios son inciertos y oscuros y si se permite, excesivamente retorcidos para permitir tal azar (eso contó Guj a los ángeles), pero lo cierto es que sin nigún tipo de remedio V. fue llamado al mundo mágico.
El buen Guj, dicharachero y campechano como bien sabe dios, buen bromista y muy loco como no se permite dudar, lo eligió según las crónicas (inexistentes por otra parte) porque tan sólo V. era capaz de llegar a ser más absurdo que él mismo, pero según otras fuentes que no citaré aquí, se comenta que de tan disparatados que eran los dos ninguno hubiese podido tener raciocinio ni criterio, y por lo tanto Guj no hubiese podido tener volición suficiente para hacer una elección y mucho menos, o mucho más, V. tener capacidad para aceptarla o rechazarla; pero justamente esta teoría que pareció echar por tierra todos los esfuerzos de los partidarios de Guj y V. como entes plausibles (entre los cuales me incluyo) relanzó nuestra fe en ellos al suponer una armonía cosmogónica necesaria y vital, inherente a la entelequia universal, que suponía una homeostasis entrópica en el hecho de que al existir esa imposibilidad de volición y de raciocinio tan sólo una cosa sería capaz de explicar su innegociable unión: el mundo mágico. Otra cosa no puede ser...
Bien, como perfectamente sabía Guj, y retomando el hilo, V. era un ser mediocre de verdad, y tan bien te cosía un botón como no te sabía hacer una tortilla de patatas para chuparse los dedos..., y es que era un ser inocente y tranquilo, que pasó por la vida ajeno a casi todo como si en verdad no le correspondiese a él pasar por aquel estado tan diferente al del mundo mágico, pero incapaz de protestar al verse postergado allí por error, así que esperó hasta que fue llamado por Guj. Sin embargo, y hete aquí lo más fascinante de todo, esta interpretación da un giro radical al asunto en sí al considerar algunos díscolos de la razón, más lisonheros que sabios, que en verdad no fue V. el llamado por Guj, sino ¡Guj el llamado por V.!, y que según las historias relatadas que de ellos nos llegaron con anterioridad, V. no sería ni más ni menos mediocre que Guj, apenas bien mirado un pequeñazo ser verde medio baboso y bueno, y que en realidad (y éste es el soporte de nuestras esperanzas) el mundo mágico no es otro si no en el que estamos ahora mismo, del cual fue expulsado Guj hace muchísimo tiempo y después V., hace relativamente poco, y que en verdad ambos se encuentran allí exiliados y fuimos nosotros quienes renegamos de ellos.
Volviendo al tema, en lo único que coincide esta revolucionaria y novedosa teoría, refutada tranquilamente por el principio de Ockham, con las demás es en que ambos están locos de remate.
Pero todos saben hoy día que esto no es así, y que en realidad Guj y V. se atraían desde el principio de todos los tiempos y sueños por una fuerza espiritual. Ciertamente es realmente seguro que ambos eran aborreciblemente mediocres, y es incluso altamente probable que ambos no sean más que un par de exiliados dejados de la mano de dios, pero no menos cierto es que lo que les atrajo, lo que les unió (esto es lo que hace que uno mire hacia abajo henchido de emoción para que no le vean llorar) tan sólo puede recibir un nombre en el mundo mágico o en éste: amor, y la gravitación universal que los atrajo no la suman dos soles como cuatro veces el nuestro.
A decir verdad ya nadie piensa en estas cosas y a veces me siento un investigador obsoleto y anticuado, en parte es porque hace ya mucho tiempo que V. desapareció y se ha ido cubriendo de olvido, y en parte porque, si las cosas fueron realmente así (es decir, en cualquier modo que fueran) es porque no podría haber sido de otra manera; por lo tanto no tiene sentido acusar a V. de mediocre, pues en realidad no lo es más que cualquiera de nosotros.
Ahora, ya olvidados, están juntos allí, en el mundo mágico (llámese como se quiera), y debaten sin que nosotros lo sepamos estas y otras cuestiones, y les produce gran solaz justamente eso, discutir con buen ánimo atravesando los bosques de los duendes hasta quedarse una vez más dormidos arrulados por sus mutuos calores mientras arriba, en el cielo límpido, una estrella les cobija.