Aquí estoy, triste, vacío, desorientado, confundido. Pero no siempre fue así. Hubo una época en la que cada mañana me levantaba deseando encontrarme con ella, no físicamente pero sí en esencia, esas mañanas eran especiales, mágicas, ya iba al trabajo con una sonrisa en la cara. Las mañanas que no la veía eran tristes pero a la vez ilusionantes, de verla por la noche. Esas noches también eran mágicas, llenas de encanto y colorido, emoción y miedo, miedo a enfrentarme con la verdad, ¿será ella? Esa pregunta rondaba mi cabeza desde la primera vez que hablamos. ¿Será ella?
La primera vez que hablamos me di cuenta de que la conocía, pero no la había visto en mi vida. ¿Alguna vez habéis tenido la sensación de conocer a alguien sin saber quién es? Me refiero a conocer sus gustos, sus miedos, sus deseos, sus sueños, y darte cuenta de que realmente no es que la conozcas sino que todos sus gustos y aficiones son los gustos y aficiones que precisamente desearías en una mujer. Y te asustas, claro que te asustas, como me asusté yo.
Al principio yo oponía resistencia a cualquier atisbo de enamoramiento, pero poco a poco me fue encandilando.
Así que decidí conocerla más y volver a hablar con ella, aquélla fue un buena época, nos quedábamos noches enteras hablando y cada día me fascinaba más el hecho de haber encontrado a alguien que me hacía perder la noción del tiempo. Tenía que verla, coincidió que visité su ciudad y aproveché para quedar con ella, pero oh sorpresa, oh dolor, oh campos de soledad, que me vio y no me dijo nada. Por Dios!!!!!! Cómo se le ocurre!!! Me ve y yo no la veo!!
Poco a poco nos distanciamos sin saber por qué hasta que de nuevo comenzamos a hablar aunque no tanto como al principio y con mucha menos magia.
Entonces se me ocurrió volver a su ciudad a verla, tenía unos días de vacaciones así que aproveché y le dije de quedar para verla, tenía que verla, me lo prometí a mí mismo, sólo una oportunidad, para ver si esa magia era real o simplemente un sueño romántico, una ilusión, debía comprobarlo.
Ella me dijo que no podía ser, que otro ocupaba su corazón. ¿Es eso verdad o es miedo? De todas formas fui pero no llamó, no la vi, fue en vano.
No sé qué más hacer. Se acabó la magia. Adiós.