Este es mi cuento de nunca acabar...
Te escribo, te envío a los infiernos, más abajo, donde nadie, ni yo misma te pueda ver, me hace tanto daño ver cómo te comportas conmigo, que trato de poner en cada palabra el amargor y desprecio suficiente para que sientas que todo lo que te sucede conmigo es equilibrado, es justo, es la respuesta exacta a lo que me estás entregando.

Te cuento un error, te cuento un maldito momento de esos absurdos que suceden porque sí, tan humanos y tan críos que ni yo misma puedo explicarlos sin que me vea un trenza de desilusiones desbordando por mi espalda...

Y ahora te cuento...
BREVE HISTORIA DE UN ERROR
Dos de la mañana, una llamada, como siempre, nadie contesta, otra noche fue música a media noche para soltar lágrimas, dos semanas después... fueron risas, pero esta vez... esta vez nada, me desvelo, me enfado, busco en mi mesita mi vasito de agua de templanza... ¡vaya! ¡qué contrariedad! se me olvidó ponerlo... me parece que de hoy no pasa... ¿qué hacer?, me levanto, abro mis correos, decidida pienso, voy a borrarlo de la faz de mi ojos para siempre... por un instante evadida de la realidad o sumergida aún en el sueño, me llega la calma, entro en tu escrito... me detengo en tus palabras, leo... "quiero estar tranquilo, no quiero marejadas"... de nuevo como un pinchazo de impotencia surge la rabia y ¿yo?, ¿yo sí he de padecerlas? ¿en qué momento te puso la vida la insignia para que tú quedaras a salvo de lo que sabías de sobra que provocabas? ¿en que momento la vida me puso a mi la etiqueta de "aguántalo todo, quédate sola y estate bien callada"?, y ¿yo?, dime ¿yo?, ¿que hago para que las aguas, que tú de forma tan inconsciente revuelves, no me atrapen y me ahoguen en mis propias lágrimas?, a ti no van a tocarte en ese pedestal de oro en el que vives, ajeno, intocable... tan intocable que ahí está la gracia, bastaría una palabra tuya y se acabaría esta pesadilla que vivo, un decir: como la volváis a hacer llorar o como la menosprecieis como AMiGa dejo de ser vuestro AMIGO... ya basta de tonterías !y no hay más palabras!

De nuevo, tras una pequeña lágrima de desesperación por mis pensamientos, surge la paz en mi corazón, francamente mi suspiro es profundo y me observo ya tan cansada... por favor.. son las dos de la mañana, me pienso mirando el reloj... será que la hora me mantiene abatida me digo, o será mi vida que contigo la voy a tener que llevar ya siempre cargada a mis espaldas... de repente regreso a una verdad, mi mano se reviste de coraje, decisión, he de borrarlo me repito, no quiero leer más cobardías, ambigüedades, no quiero que vuelva a reirse de mi, no es capaz ni de decir dos palabras, mucho menos que sean verdades.

Pulso el botón, con firmeza, todo se terminó, me digo, no quiero volver a leer nada que me haga darme cuenta del tipo de persona del que he estado enamorada... ¿enamorada dije?, imposible, debe ser la hora que no me deja pensar con claridad, me digo mientras bostezo, mi corazón no puede haberse quedado atrapado en semejante irresponsable, inmaduro y cobarde, en alguien con tan poca hombría que no se atreve ni a decir siento el daño que te he hecho a la cara, ¿alguien así en mi vida?, no merece la pena que le dedique ni un segundo más, ¡ni loca!, ¡ni atada! ya está... he dicho, y ahora me voy a la cama, sentencio.
De repente... mis ojos se fijan en unas letras:
Enviando...

Enviando....¿a dónde??? me atrevo a decir asustada, un sudor frío me paraliza la mano, los pies, hasta yo creo que me paraliza el alma... mientras observo que en vez de enviar el mensaje a la basura he pulsado en responder y vacío, tan solo lleno de sus propias palabras, lo he enviado y viaja ya por los hilos de mi desesperanza hacia tu buzón.

Acudo a elementos enviados... ahí está, la prueba de mi destemplanza...¡Qué contrariedad! me repito, encima tendré que escribirle para explicarle... para que en su vanidad, ¡no se imagine... que quería escribirle algo y encima a las tantas de la madrugada!

Este es el cuento de nunca acabar... me he dicho esta tarde mientras te escribía para explicarte algo que te guardarás para tus adentros creyendo como un poseso en mis más astutas intenciones intencionadas... de nada.

Este es mi cuento de nunca acabar... me digo ahora con tristeza mientras escribo en esta página para extender con absurda sinrazón... mis palabras.

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Moraleja con sentido del humor:
En esta vida al mal tiempo, buena cara.
A las dos de la mañana:
no cojáis el teléfono
si lo cogéis: no toméis decisiones drásticas
y si las tomáis: no tratéis de arreglar ningún problema de autoestima, aunque algo os despierte, os sobresalte, os canse, os lastime, os enfade u os derrote... por favor ¡no os levantéis de la cama!

¡¡De seguro metéis la pata!!