Recuerdo cuando viniste, en el último grito, atendida por los profesionales del primer mundo.
Y yo, que había estado en vela toda la noche, ahora de mañana con acido de sueño y nervios hinchándome los ojos, intentaba ver tu carita nueva sin desatender al tiempo la de tu madre.
Mi niña, viniste radiante como sólo tú podías, brillantemente embadurnada, inmaculadamente sucia, estrenando el oxígeno del aire, tiritando de sorpresa, ¿ésto qué es?, ¿qué me pasa?.
Nada, cariño. Te tocan, te están tocando, eso es tocar. Te sujetan, te lavan, te visten, te envuelven. ¿Sabes?, en este mundo hay más personas, y para tu suerte, en él estamos también tu mamá y yo.
Todo ha ido bien, ya nada duele.
Recuerdo cuando viniste. Y al verte bonita como un cachorro, sentí que había nacido alguien sobre quien equivocar mis previsiones y cálculos, alguien en quien delegar una parte de mis humores, mi carácter o mi forma de coger el lápiz.
Lo recuerdo, lo recuerdo, cómo no. Y al verte, sabiendo que hijos los tiene cualquiera, supe también que yo era el único padre del planeta y tú el único ser digno de pisarlo.
Pero de eso ya hace mucho. Y ahora, cuando tienes la edad suficiente como para que nos peleemos a diario, cuando yo tengo la razón de un padre en todo cuanto digo y tú, como es tu obligación, te equivocas en todas las decisiones; entre un asalto y otro, al sentarme en mi rincón del ring esperando el siguiente, miro a tu madre que nos atiende a ambos, nos cura y nos anima, recordando aquel día en que viniste y se me van las fuerzas de seguir luchando.
Me quedan las que nunca deben malgastarse en las peleas. Las justas para quererte.
Que suerte Luis Jesús, que haya surgido esta bellísima página del rincón del olvido, ese espacio arrinconado que crea el inexorable paso del tiempo. Es tan hermosa y evocativa de esos momentos que vivimos todos los que somos padres, que yo me veo gratamente retratado. Te felicito Estoy impaciente te reincorpores a éste, o al otro sitio donde te indiqué, para poder seguir gozando de tus hermosos relatos y filosóficos escritos. (“Guardando fuerzas”, de Luis Jesús) 19/12/2005