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No todo lo que reluce es oro.

No todo lo que reluce es oro.
Otoño, con sus noches claras y frías, permitía ver una luna redonda y brillante en todo su esplendor iluminando las calles sin necesidad de luces artificiales.
En un barrio de hermosas casas, adornadas con jardines aún más hermosos, dos mujeres conversaban, sentadas en un banco que muy bien ubicado, permitía observar esas hermosas casas sin estar cerca de ellas o molestar a sus habitantes.
Eran dos mujeres muy distintas, una muy bien vestida y de buenos modales, la otra, una pordiosera vestida con harapos que el destino había hecho cruzar sus caminos por segunda vez en sus vidas, sólo Dios sabía con qué propósito pero que a pesar de los distintos niveles sociales a los que pertenecían, parecían entenderse a la perfección.
Ensimismadas en una conversación que parecía unirlas, por sus gestos se notaba el sufrimiento de ambas.
De pronto, algo imprevisto las hizo levantarse del banco y correr en dirección a una de aquellas hermosas casas, una gran explosión la hizo volar por los aires, nada quedó de la casa más que escombros, las mujeres instintivamente se dirigieron al lugar en llamas pensando que quizá hubiera alguien herido.
Los vecinos espantados abrieron sus puertas y trataron de apagar el fuego como podían pero todo era inútil, la casa estaba totalmente destruida, sólo quedaron escombros de lo que había sido una bellísima casa.
De inmediato comenzó el movimiento, bomberos policías y ambulancias se dieron cita en el mismo lugar.
Se constató que no habían víctimas fatales ni de ningún tipo, las casas estaban a buena distancia unas de otras por eso no fueron afectadas.
Pero… este no es el principio de esta historia, mejor retrocedamos un año atrás…
En una hermosa casa un matrimonio hablaba mientras cenaba.
___Cecilia, ¿Qué vamos a hacer?
___No lo sé Enrique, veo todo muy confuso en este momento pero ya se nos ocurrirá algo.
___Es que se nos están acumulando las cuentas y temo por la casa, es lo único que nos queda y si la perdemos tendremos que ir a la calle, sabes que con las jubilaciones es imposible vivir.
___Tengo una idea, la cual vengo pensando desde hace unos días ¿Qué te parece si la ponemos a nombre de Claudio y de Nora?
___¿Te parece? Es que ellos están casados y podríamos tener complicaciones luego.
___No lo creo, son nuestros hijos, ¿Acaso no confías en ellos?
___Por supuesto que si y creo que tu idea es brillante.
___Ni siquiera es necesario decirles nada, a su debido tiempo ya se van a enterar.
Al día siguiente, Celia y Enrique llevaban a cabo sus planes visitando el abogado de la familia y poniendo los títulos de la casa a nombre de sus hijos.
Algunos meses después, todo había vuelto a la normalidad, las deudas se fueron pagando y la casa seguía en poder de la familia.
Pero un día, Enrique que era un fumador empedernido comenzó a sentirse mal y dos meses después falleció.
Luego del funeral, Celia reunió a sus hijos y les dijo lo que meses antes habían hecho ella y su esposo con los títulos de la casa.
Claudio y Nora estaban asombrados pero a la vez contentos, no tendrían necesidad de andar con papeleos inútiles por la sucesión de la casa que era lo único que su padre les había podido dejar.
Mientras tanto, Celia seguía con su vida, sola pero visitada por sus hijos que ahora venían más seguido a la casa hasta que un domingo, día en que la familia solía reunirse, mientras estaba en el jardín, bajo la ventana del comedor, escuchó la siguiente conversación que mantenían sus dos hijos.
___¿Qué vamos a hacer con mamá? Dijo Nora.
___No lo sé, quizá deberíamos llevarla a alguna casa de salud…
___Pero ella no está enferma…
___Y bueno, ya tiene algunos años y no es conveniente que viva sola.
___Es cierto y yo a mi casa no la puedo llevar, sabes del carácter de Luis y además ya está impaciente para que vendamos la casa.
___Me pasa lo mismo con Eva y a mi casa menos, no tenemos lugar y con los chicos… es complicado.
___El problema es ¿Cómo se lo decimos?
___Eso te lo dejo a vos que sos mujer y a lo mejor ni le importa total la casa es tan grande que no creo que pueda seguir manejándola por mucho tiempo.
___Qué vivo sos, ¡ Me dejás lo peor a mí!
___Bueno, igual se lo tenemos que decir yo quiero mi parte y vos la tuya y además está a nuestro nombre.
Ese domingo, Celia preparó la mesa y sirvió el almuerzo sentándose como si nada hubiera pasado ni escuchado, con su familia, su nuera, y su yerno se sentaron junto a ella y parecían más amables que de costumbre, lo mismo que sus hijos que no se atrevían a mirarla a los ojos.
En un momento dado Celia se dirige a sus hijos y les pregunta:
___¿Qué está pasando muchachos? Parece que quieren decirme algo y no se animan.
___Nada mamá, pero después queremos hablar contigo, ¿Te parece bien?
___Claro que sí, ¿Cómo no voy a querer hablar con mis hijos? Pero les agradecería que fuera en otro momento, hoy no me siento muy bien, hace fecha de la muerte de vuestro padre y quiero ir al cementerio, no los invito porque sé que no les agrada pero yo sí lo haré, voy a llevarle unas flores, él se las merece.
___No te preocupes mamá, lo que tenemos que decirte puede esperar y perdónanos por no quedarnos pero Luis y yo vamos a ir al cine ¡Hace tanto que no salimos!
___No pasa nada, no se preocupen que yo me encargo de limpiar la cocina.
___Nosotros tampoco podemos quedarnos dijo Nora, vamos a llevar a los chicos al parque.
___Pueden irse pero primero me gustaría que nos tomáramos una fotografía frente a la casa, ¡Hace tanto tiempo que deseo tener una de la familia! Y ¿qué mejor momento que este? Aún lamentando la falta de Enrique.
Esperen frente a la casa que voy a pedirle a alguna persona que pase que nos la saque y diciendo esto tomó la cámara y salió al jardín justo en el momento que una mujer pasaba frente a ellos, era una pordiosera que pedía algo de comer.
Celia le dijo que si les hacía el favor de tomarles una fotografía la haría pasar a almorzar en la casa había suficiente comida aún.
Muy a pesar del resto de la familia, la mujer tomó dos fotografías, una de más por si la primera no salía bien y luego de que se hubieran marchado, la mujer pasó al comedor donde Celia le sirvió lo mismo que ellos habían almorzado.
Luego de lo cual la extraña mujer se retiró dándole las gracias a la anfitriona y felicitándola por la hermosa familia que tenía.
Esa fue la última vez que Celia vio a su familia, ahora mirando aquella foto pensó:
___Crié cuervos, jamás imaginé que mis hijos me fueran a pagar con falsas monedas, todo el amor y la dedicación que les brindé desde que nacieron, perdóname Enrique por lo que hice pero estoy segura de que estarías de acuerdo..
Y a lo lejos , dos mujeres, luego del impacto de la explosión y de constatar de que nada podían hacer, siguieron su camino y su conversación.
___!Qué bien le quedaron las fotos!
___Me alegro, jamás había sacado una, ¿Me permitiría verlas?
___Por supuesto que sí, aunque tengo una sola la otra se la envié a mi hijo como recuerdo y una fotocopia a mi hija, esta es la única que me queda.
Y Cecilia miraba por última vez aquella fotografía donde se veía una hermosa casa y una más bella familia.
A continuación le tendió la fotografía a aquella pordiosera que un día por azahar tomó esa misma fotografía de una feliz familia.
___Llévesela, ya no la necesito, los recuerdos, buenos y malos los llevo en mi mente, guárdela con el sólo propósito de recordar, cada vez que la mire… que no todo lo que reluce es oro.
Omenia 

Datos del Cuento
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