Era un pueblo tan cristiano, creyente. Cada mañana, cada domingo sus habitantes asistian a misas, al culto. Compartian felices las enseñanzas del cura, del pastor. En ese mismo pueblo habitaba una persona muy conocida y al mismo tiempo muy despreciada, era llamado el loco
A lo que el respondia todos estamos locos la razón por la que no estamos en un manicomio es por que somos muchos y no cabemos... caminaba, se ría y decia pensandolo bien el mundo en un gran manicomio... era llamado en son de burla el ateo a lo que el contestaba: sólo un ateo es un buen cristiano... pues en su interior sabia que el se revelaba contra la condición humana y no divina. A nadie en ese pueblo le importaba comprender sus palabras, pues era un loco, un ateo.
Caminaba aquel loco , ateo , por las tardes en el parque diciendo: nadie puede encontrar algo que no se ha perdido... del mismo modo no podemos encontrar a Dios en los templos, sino más bien reconocerlo en nuestro corazón... nadie absolutamente nadie lo escuchaba, lo comprendia... y trascurrio el tiempo y pasaron los años y aquel loco ateo murio en el abandono diciendo: el Dios que predique era el mismo Dios de Jesús, lleno de amor... Pues como dice San Agustín " Ama y has lo que quieras", pues los frutos del verdadero amor simpre son buenos....