Ninguno de los niños que salián del circo de la última función hubieran reconocido al domador de leones en aquel hombre que les repartía globos.
Dentro de la jaula con la casaca roja de botonadura dorada, las brillantes botas de charol y el látigo en la mano derecha estaba magnífico como anunciaba el cartel "MARCOS EL MAGNÍFICO".
Marcos está enamorado de Florita la trapecista. Cuando la vé saltar de un trapecio a otro le gustaría ser su "portor", sujetar por unos instantes a aquella linda mujer que con su malla plateada parece una libélula revolotendo por el aire.¿Cómo le molesta que Sebastián sea el "partenier" de Florita!.
Marcos piensa en Florita noche y día, hace mil y una cosas para llamar su atención,ha pensado incluso dejarse atacar por los leones así Florita se preocuparía por él. Cree que el amor es como un imán, que aunque no le ha dicho que la ama ella se sentirá atraida por él a no tardar mucho.
Pero aquella noche al terminar la función y mientras Marcos repartía globos a los niños Florita y Sebastián se comprometian para casarse.
Cuando el último espectador salió de la carpa empezó la fiesta de compromiso de los dos trapecistas. Con una copa de vino burbujetante en la mano Marcos brindó por los novios, Florita lo abrazó por primera y única vez; un zarpazo de uno de sus leones hubiese sido menos doloroso.
Al día siguinte el circo partía para otra ciudad. Todos estaban atareados desmontando aquel mundo de fantasía que hacía felices a niños y mayores.
Pero en la próxima ciudad Marcos no estaría en el cartel anunciador, el número de los leones tendría que ser suspendido, nadie sabía dónde estaba el domador de leones.
Leí en un mensje donde Lébana decía que sus cuentos no pasaban de cuentos de niños. Este clasificaría romantico, pero aún así guarda la candidez de sus cuentos de niños. (se me han agolpado tantos pensamientos y sentimientos). Es realmente inocente inspiración. Hasta el mas rudo domador puede ser vencido por el amor. Un aplauso a ese amor sin egoismo. (no tengo un gran vocabulario. Tal vez pude haber expresado mejor mi buena apreciación por este cuento). Lébana . . . le debo las gracias. Y por cierto me encantó el cuento a Crystal.