Permítanme presentarme público presente: presumidamente poeta pintora, pero prefiero profesora particular para pequeños pintores principiantes. Probablemente por parentesco paternal, politiquera popular pacifista.

Primero parloteare políticamente; por patriotismo paisa. Pues políticos pareciéranme payasos prepotentes, prometedores promiscuos, porque prometer paz, pan, progreso para país proletario, poblado por prostitutas perseguidas por policías. Pordioseros profesionales pidiendo plata, pistoleros perturbados por pobreza… parece prodigio.
¡Promesas! ¡Pura paja! ¡Patrañas plutocráticas! Peculiaridad parlamentaria para procurarse puestos públicos, para poder presidir palacio presidencial.

Pero prefiero parar. Polémicas políticas pueden provocarme problemas personales. Posiblemente presidio por perjudicar personajes poderosamente privilegiados.

Prosigo pues, platicándoles, parcialmente, próximos planes: por padrino pudiente pronto partiré para Paris. Pensionándome procuró pecunia para proveerme pinturas, pinceles, paletas. Podré pagar pasajes, pasaportes, pequeñas propinas.

Por provecho personal partirán, paralelamente, parientes pegajosos: Patricia, Pedro, Paola, Pablo. Pretendemos peregrinar por Pekín, Portugal, Pakistán; por puro pasatiempo pasajero. Para procurarnos plata: Pintaremos palacio palestino. Puliremos pirámides prehistóricas. Perforaremos piedras paleolíticas para penetrar por peligrosos pasadizos. Periódicamente publicaremos poemas.

Papá prefería profesión productiva: Policía, peluquera, profesora, partera, Pero personalmente prefería pintar. Papá perseverante prohibíame proseguir paradigmas plasmados por Pablo Picasso. Pronosticaba, penurias, padecimientos, privaciones, posible prostitución. Protesté pasivamente, Prometiéndole progresar. Plasmar potencial pictórico públicamente. Predicaba profesión precisa para posteriores prestigios. Prometía pintar paisajes para perpetuarme. Pocón, pocón… papá porfiado pretendía persuadirme.

Protesté, presioné, perjuré. Poca paráfrasis para progenitor. Parecía Poncio Pilatos presidiendo peligrosa ponencia por perturbación paranoica.

Por precaución paré pataleta. Propasándome podría perder propósitos perseguidos.
Planeé prudentemente predisponer pundonor primigenio patriarcal. Primero pedí perdón, por peleadora. Propuse permuta prometiendo prebendas para parentela pobre: platica, paseos por pueblos panameños. Películas pornográficas por parabólica… Pero papá paró peroración proclamando: ¡Pequeñeces! ¡Puras porquerías propias para plebeyos!

Patéticamente prometí proezas: pasaportes para países panamericanos, Pozos petrolíferos peruanos, puestos públicos, puestos privados. Partidos pateados por Pelé. Peleas patrocinadas por Pambelé. Prometí procesadoras para pescados, piedras preciosas, perfumerías, prenderías, peluquerías. Próxima paroxismo prometí: paraísos perdidos para poblarlos preferiblemente por progenitores parecidos.

Papá prometió pensarlo porque parecían promesas poderosas. Permanecí pendiente purgando penas. Pronto progenitor perdió preferencias profesionales, permitiendo permiso, ponderando profesión propicia para peculio patrimonial.

Pero presumida, petulante, prepotente, paradójicamente pobre: proclamo poéticamente: Profesaré profesión pictórica perpetuamente.