En sueños vi el enorme teatro llamado Mundo; en esas tablas vi a seis personajes, o seis personas y vi al público, o vi a otras gentes, a otras razas.
Entre ellos, yo era reloj; reloj chiquito y amarillo y ultra redondo, imperfecto en toda la perfección; condenado estaba a un monótono y constante tic... tac tic... tac...

Y vi a los seis personajes - personas como niños, primero; pequeños, hermosos, puros; tres niños, tres niñas. Concentrarme en ellos era el único escape a mi condena, a mi sonido, casi imperceptible en la escena. Los vi crecer, mientras los demás, la audiencia - gente, caminaban al rededor suyo, mientras que el escenario mismo se movía también.
Los vi amando, los vi odiando, solo así supe que eran humanos, o que fingían ser tales; los vi, en ese, mi estado inerte, mientras seguía mi estúpido tic... tac tic...

Con el paso del tiempo me fui acostumbrando a mi nueva forma, a mi inmovilidad, la acepté; por lo menos no hice algo por cambiarla; llegué a encontrarle un sentido, algo extraño por cierto, a mi ruido inherente, este lentamente dejó de ser solo un tic tac; fue transformándose, poco a poco, en un Tiempo... Tanto Tiempo... Tanto... Tiempo...

Los seis personajes seguían allí; pero... dejaron de crecer, solo envejecían, dejaron de amar, dejaron de odiar, dejaron de hablarse. La propia audiencia, el mismo mundo significado dejaron de mirar, dejaron de cambiar; solo se limitaron a caminar. Así pasó el tiempo, así creció el silencio, así me comenzaron a oír...

Ya dije que al principio sonaba bajito, molestamente bajo; pero conforme los entes enmudecían, mi voz, mi ruido, mi Tanto... Tiempo... iba creciendo, casi hasta hacerse ensordecedor. Y los humanos y el público, incluso el propio teatro, se tapaban los oídos, negaban con la cabeza; mi ruido crecía y crecía, ni siquiera yo podía soportarlo; y todos me buscaban y todos me querían callar. Yo reloj entre ellos, persona entre ellos, no pude, no pude, quise callar y no pude, quise parar y no pude, quise ser encontrado, quise morir...

TIEMPO... TANTO TIEMPO... TANTO... TIEMPO... Se escuchaba en todos lados, en cada oído; de pronto, los seis personajes, ya ancianos, me vieron; por primera vez, me vieron; también la audiencia me vio y me rogaron parar, pero no pude, no pude; quise decirles que lo intentaba, quise decirles que no podía, quise decirles tanto y tanto y tanto...

TIEMPOTAMTOTIEMPOTAMTOTIEMPO... Fue lo único que salió de mí, no podía creerlo, no quería creerlo; ese ruido era ahora más rápido, más terrible, más...

Y entre todos me atraparon, entre todos me golpearon, entre todos me mataron... TIEMPOTAMTOTIEMPOTAMTO TIEMPOTAMTOTIEMPO TAMTO TIEMPO TAMTO TIEMPO TANTO TIEMPO... TANTO... TIEMPO... TANTO...

Quedé allí, muerto, destrozado, hecho nada, por lo menos, eso creo; y vi el teatro, en esa, la ultima escena, con todos inmóviles, con todos congelados, con todos... Pensando...

Y soltaron una lágrima eterna por el tiempo perdido, por la condena que sufrirán y la audiencia toda y el teatro - mundo y los seis asesinos, todos pensaron, o gritaron a la vez ¡Tanto tiempo!... ¡Tanto!

Fue demasiado tarde, el telón nunca bajaría en esa, la ultima y eterna escena, solo querían, solo podían esperar...

Eso es todo lo que recuerdo, luego desperté.