Callejón sangriento.
Por Gungrave.
La niebla se hacía cada vez más espesa. El sonido ya había desaparecido por completo. Solo se escuchaba el retumbar de las pisadas del extraño que se acercaba por el callejón. Era alto, de caminar torpe. Pero él era el mejor para el tipo de trabajo que yo había requerido. Cuando llegó a donde me encontraba, me extendió su mano deforme. Estaba llena de cicatrices y le faltaba el dedo gordo. Me intimidó un poco, pero la estreché de todos modos. Ya lo había hecho una vez. Unos dientes blancos aparecieron en la oscuridad del callejón. Sentí un escalofrío. No me gustaba la sonrisa que me dedicaba ese hombre. Pero debía soportarla, ya que había necesitado de sus servicios. Ya estaba harto del trato que recibía por parte de mi jefe; siempre se burlaba de mí y me trataba como gusano. Era el momento de parar. Era el momento de demostrarle quien era el gusano. Me habían contactado con este hombre, un especialista habían dicho. No había aceptado el dinero en aquel entonces, algo extraño desde mi punto de vista. Se había encargado muy bien de mi jefe. El “como” lo hizo, lo desconozco. Pero estaba seguro de que mi jefe no volvería a molestarme, nunca más. Y sin poderlo evitar, yo también sonreí.
El hombre esbozó aun más su sonrisa. La mía, quedo congelada al momento. El ambiente estaba cada vez más frío, y comenzaba a arrepentirme de haberme citado con él, en aquel escalofriante sitio. Comencé a apresurarme.
- ¿Cuanto debo pagarle?- pregunté, con recelo.
La sonrisa había desaparecido del rostro de aquel hombre. “Hora de negocios” pensé.
- El dinero no es problema, amigo- me dijo, con una voz sepulcral.
- ¿Qué dice?- pregunté, extrañado.
- Lo que escucho- reiteró el hombre- Nada de dinero. Si al caso vamos, tengo dinero para gastar. Lo que quiero es algo que no puede comprarse con dinero, amigo. Y se que usted tiene precisamente lo que estoy buscando.
Cada vez me gustaba menos ese hombre. Pude ver como en la densa oscuridad del callejón, sus ojos brillaban. Retrocedí unos pasos.
- Si no es dinero lo que quiere, entonces, ¿Qué quiere?- dije con temor.
Volvieron a aparecer los dientes blancos. Pero ya no eran dientes. Eran filosos colmillos, y lo que escurría de ellos, era la baba de aquella bestia. El terror invadió mis sentidos, pero eso no evito que corriera a través del oscuro callejón. No veía nada, la niebla no dejaba penetrar la luz de la luna. No escuchaba los pasos de mi perseguidor, pero sentía su horripilante presencia detrás de mí. Un fuerte aleteo se escuchaba cada vez más cerca. Una sombra me envolvió y sentí como unas fuertes garras me sujetaban por los hombros. Grité con fuerza, pero ya era demasiado tarde. Unos filosos dientes se enterraron en mi cuello y sentí mi sangre emanar por él. Antes de que mi cuerpo se desplomara en el suelo, ya estaba muerto.
Aquella bestia había obtenido su paga.
El cuento es un poco bueno y no tanto de terror pero me gustó me parese que el final del cuento debe ser mas realista como: el vampiro consiguio su pagá pero no fue suficiente porque yo morí antes de que me siguiera chupando la sangre el fin del cuento no es bueno ni feliz. Eso es un ejemplo de todos modos me encanto Sigue adelante con muchas mas historias.