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Capitulo Vll El tortuoso pasado de Celta

Llevo una semana en este humilde pueblo de Nubia, me he empezado a acostumbrar a la vida en este rincón del desierto, solo esperaría que tu estuvieras aquí conmigo Julia.
-Hola-Me responde una suave voz-¿Cómo estas?
-Muy bien Aome ¿y tu?
-¿Qué haces sentado junto al pozo
-Ya sabes, descansar
-Ooo-Hace un breve silencio-Disculpa por preguntarte esto, pero ¿tu ya puedes…?
-Caminar-La interrumpo-Aun no lo se con precisión, las heridas en mis piernas fueron mucho más graves de lo que pensaba-Hacemos un breve silencio-Pero debo agradecerte a ti que yo me encuentre con vida.
-No fue nada.
-Si lo fue-Volteo a verla-Recoger a un desconocido, en medio del desierto. Nunca creo que pueda agradecerte.
Ella se sonrojo-Ya te dije que no fue nada.
-Sabes, hace mucho tiempo que no me sentía humano de nuevo. De donde yo provengo, el sufrimiento se respira por todos lados-
Cierro los ojos para evitar verla a los ojos.
-Calmado Aros, en este lugar te sentirás mejor.
Volteo nuevamente a verla.
-¿De donde eres Aros? ¿Por qué evitas tu pasado?
-No creo necesario decirte nada de mi pasado, porque esa parte de mi vida desapareció en el momento en que morí en medio del desierto-Después agrego-Pero he vuelto a nacer en otro lugar y con nuevas esperanzas de una vida mejor.
-¿Pero no extrañas a tu familia, a tus amigos?
-Todos murieron ya, solo había una persona que me mantenía de pie en las adversidades, pero creo que será más feliz si piensa que ya no existo.
Por un momento guardamos silencio.
-Ten mucho cuidado Aros
La observo preguntándole con la mirada que me trata de decir.
-Si por esa sensación de dolor decides seguir callado, acumularás amargura, haciendo más gruesas las costras y obstruyendo aún más el camino a los sentimientos que vienen atrás-Toma un poco de aire-Las emociones deben fluir o tarde o temprano te harán explotar. Así que necesitas limpiar tu corazón, aunque te duela; exterioriza tu intimidad hablando. Desahogate conmigo, tenme confianza, debes comenzar a sacas a flote tus sentimientos. No importa que te desahogues en llanto. Es necesario que enfrentes el dolor del lavado de tu alma, expulsa el rencor acumulado, porque es al espíritu como el como el veneno al cuerpo.
-No lo se-Me volteo-Mi corazón, mis sentimientos se han convertido en piedra, y no creo que alguna vez vuelvan a sentir algo.
-No digas eso, hay personas que se preocupan por ti hijo.
Volteamos Aome y yo a ver al jefe de este pueblo, que camina hacia nuestro lugar.
-Aunque no los veas a simple vista, siempre hay alguien que se preocupa por cada uno de nosotros.
-No creo que existan tales personas que se preocupen por mi.
-Deja de decir tales mentiras, en ti puedo ver que hay alguien que espera tu regreso.
Miro al jefe del pueblo llamado Bautre, intentando contestarle, pero recuerdo mi pasado y decido solo voltear al suelo.
-Ya déjalo papá, no ves que esta muy lastimado interiormente.
-Aome-Se sienta a un lado de ella-Tu mejor que nadie sabes, que el debe enfrentar sus problemas o terminaran destruyéndolo.
-Pero, esta sufriendo tanto…-Aome voltea a ver a su padre.
El jefe del pueblo al ver que no pienso hablar le comenta a Aome.
-Ya es tarde Aome, no vas a venir al festival.
-Ahorita voy, solo quiero estar otro rato con Aros.
-Te estaré esperando hija.
Al decir esas palabras se aleja rumbo al festival. Y quedamos solos Aome y yo..
-Recuerdas Aome que cuando nos conocimos hicimos el pacto de no escarbar nuestras heridas más profundas, de no irrumpir en los recuerdos dolorosos para evitar revivirlos, pero hay el velo ha comenzado a descorrerse y…-Empiezo a soltar lagrimas-Iba a ocurrí tarde o temprano.
-Disculpa si te presione mucho, si quieres no tienes que contarme nada.
-No, esta bien, nunca podré deshacerme de la pesada loza, si no hablo con alguien al respecto.
Aome parecía intrigada de mi cambio de parecer.
-Verás Aome, por donde empiezo-Trago un poco de saliva-Yo nací en Egipto, tierra de pirámides y faraones-Volteo al cielo y contemplo que ya oscureció-Soy hijo de una humilde familia, mi padre fue un gran soldado, viví con ocho hermosos años, pero un día hubo una gigantesca invasión por parte de los beduinos, mi padre al temer que estábamos en serios problemas me llevo al palacio, para que me refugiara pero…
-Vamos Celta, tenemos que escapar.
-¿Qué pasa papá? ¿Por qué la gente esta peleando? ¿Por qué hay gente muriendo?
Nos escondimos en un agujero
-Los hombres pelean por ambición hijo, mientras más tienen más quieren-Voltea a verme-Tu debes velar por Egipto, nunca dejes que la gente de alta clase oprima a los más desdichados, pelea por lo que tú creas hijo, pero siempre con valor, comprendes.
-Si papá-Empiezo a llorar-Lo haré
-Señor ya estamos listos
-Si ya voy
-Celta quédate aquí, no te vayas a mover de este lugar, comprendes.
-Y mamá, ¿Dónde esta?
-No te preocupes ella esta bien-Empieza a derramar lágrimas-Ella siempre te protegerá, ella estará en tu corazón, no importa que no este contigo a simple vista, siempre velara por ti.
-¿Porque me dices esto papá?
Voltea a ver mi rostro sucio y con su capa lo limpia.
-Hijo se valiente, yo…-Me abraza-Yo orare por ti, al lado de tu mamá, se fuerte hijo, se fuerte.
-Señor, las tropas están listas, esperan su orden.
-Adiós pequeño Celta, Tu madre y yo siempre estaremos en tu corazón apoyándote.
Al terminar de decir esas ultimas palabras se marcho, esa fue la ultima vez que lo vi. a él o a mi madre.
Ese día luego de pasaras las horas salí de mi refugio a buscar a mis padres, pero en lugar de encontrar la salida del palacio encontré una reunión de emergencia, donde el faraón, daba a su hija Heteferes en matrimonio con Kefren, hijo de un ministro de Egipto, ya que sus hijos y esposa murieron durante la guerra.
Desde el momento que llegue al lugar quede asombrado por la belleza de una niña de tan solo siete años, quien se dirigió a mi, pero yo estaba muy triste para hablar con alguien, pero ella encontró la forma de que le respondiera y me puso un nuevo nombre para que sin importar en que situación estuviese, siempre la recordara, a partir de ese momento fuimos inseparables, incluso nos hicimos novios, pero…todo tiene un final, fue muy duro para mi saber que lo nuestro no podía continuar cuando tenía 17 años, así que abandone Egipto para olvidarme de ella, pero la sombra de mi pasado me acecha y no me deja escapar.
-Yo, lo siento mucho-Toco mi hombro con su frágil mano-no tenía idea de lo tanto que sufrías.
-Todos tenemos sufrimientos, con lo que vivimos toda nuestra vida.
No pude continuar escondiendo mis emociones y la abrace, creo que moje su ropa por mis lagrimas, las lagrimas de un niño que perdió a sus padres y las lagrimas de un joven muchacho que perdió a su verdadero amor.
Datos del Cuento
  • Categoría: Románticos
  • Media: 5.5
  • Votos: 10
  • Envios: 0
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