Cansado, con la mirada perdida, acompañado de una luna de media noche, o de una media luna de noche, se sentó en el butaco y se acerco una totuma de guarapo, y empezo a tomar mientras olvidaba lo pesado del trabajo.
Tenía que estar seguro de que hubiera quedado muy bien hecho, repaso lentamente todo lo que había utilizado, como había procedido, dónde había quedado cada cosa y como había quedado.
Suspiro lenta y profundamente y por un momento la duda y los nervios lo asaltaron, fijo su pensamiento en el día anterior y alcanzo a desear que nada de eso hubiera ocurrido, ahora solo tenía que asegurarse que nadie, nunca, encontrara ese cadaver.