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MI GRAN TESORO

Estaba tibio el día, el sol acariciaba mis mejillas y la brisa del mar la podía sentir cerca. El mar ese hermoso mar, tan infinito, inmenso, esplendoroso que hace me hace descasar con solo mirarlo, me conmueve con tanta belleza.

¿Cómo llegué acá?, bueno fue suerte en realidad, tanto buscar y buscar trabajo he logrado llegar a este rincón tan hermoso, alejado y tranquilo. Aquí armaré mi vida, mi futuro.


Estoy un poco nerviosa, es mi primer día de trabajo y en realidad no dormí bien anoche, pensando como me iría hoy, espero que bien. ¡HUY! Ahí viene el Jefe, se ve un tanto delgado, distinguido serio detrás de los lentes, pero agradable.

- Buenos días señorita, Constanza, bienvenida a nuestra empresa.
- Gracias.
- Espero que se sienta bien trabajando con nosotros, tenga confianza, cualquier duda tiene que hacerla saber para poder solucionarla.
- Muy bien,
- Ahora manos a la obra, traiga su taco de apuntes y tome nota.

Con ese recibimiento ya estaba más tranquila, escribí sus notas, eran cartas dirigidas a otras empresas pesqueras, nada complicado, fácil, otros llamados etc, cosas de rutina que yo manejaba con soltura.

Terminé mi jornada a las seis treinta de la tarde y aprovechando el tiempo me fui a dar un paseo a la playa que a esa hora estaba vacía.


Cerraba los ojos para sentir el viento en la cara, estaba contenta, feliz, aunque echaba de menos a mi familia, pero sabía de ellos todos los días por correo electrónico, no me preocupaba, mis padres bien y mis hermanos también todo sin novedad. Y yo comenzando un nuevo desafío, ser la Secretaria del Gerente General de la Empresa Pesquera Mar Azul.

Pensando en eso siento una mano sobre mi espalda, con un salto tremendo me doy vueltas y veo un atractivo señor, de hermosos ojos verdes, pelo con canas, tostado, alto, que distinto se veía, era otro, era mi Jefe.

- Oh, que tal que chico es el mundo no
- Si así es, como está
- Bien muy bien descansando y admirando el paisaje, me hace muy bien y usted Constanza que hace acá, ¿no le da miedo andar sola?
- No, para nada ya estoy grande para cuidarme sola, no es la primera vez que estoy en una ciudad sin mi familia.


- Ah entonces no es la primera vez que estas trabajando lejos de tus seres queridos.
- No, es la tercera más o menos, en realidad ya he perdido la cuenta, pero bien he sido independiente desde muy joven y me encanta ser así.
- Eso esta muy bien, lo que es yo con estos paseos, me acuerdo de mi familia, mi esposa y mis tres hijos que están lejos, nos comunicamos siempre pero, no es lo mismo que estar juntos.
- Pero ¿ porqué no busca un trabajo cerca de su familia?
- Porque esta empresa pertenece a mi familia y han depositado toda su confianza en mi persona así que tengo que dejarla bien emprendida para poder trasladarme a la casa matriz de la capital. Para eso falta como dos años, sólo hay que tener paciencia y esperar.


Cuando hablaba, se le notaban muy tristes sus ojos, su cara le cambiaba cuando nombraba a sus hijos, se veía que estaba sufriendo mucho, me dio mucha ternura, lo veía tan indefenso. Pero no lo quería mirar mucho me daba vergüenza que me estuviera contando su vida a penas nos conocíamos, pero para mí era muy agradable estar con él.

Nos llegó la noche en la playa y hacía frío, me invitó a tomar un café y accedí, estaba congelada, conversamos de todo se nos hizo tarde, pero al despedirse parecía que habíamos sido amigos toda la vida.

Esa noche soñé con él, con su mirada con su modo especial de hablar.

Estaba deseosa de ir a trabajar aunque no sabía que tenía que comportarme igual como si nada de la noche anterior hubiera pasado. Además no correspondía comentar lo de nuestro encuentro casual pero agradable, eso estaba claro en mi cerebro.

- Buenos días, Cony
- Buenos días Don Álvaro

Eso de decirme “Cony”, me descolocó, me hizo subir los colores a mis mejillas, y eso desde hace muchos años ya que no me ocurría.

- Pase a mi oficina, le tengo un cerro de trabajo para hoy.
- Muy bien .
- Asiento, hay tres cartas para hoy y además quiero que trabaje conmigo en ordenarme esta oficina sacar lo que no sirva por favor, hace mucho tiempo que no se ordena.

Redacté las cartas, y comencé a ordenas todas las cosas que tenía, libros de administración, sobres con diplomas, archivos, papeles por doquier, y una caja de fotos de su hermosa familia.

Su esposa era una linda mujer de grandes ojos azules, pelo castaño bonita figura y sus niños eran todos varones de cinco, ocho y trece años

- Que hermosa es su familia
- Sí muy hermosa
- Sus hijos se parecen mucho a Usted
- Sí mucho.

Noté que su voz se ponía cada vez más triste, bueno era natural los extrañaba. Pero noté que una lágrima se le escabullía por detrás de los lentes.

- Disculpe, lo importuné,
- No es que tu no tienes la culpa, no sabes…
- ¿Saber qué?
- No sabes del dolor que tengo en mi corazón, la tremenda pena que mina mi cuerpo mis sentidos y que no podré ser feliz en mi vida, nunca más.

- Un día, que aprovechando el fin de semana largo, mi esposa y mis niños venían a verme, ya que a mí me fue imposible ir, ella chocó con otro vehículo y murieron los cuatro.
No sabes lo que me he sentido tan culpable de no haber podido yo viajar, siempre lo hacía pero mis niños deseaban estar también en la playa y acordamos que vinieran ellos mejor y desde ese día he querido morir, todos los día cuando despierto, desearía estar con ellos no acá gozando de la vida, respirando.

En realidad quedé paralizada, no tenía idea de tan tremendo drama, tanta pena, aunque le notaba una cierta tristeza en su mirada. No sabía que decir, mejor guardé silencio, y lo escuchaba, fui a buscarle un vaso de agua.

- Gracias,
- De nada y disculpe, yo no lo sabía,
- Si lo se, acá nadie toca el tema. Tampoco te lo hubieran dicho, mi suegro que es el dueño lo tiene prohibido, me quiere como a su hijo y como para él también es tremendamente doloroso, ese tema no se toca.

Seguimos ordenando, dejé impecable, una oficina con todo en su lugar, quedó agradado con mi trabajo y volví a mi oficina.

Mi lugar de trabajo era agradable, un escritorio grande con mi equipo computacional, toda la tecnología más moderna, no me podía quejar, ventanales tremendos que me daban una hermosa vista al mar.

- Señorita Cony
- Si
- Venga a por favor
- Se me olvidó un llamado urgente a este número hágalo antes de irse por favor.
- Si no hay problema,
- Gracias.

Hice el llamado y me retiré a la misma hora de siempre, fui a mi departamento, comí una fruta, pan y café y salí a caminar por la playa, pensaba que tranquila era mi vida hasta entonces porque no tenía grandes problemas.

- ¿ Otra vez caminando sola ?
- Ah, hola como está, sí es que no tengo nada importante que hacer, así que aprovecho de tomar aire fresco.
- Igual yo aunque acostumbro a leer también salgo caminar para distraerme y descansar un poco del día de trabajo, es muy agradable además cuando uno encuentra a alguien conocido con quien conversar.

Caminamos y conversamos como viejos amigos, nos reíamos de nuestras primeras experiencias en nuestros trabajos, nuestras equivocaciones, anécdotas, en realidad se nos pasaba el tiempo volando. Llegué con el corazón hinchado a mi casa, estaba con una sensación que nunca antes había sentido por nadie. Aunque había tenido algunos amoríos, y sentimientos por algún personaje, pero nada como esto. Feliz hubiera seguido en su compañía toda la noche.

Me levanté muy temprano y me puse mi mejor ropa, quería lucir bien, aunque para qué, él no se fijaría nunca en mí, me estimaba y me tenía aprecio, nada más, además yo estaba actuando como una tonta colegiala, me tomé mi café y salí a mi trabajo ya con los píes más puesto en la tierra.

- Buenos días Cony
- Buenos días Don Álvaro.
- Para variar hay mucho trabajo venga por favor,
- Si voy de inmediato.

Se puso a dictarme mucha correspondencia, y luego me pasó una lista de páginas que tendría que revisar por la red de Internet y además contestar los correos electrónicos llegados a la empresa. Ni cuenta me di cuando era hora de irme se pasó el día de un tiro, estaba con un pequeño dolor de cabeza el cual se me reflejaba en la cara al parecer.
- ¿Qué le pasa Cony, está enferma?
- No, sólo es un dolor de cabeza, algo pasajero.
- Bueno descanse, nos vemos mañana.
- Gracias, hasta mañana.

Salí de mi oficina parece que un cuchillo me rompía la cabeza, me dolía montones, al llegar a casa me tomé un medicamento y me tiré en mi cama y dormí mucho, no se cuanto dormí, pero al despertar ya el dolor no estaba, comí algo y me di un baño tibio, para poder reponerme, escuché música por fin me acosté y dormí como un recién nacido.

Era Viernes y eso me daban ganas de ir luego a trabajar, los viernes me gustaban porque así tenía el fin de semana para recorrer los lugares aledaños y conocer las costumbres de los vecinos del lugar, ir a la caleta comprar cosas para preparar comida, cocinar a mi gusto, me encanta cocinar cosas ricas, me quedan muy buenas, la buena mano heredada de mi madre y mis tías, eso me dijeron ellas.

La caleta estaba llena de gente, me dirigí a mi casero, como dicen por acá, para retirar el congrio que había encargado la semana pasada, pero no estaba, este casero se lo había vendido a un señor de verde que estaba caminando se iba con mi congrio, bueno compré unos mariscos y me iba cuando el señor de verde volvía con el congrio debajo del brazo, me dijo:

- Cony, hola te invito a almorzar.
- Hola Don Álvaro, bueno pero yo cocino.
- Mira este hermoso congrio, el casero no me lo quería vender hasta que lo convencí, le dije que invitaría a una señorita a almorzar por eso accedió a vendérmelo, alguien lo había encargado al parecer.

No quise decirle que era yo, me sentí mal, además como me invitó a almorzar ya daba lo mismo, cocinamos todo lo que llevamos, ya no podía comer más, nos quedó rico todo, él cocinaba también así que no nos demoramos en preparar todo, fue un almuerzo perfecto.

Mi Jefe tenía una casa casi en frente del mar, pequeña pero acogedora, agradable, con buen gusto alhajada, una cocina amplia con todo bien equipado, moderna pero cálida un living cómodo, en realidad muy acogedora y confortable. Me sentí muy bien ahí, además que escuchamos música y hablamos toda la tarde, luego fuimos a caminar por la playa hablamos mucho de todos temas. Algo malo pasaba dentro de mí, creo algo muy malo.

Si, eso estaba enamorándome de mi jefe, eso no podía ser, cuanto pedí a Dios no enamorarme nunca, ya había pasado el tiempo, me había escabullido como había podido de los sentimientos había luchado contra ellos con todas mis fuerzas a veces, igual que ahora pero ya no puedo más.

Me acuesto pensando en él me levanto pensando en él como una estúpida, había prometido no volver a caer, de estar pendiente de un hombre, pero porque me pasaba esto, porque ese hombre era tan especial conmigo, tan sincero, amable, amigo, compañero. Además tan respetuoso, nunca me dicho algo sugerente ni se me ha insinuado, nada de eso es como de otro mundo.

Tengo que serenarme y dejar de pensar, dejar que todo fluya solo, si pasa algo más bien que pase y si no que no pase, vivir el día, eso nada más, los rutinarios días de la oficina y los de mi hogar.

- Aló
- Ah hola mamita, como están
- Bien y tu
- Bien mamita gracias y ¿ mis hermanos ?
- Bien, te echan de menos no tienen a quien molestar,
- Ah si esos bárbaros, dile que los amo. Besitos.
- Chao les escribiré correos hoy, revisen sus correos, chao.

Mi madre, siempre me llamaba, tempranito antes que me fuera a trabajar si no podía lo hacía por las noches, las madres son siempre madres primero que nada como mi madre única, la amaba mucho y a mi padre igual claro que otro sentimiento, algo más distanciado, no le perdonaba algunas penas que hizo pasar a mi madre cuando yo era niña, no lo olvido aún.

Todavía recuerdo a mi madre angustiada, llorando conmigo pequeña, embarazada de mi hermano Miguel que ahora hace las veces de hermano mayor ya que yo no estoy.
Si sufrió mucho mi madre, cuando mi padre se enamoró de aquella mujer, si pero mi madre con su personalidad y su fuerza logró salvar su matrimonio, es admirable. Yo creo que no podría ser capaz de lograr eso.

Por todo lo que vi sufrir a mi madre, desde niña prometí no enamorarme nunca en mi vida, porque lo que acarrea el enamoramiento es pena y desdicha.

Pero el destino se imponía me doblegaba me hacía hacer cosas que yo no quería, pero sí deseaba. Los deseos son más fuertes, y el corazón los manda.
Si lo amaba si, lo deseaba también, me hubiera gustado que él me hubiera deseado para poder pasar la noche, el día la vida juntos. Pero así estaban las cosas, él me respetaba, me estimaba, me quería como su amiga su paño de lágrimas, la persona que le brindaba compañía, consuelo que lo escuchaba lo entendía pero eso nada más, en resumen, su secretaria perfecta.


Me levanté como todos los días pero algo pasaba, todo se me daba vueltas, un mareo tremendo además de un intenso dolor de cabeza que me hacía perder el control de mi cuerpo. Caí a la cama y no podía mover si movía la cabeza parece que tenía suelto todo adentro y los ojos casi no los podía abrir, la luz me hacía doler más la cabeza.
Tomé el teléfono y avisé que no podría ir que no podía salir de casa que estaba enferma.
Mi Jefe llegó a mi casa de inmediato le abrí la puerta como pude ni supe como me encontré en el hospital llena de cosas, suero, medicamentos, enfermeras, doctores, no sabía que me pasaba pero era algo malo.

Al despertar encontré a mi Jefe mirando por la ventana, su espalda ancha su bella estatura, se dio vueltas y su cara se alegró al verme despierta.

- ¿Cómo está?
- Me siento mejor gracias.
- Que susto nos hizo pasar
- Tienes que cuidarte mucho, y hacerte estos exámenes, es por lo de las jaquecas que te dan son muy fuertes.
- Sí desde hace algún tiempo me está pasando esto, fui al médico pero me dijeron que no era nada para preocuparse. Pero me haré estos exámenes no pierda cuidado soy una mujer obediente.

Como estaba con Licencia Médica me dispuse a irme a tomar los exámenes de rutina, para rastrear la raíz de mi problemas de estas jaquecas que ya cada vez eran más fuertes.
Volví a trabajar y así semana tras semana. Rutina todo como siempre, y algunas ocasiones el Jefe me invitaba a pasear por la playa y conversábamos horas enteras.

Acudí a la consulta del médico que me estaba tratando con los exámenes, el escáner arrojó una pequeña sombra en el cerebro, al parecer era un tumor. Creo que primera vez en mi vida que me sentí como hormiga, pequeña, frágil, antes nunca me había sentido así, siempre me las arreglé mis problemas de salud o lo que sea sola. Pero ahora me desplomé no podría creerlo, a mi me tocaba perder ahora.

Faltaban otros exámenes más los que estaban bien, también tendría que ver un oftalmólogo ya que los ojos los tenía con mucho cansancio y para eso tenía que usar unos lentes especiales, que facilitarían mi visión.

No me quedé con una opinión, visité otra consulta, me repitieron los exámenes, el del cerebro arrojó una anomalía, había una venita inflamada, esa era la sombra que se vía en los otros exámenes, como ya habían pasado los días se pudo ver mejor, gracias a los medicamentos que yo estaba tomando, había tenido un neurisma leve casi indefenso, pero era de mucho cuidado, las cefaleas se debían a el problema de la vista y con este accidente pequeño me acarreó los mareos y que me sintiera tan terriblemente mal.

Siempre he sido creyente y tengo muchísima fe en Dios, y creo que El me ha dado un aviso, que me cuide y me ha regalado otra oportunidad para vivir, he tenido cerca la muerte muy cerca, el doctor dijo que gracias a mi vida sana sin vicios, alimentación y mi edad, me ayudó mucho a que no haya dado una trombosis o algo peor. Me asusté mucho me sentí frágil y muy pequeña y con ganas locas de llorar mucho y agradecer la segunda oportunidad de vida que tenía, uno es millonaria pero no se da cuenta que la salud es lo más importante para el ser humano sin ella no somos nada.

Salí de la consulta muy tranquila y me dirigí a la Iglesia del lugar, era una hermosa capilla de estilo barroco, el preferido mío, adentro era majestuosa y bella, lo principal que uno se sentía en paz cuando permanecía en su interior, me gustaba ir ahí, acudía cuando podía a misa y si no podía acudía como hoy a dar gracias o pedirle algo a Nuestro Padre Celestial que era mi amigo y me ayudaba en todo.

Terminó mi licencia y acudí a trabajar, mi jefe estaba algo distante y muy serio, pero trabajamos toda la tarde, y terminé algo cansada pero bien. Llegué a casa comí fruta y leche y corrí a la playa a gozar del paisaje.

Mi jefe no llegó no fue a su paseo de todas las tardes, ya me había acostumbrado a su compañía a su conversación, a tenerlo como amigo, era como otra persona, dos personalidades en un mismo cuerpo. Pero bueno yo estaba sola aquí, y sola tenía que seguir además, era mi jefe, no tenía obligación ser mi compañía siempre, tendría cosas importantes que hacer esa tarde.

Pero eso pensé yo pero así pasaron muchas tardes en que él no fue a la playa, no era una cita pero era un encuentro casual muy agradable para mí y creo que lo eran para él también, ya que se nos pasaba las horas conversando. En eso estaba cuando el apareció sentado en una roca mirando el horizonte y se incorporó y se dirigió a mí.

- ¡ Hola !
- Hola ¿cómo está ?
- Yo bien y Usted Cony su salud bien?
- Si muy bien gracias, soy una paciente obediente.
- Eso esta muy bien
- Si así es tengo que cuidarme soy joven para morir
- En realidad Cony me cuestioné todas estas semanas.
- ¿Porqué Don Alvaro.?
- De un tiempo a esta parte todo lo que toco lo lleno de mala suerte.
- ¡Ah,! ¿que dice?


- Eso, que a todo lo que le tomo cariño, o aprecio le llega algo malo o le pasa algo, por eso no vine más a la playa para no hacerte más daño, esto de tu enfermedad me dio el aviso que no fuera más tu amigo. Pero no podía seguir así hoy vine para que supieras muchas cosas, que estoy enamorado de ti, de tu sencillez, de tu belleza pura y natural, tu personalidad, tu simpatía, se me pasa el tiempo volando contigo, me levanto pensando el tí, pienso en tí todo el día, tú me distes ganas de vivir, de creer en la vida en el amor nuevamente, pero cuado te enfermaste, comprendí que la felicidad no está echa para mí. Así que me voy a la capital, pedí mi traslado, no quiero seguir sufriendo, prefiero olvidar que conocí a un ángel como tú, una bella persona y no te quiero hacer daño. Me voy lejos es mejor para los dos porque se que tu también me quieres lo he leído en tus ojos. Adiós Cony, te amaré siempre.


Lloré toda esa noche, como sentir esto tan lindo y no poder vivirlo los dos, a penas conversábamos y trabajábamos juntos, sin besarnos sin tener el más mínimo contacto, sentíamos esto tan grande, esto que el mirarle los ojos sentía que el corazón me saltaba, esto, que una corriente de amor recorría mi cuerpo, su sonrisa tan amplia de dientes perfectos y su pelo castaño y brillante, me daban ganas de correr a abrazarlo y apretarlo hasta que nos faltara el aire y darle un beso profundo que nos transportara a otra dimensión, pero no podía se iba de mi lado no lo vería más. Y las rabia que sentía era que cuando me dijo todo lo que sentía por mí no fui capaz de articular ninguna palabra, quedé muda, impresionada, estática, ni me moví de donde estaba no fui capaz de decirle todo lo que sentía.

El sol entró insolente en mi dormitorio, no respetó mi duelo, mi dolor me alumbraba como un cuchillo rompiendo mi privacidad, mi pena. No tenía ganas de ir al trabajo, me deslice bajo la cama, me duché, tomé leche con chocolate caliente y me fui.
El Jefe estaba ahí, todavía, entré a su oficina, él me miró y yo lo abracé muy fuerte y nos besamos, fue un beso lleno de amor, pasión y ternura, jamás había sentido eso antes nunca, no era la primera vez que besaba pero este beso también encerraba el adiós que no nos dimos el día antes.

- Yo igual lo amo, te amo, no puedo vivir sin ti, si tú te vas yo igual renuncio, no me quedo más acá sola, nunca me había enamorado, jamás había sentido esto por nadie no te vayas no me dejes si te vas ahí si que me da un ataque y me muero.

- Pero es que tengo miedo de traerte mala suerte. Mira lo que ya te pasó.

Por favor esas son cosas que pasan, porque son enfermedades que atacan a cualquiera, son cosas de la vida, y si el destino está que yo muera moriré pero no porque tú seas el culpable, además no importaría porque estando contigo no me imposta morir después.

Nos abrazamos realmente nos amábamos, ya hacía casi seis meses que nos conocíamos y compartíamos esta amistad que se transformó en amor sin que pudiéramos evitarlo, el destino y Dios tiene preparado cosas para nosotros y así tenemos que aceptarlo, El nos da y nos quita, como decía mi abuela.
Ahora vivo con mi Jefe, nos casamos y vivo en su casa, sigo siendo su secretaria y nos hemos complementado mucho más, estoy feliz el un esposo, amigo y amante ideal, cariñoso, tierno, y seguimos caminando por la playa todas las tardes, admirando el mar, ese mar que me dio paz, tranquilidad, y permitió que conociera el verdadero amor.

- Cony,
- Si, dime
- ¿Me quieres?
- Sí tanto como el agua de este mar
- ¿Y tu?
- Mas que el mar, te amo todos los granitos de arena de todas las playas del mundo entero.
- Sabes Álvaro soy feliz te amaré siempre, cada minuto de mi vida te amaré cada espacio de tiempo que tenga, nunca me arrepentiré de haber llegado acá tan lejos pero encontré algo que nunca pensé encontrar, ya que había escapado siempre de él por miedo, escapaba del amor.
- Y yo agradezco a Dios que me dio una segunda oportunidad para ser feliz, para renacer nuevamente como persona como hombre, te amo y te amaré hasta que seamos viejitos hasta que la muerte nos separe y hasta en el más allá te amaré.


Siempre hay algo para nosotros esperando, lo que pasa es que uno no sabe verlo mas allá, no sabe encontrarlo, pero si tu tienes claro tus sentimientos, todo aflora y se te abren las puertas del entendimiento, y encuentras lo que buscas con sólo mirar mas allá del físico, hay que ver el corazón de la persona, sus sentimientos conocer lo que guarda su corazón, eso es lo más importante, la belleza espiritual que uno tenga, y ser natural expresar y comportarse como es uno, no fingir algo que uno no es. Eso se llama falsedad, así uno encontrará, amigos sinceros y también encontrará el amor sincero que es que tanto cuesta encontrar, ese amor que nunca había encontrado ni sentido por nadie como ahora con mi marido.

Álvaro, amo tu ojos color miel, tu pelo castaño, tus pecas en la nariz tu amplia sonrisa, tu forma de hablar de reír, tus manos de largos dedos suaves y blancas tu buen humor, la forma de encontrarle cualquier cosa la belleza escondida, esa cultura, esa visión del mundo tan tranquilizadora como si nada ni nadie pensara cosas malas para los demás como si la guerra no existiera, como si la ganas de gobernar no fuera lo que le enloquece al hombre, eres un hombre especial para mí, alguien que llenará para siempre mi corazón solitario.

Fui a darle gracias a Dios a mi capilla, estoy embarazada, mi corazón esta hinchado de amor ya parece que estallará de un momento a otro en la ecografía se reveló que hay dos fetos, mellizos o gemelos, sólo pediré a Dios que sean sanos y felices y que tenga un buen parto ruego por eso todos los días, porque siento miedo, pero sólo así me tranquilizo pidiéndole una vez más que como padre cuide de mi.

Álvaro camina de un lado a otro con los nervios de punta, yo estoy con dolores y contracciones propias del parto, pero estoy tranquila, acá hay excelentes médicos no me puede pasar nada malo. Me preparan para operarme, me despido de mi amor, esta muy asustado se despide con los ojos llenos de lágrimas.



Mi cuerpo lo siento pesado aún y veo luces pequeñas sobre mi cabecera, una tenue luz se ve entrar por la ventana, la espalda de Álvaro me hizo pensar en la primera vez que me enfermé él estaba acompañándome igual que ahora.

- ¡Hola! ¿Como estas amor?
- Bien, ¿gracias y los niños donde están?
- Los tienen en la guardería ya los traen, cariño son hermosos iguales a ti.


Una enfermera trae las cunitas dobles que ponen al lado de mi cama, ahí están durmiendo entregados al descanso, hermosos, sanitos, bellos como su padre aunque él los encuentra parecidos a mí, igual tienen algo de los dos, ya les teníamos sus nombres, Juan Pablo y Álvaro Andrés, nos constó encontrar los nombres para que no se ofendan los abuelos pero al final acomodamos los nombres para dejar contentos a todos y quedar conforme también nosotros.

Nos vimos muy atareados con los niños por lo que contratamos a una niñera para que me ayude con los niños que requerían cada vez mas atenciones, a parte que era un trabajo doble en el que entrábamos todos a la batalla con pañales, mudas, baños, ropa, comidas, etc., o sea corríamos todo el día , agotador no teníamos tiempo ni para lo más indispensable, todo era llanto, mamaderas, paños etc., así hasta que un día no dimos un descanso merecido, ya que ni cariños nos hacíamos eso había pasado a segundo plano, pero eso estaba dañando nuestra relación, así que los dejamos durmiendo al cuidado de la niñera y volvimos a nuestro lugar favorito, la playa a caminar y conversar ya que tanta falta nos hacía últimamente, comunicarnos sentirnos, porque todo había cambiando con la llegada de los hijos, es lindo ser padres pero igual no hay que dejar de ser pareja, darse tiempo para hacerse el cariño necesario que tanto nos hace falta.

Somos felices, somos una familia que tenemos que cuidar un tesoro que tenemos que guardar como si lo fueran a robar de un rato a otro, cuidar el amor de pareja y el familiar, eso que tanto cuesta construir y que de un rato a otro cualquiera viene a quitarte, por eso hay que ser cuidadosa, amar y cuidar el tesoro.

Ya no podía dedicarme a los niños y también a la oficina, así que no pude seguir ejerciendo mi puesto de Secretaria de Gerencia, puesto que ocupó una joven muchacha que llegó a la ciudad, eficiente y peligrosamente hermosa y coqueta.

Álvaro llegaba tarde todos los días quejándose de tener mucho trabajo, lo notaba nervioso y algo preocupado, no dije nada, nunca le dije nada, estaba yo tan ocupada en casa con mis hijos que poco tiempo tenía para preocuparme y pensar en un engaño o algo por el estilo pero estaba actuando muy raro.

Me dirigí a la oficina una tarde sin avisar, ya que la niñera estaba al cuidado de Juan y Andrés, entré ya no había nadie trabajando sólo quedaba luz en la oficina de Álvaro, para entrar a esta obligatoriamente había que entrar a la que era mi antigua oficina, entré estaba todo desordenado no como yo acostumbraba a llevarlo, desde mi oficina se podía ver hacia la oficina de mi marido, ahí estaba él y la nueva secretaria, ella estaba sentada grotescamente encima de mi marido y se besaban apasionadamente, mi esposo la acariciaba entera, ella estaba casi sin ropa, con ella caída por alrededor del cuerpo y se quejaba de gozo y de pasión.


Me decidí a volver por donde había entrado, no pude reaccionar hasta la sangre se me congeló de la impresión y de la pena, volví a casa, antes pasé a la playa a ese lugar que tanta felicidad y paz me traía, me senté a pensar que había hecho de malo para que esa mujer me quitara lo más lindo que había logrado hasta ahora. Me sentía enferma con nauseas y ganas de morir, me estaba pasando lo mismo que a muchas mujeres de este mundo tienen que soportar la infidelidad del esposo, de ese amado ser que uno entrega todo para que sea feliz, cuerpo y alma, tiempo y dedicación.

Madre, como te comprendía ahora, como te compadecía, sufrir en carne y hueso lo que tú sufriste y luchaste para mantener el núcleo familiar al resguardo de aquella mujer que quiso arrebatarte tu tesoro, tu familia.

En casa me esperaban mis hermosos hijos con sus caritas llenas de risas y jugueteos infantiles ya estaban dando pasitos, me rodearon con sus brazos regordetes y me llenaros de besos, que reconfortada me sentí al recibir ese amor tan limpio y sincero de mis niños.

Al llegar la hora de que mi marido llegaba a casa, me sentí enferma, me dolía terriblemente el estómago y la cabeza, me volvía mis antiguas jaquecas que tanto me atormentaban la salud y mi vida. Me recosté en mi cama y tomé medicamentos y dormí por un rato para que se me pasara el malestar, tocaron la puerta de mi dormitorio, Álvaro llegaba del trabajo y preguntaba por mi salud, le dije q esta mejor y que ya estaría con ellos para la cena, cosa que no fue así ya que el dolor de cabeza se intensificó y los medicamentos no me hicieron nada apenas atenúo en parte el dolor. Mi marido me llevó al hospital donde me aplicaron un calmante fuerte el que me dejó adormecida hasta el día siguiente, donde desperté con la sensación de haber dormido por una semana, pero ya el dolor había desaparecido.

Mi marido preocupado de mi salud me dijo que visitara el médico para chequearme ya que me había vuelto eso de las jaquecas, pero no le obedecí ya que yo sabía a que se debía, a la pena, angustia y rabia que estaba pasando al saber que él, mi gran amor me era infiel. Que estaba repitiendo la historia de mi madre y la de muchas mujeres que son engañadas por sus esposos o parejas estables. Estaba pasando por un estado nervioso severo por lo consiguiente me sentía mal de salud.

Fui a la empresa, entré a la oficina de mi marido él se sorprendió gratamente al verme, me senté y le dije que me dijera si me quería todavía, me contestó que si que me amaba que yo era lo más importante en su vida y también sus hijos, eso me bastó para sentirme segura de lo que iba a ser, o sea tenía que luchar por mi familia.


Pensaba y pensaba que podía hacer, como sacar a esta mujer de encima, se me ocurrió una idea genial, volver a trabajar, se lo dije a mi marido y él se puso feliz de que volviera a ser su secretaria ya había sido la mejor que había tenido, pero había un problema, que haríamos con la otra señorita, me dijo que la trasladarían a otra sucursal y ya asunto arreglado, yo estaba contenta, eso quería decir que para él no había sido más que una aventura sin importancia, claro que me dolió igual pero de eso nadie se enteró solo yo.


Tengo a mis hijos creciendo contentos y felices ya tienen cuatro años y estoy trabajando todavía con mi marido en la empresa, esto ha crecido y ya no nos moveremos más de este hermoso lugar, soy feliz y estoy segura que mi familia igual, solo hay que poner todo de parte de los dos como pareja y llevar los problemas a un feliz término. Álvaro supo después de un tiempo que yo sabía todo pero me pidió perdón, me suplicó que lo perdonara y que nunca más me traicionaría, yo no me lo merecía y menos con una mujer como ella, había caído embobado por su exuberante belleza, pero solo había sido eso nada más y que a la que amaba era a mí. Me costó tiempo olvidar el engaño pero como muchas mujeres estoy haciendo el intento, pero mi corazón aún tiene un resto de rencor, pero ya pasará, por ahora vivo, siento y respiro, y agradezco cada día que vivo ya que puedo ver, caminar y disfrutar del amor de mis hijos y mi marido, familia y amigos que es lo más importante que el ser humano pueda tener, mi gran tesoro.

FIN
Datos del Cuento
  • Autor: Beluz
  • Código: 13528
  • Fecha: 19-02-2005
  • Categoría: Románticos
  • Media: 5.53
  • Votos: 85
  • Envios: 2
  • Lecturas: 6240
  • Valoración:
  •  
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