El nacimiento de una bruja:
El señor Amanuense Real, es un hombre sabio; historiador y cronista del país de Tierras Rasas. Si a tan notables dones le acompañasen los no menos de humildad y bondad, pudiera ser muy bien, un hombre santo. Pero, la codicia suele traer gran desgracia a quien la padece, y el señor Amanuense es un avaro de mente y bolsillo.
Es el segundo aniversario del príncipe Yacud, a cuya celebración el Amanuesen asiste como invitado muy privilegiado. Ocupa un sitial junto a los Reyes. Todos los presentes le rinden pleitesía, hasta las hadas; es de fama lo mordaz y afilado de su pluma y nadie está dispuesto a pasar a la historia de mano tan airada.
Cuando mayor es el lucimiento, del Amanuese, pues está en íntimo coloquio con el Rey, se le acerca el Chambelán Mayor y le dice:
-Perdonad que os interrumpar, señor Amanuense, est5á en el Castillo vuestro Mayordomo con la noticia que la señora Amanuensa ha tenido una niña..., y como son cerca de las doce y es la fiesta de Bitumé..., teneis a vuestra disposición el Carruaje de los Veladeros.
Camino a la Casa Grande, entre truenos, lostregos y una lluvia torrencial, va el señor Amanuense maldiciendo el indeseado nacimiento de su esptima hija. Cuando el carruaje se detiene junto a las escalinatas de la Casa Grande, le espera un comité de bienvenida vociferante. La Aya, con la niña entre los brazos, está gritando con desafuero:
-¡Señor, impóngale un Nombre Santo! ¡Están por dar las doce campanadas!
Un poco apartada, entre las sombras de la inhóspita noche, aguarda una vieja mujer. No parece declarada su presencia; todos saben de ella, más por adivinarla que por verla.
Con las prisas y los nervios, acompañados de su mala conciencia, al Amanuense se le engancha la hebilla del zapato en los flecos del cortinaje. A punto no está de dar con la frente en el suelo, antes que con los pies.
-¡Mala sombra! -Trona, el caballero, al tiempo que da la última campanada, en el convento de Santa Inés.
-Pero..., pero, señor, ese no es un Nombre Santo, a su hijita se la llevarán las brujas.
La mujer que espera en las sombras, se acerca al Aya y tomando a la nonata en sus brazos, desaparece en la noche, en menos tiempo que contar se pueda....
me recuerda el cuento de la bella durmiente del bosque....cuando la ada no es invitada .. se enfada y se lleva a la princesa...