Como sabrán, estoy sola. Bueno siempre en toda mi vida he estado sola, pero ahora más que nunca que estoy vieja, siento una necesidad inmensa de estar acompañada de una persona que me ame, que me admire, que me respete y que me divierta y me haga
reir. Nunca sentí esa sensación, siempre fui indiferente a estas cosas, será porque de alguna manera siempre anduve enamorada y mi vida era más bonita. Si embargo, ahora me siento afligida porque no ando enamorada de nadie, y la última vez que sentí el amor fue con mi infortuna experiencia con Marcos. De ahí extraño amar, extraño que alguien me mueva el piso, extraño estar en las nubes. Basta. Bueno todo ello escasea desde hace más de un año y la verdad que me estresa estar sin eso.
Cuando estoy enamorada, la verdad es que sí me pone tonta pero a la vez me pone la vida de maravillas, mi vida se torna de un color a rosas, veo pajaritos, mariposas y me siento bonita. Me da ánimos para todo: para arreglarme, comprar accesorios para mí, tales como aretes, collares, etc., leo sobre belleza, sobre el amor, etc. Mi vida es bella….!!!!
Después que me pasó todas esas cosas desagradable con Marcos, los pocos meses me sentí muy mal, sin embargo, como mandado del cielo, siempre no faltaba por ahí chicos que me hacían el habla. Unos de ellos y me cuesta aceptar que fui una idiota, fue un chico guapísimo, el mismísimo príncipe azul de la cenicienta. Ojos celestes, rostro largo, pelo castaño y muy pero muy caballero. Yo me encontraba en mi computador trabajando y de pronto intempestivamente alguien me sorprende y me dice con tono amistoso: HOLA. Yo me sorprendí al verlo, todo un joven ejecutivo, lindo en todo aspecto hasta en su voz. Me dijo que si le haría el favor de brindarle un permiso para verificar qué ocurría con el sistema de la impresora, dado que en mi máquina estaba el servidor principal de dicha impresora. ¡¡¡GUAU!!! Era un galanazo de cine, pero me abstuve, me aguanté mis hormonas femeninas y le guardé indiferencia. Simplemente le dije espontáneamente (no sé de dónde me salió tanta espontaneidad, pues soy sumamente tímida sobre todo con los chicos simpáticos) que esa impresora ya está hasta las ‘caiguas’, en tono burlesco y que se lo regalo. Eso le causo carcajadas y me miró fijamente con esos almendrados ojos celestes y sus pómulos ruborizados causado por la risa. “Entonces será motivo para que nos intercambiemos de máquina”, me respondió. UFFFFFFFFFFFFFFFFFFFF me delataron las hormonas y sentí que me invadía una frialdad dentro de mí y el nerviosismo y la timidez, que sonreí por compromiso sin mirarle a los ojos y bajando la mirada. CARAJO maldita timidez, el chico lo único que quería ser amistoso, hacerme sólo el habla y mi mente cochina me la malogró. Me sentí un poco complacida por la atención que me brindó, pues como yo aquel entonces era casi una adolescente, mi rostro de niña era discriminado entre el resto de personal y ser tratada con amabilidad….Al instante me puse a pensar que este pata cree que porque es simpático yo voy a caer sus garras, es un conquistador, ya se sus tácticas, quiere que le de mi confianza, no le voy a dar gusto. SONSA. Luego el apuesto joven se tuvo que retirar de la oficina y se acercó a mi escritorio. Fue para agradecerme por el sencillo servicio que le hice (que la verdad no era nada). “Ya me voy. Quería agradecerte por todo, ha sido muy amable de tu parte. ¿Cuál es tu nombre? LA TIMIDEZ… “Ahhhhh, esteeeeeeeeee” - automáticamente con un tono como guardando distancia le respondí- “Rocío López”. Después voltié simultáneamente mi miradad al computador como diciéndole que no me moleste, que estoy ocupada. El joven, un poco sorprendido por mi extraña-cambiante actitud me dijo: “Mi nombre es Rodrigo”, y se retiró incómodo. Después en mi mente me invadió una pena, quería tirarme un puñete en la cara por mi estúpida timidez , tanto así que quería correr detrás de él para pedirle su correo. Pero me abstuve.
De ahí jamás lo he vuelto a ver. Al parecer sólo estuvo un día en la oficina. La verdad no lo sé, pues como yo antes sólo colaboraba allí por horas, así que ni siquiera sabía quiénes exactamente eran los que conformaban el área.
Pasados los meses le pregunté a la secretaria sobre el joven y no se acordaba de él, de igual manera a los otros de la oficina. ¿Qué raro cómo no se van acordar de ese chico que ellos mismos han tratado? Pero nada, no se acuerdan, pese a las pistas que les doy. Pero viendo la planilla de los anteriores empleados, encontré un nombre: Rodrigo Rubio, gerente de comercialización. ¡Uyyyyyyyyyyyyyyyyyy era uno de los jefes! Y tan joven y bueno. En la lista señala que ya no trabaja desde hace más de seis meses. No sé si en realidad era ese tal Rodrigo Rubio o era otro Rodrigo. La cosa es que desde ese día que se apareció in tempestuosamente a mi sitio, jamás lo he visto ni oír hablar de él.
Claro después de ello, me quedo un poco apenada, porque él se apareció mi sitio igualito como de novela. Yo, concentrada, después de ser despreciada por un feo al que amo, y de pronto, como mandado del cielo, se aparece mi príncipe azul, un chico educado, culto y bueno, que posiblemente le atraje, pero que en el fondo lo único que quería era ser amistoso conmigo y yo, por mi estúpida timidez, pero sobre todo, por mi estúpido miedo al rechazo, dejé ir quien sabe, al verdadero amor de mi vida.
Desde entonces no he visto chico guapo y bueno a la vez. Es difícil. Si son chicos guapos, son malos y si son buenos, no son de mi tipo. TONTA.


La Niña