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Categoría: Ciencia Ficción

Maldito Marte (Fin de una civilización desconocida)

- El aire está demasiado seco Harry - dijo José Salgado, capitán de la tripulación de la nave espacial "Misteria", el último grupo de terrícolas que había viajado a Marte después de la cuarta guerra mundial, hacía ya casi 30 años. Su mirada manifestaba una clara preocupación por la estrecha e inminente situación en la que se encontraban, el silencio se hacía presente en cada momento, y los pensamientos más oscuros y diabólicos que alguien pudiera imaginar recorrían las mentes de cada uno de los tripulantes.

La atmósfera se tornó color dorado y las temperaturas se elevaron a niveles catastróficos, era casi imposible para un ser viviente soportar dichas condiciones climáticas por mucho tiempo.

- ¿Tiene algún deseo final Capitán? - preguntó Harry Balmaceda, su mejor amigo y copiloto de la nave.

- Bueno - respondió el capitán Salgado - quisiera no haber aterrizado en este nefasto planeta, mejor dicho, quisiera no estar viviendo esta nefasta situación, salir de una guerra, para entrar en otra, ¿acaso no es paradójico?, morir en el planeta que siempre quisiste estar, sin siquiera poder conocer a fondo a sus habitantes, su cultura e idiosincracia son totalmente desconocidas para mi, es casi absurdo. 

- Lo es capitán, lo es - Agregó Harry Balmaceda mientras se encogía de hombros.

- Presumo que el destino de esta tripulación será fatal - Dijo el capitán Salgado - y aunque saber que voy a morir en este lugar no me preocupa en lo absoluto, lo lamento por mis hombres, no merecen sufrir esta desastroza realidad.

Joel se sentó junto a Harry en los sillones de comando y continuó: 
- Pero ¿sabes algo?, pensando bien en una respuesta a tu pregunta querido Harry, lo que realmente deseo de corazón es que Papá estuviera frente a mi, le pediría disculpas, y le regalaría un gran abrazo... créeme, aunque sólo fuera por medio de un retro transmisor, le diría cuánto lo quiero, y que todo lo que soy es gracias a su preocupación, amor y comprensión, nunca tuve la oportunidad de demostrárselo, o al menos nunca inventé la ocasión -

Harry comenzó a llorar desesperadamente, quebrado y conmovido por las palabras de su capitán, también recordó su corto paso por la tierra, junto a sus seres queridos, sabía que jamás volvería a vivir esa realidad. 

Hubo silencio por largo rato...

El calor siguió aumentando y las probabilidades de sobrevivir eran casi nulas, pronto el gran aerolito incandescente penetraría en la atmósfera del planeta rojo y no habría marcha atrás. Fobos y Deimos fueron destrozados de manera casi inmediata por la lluvia de meteoritos que rodeaban al gran titán milenario, el que pronto acabaría con la civilización marciana, esa civilización que el ser humano siempre quizo conocer y estudiar. Junto con esto se destruirían los sueños de muchos científicos, estudiosos, viajeros, aventureros, que durante años sólo dedicaron sus vidas a la ciencia y la astronomía, y los ancianos y excéntricos magnates provenientes de las nuevas órdenes mundiales ya no podrían conquistar y adueñarse de tan maravilloso planeta para luego heredarlo a sus tiernos y mimados hijos ricos.

Los marcianos corrían de un lado a otro sin saber cuál sería el destino de sus vidas, algunas naves intentaron despegar, pero el intenso calor ya había terminado por fundir sus motores, o simplemente los pequeños meteoritos que ya habían caído en el planeta destrozaron por completo las corazas "impenetrables de sus vehículos espaciales, los niños marcianos, las mujeres, los hombres, todos esos pequeños seres desaparecerían, y nada ni nadie podría hacer algo al respecto.

- ¿Está listo capitán? - Preguntó Harry
- Si mi joven amigo - Contestó el apesadumbrado Joel, que ya no sabía si reír o llorar, más sólo se limitó a cerrar sus ojos y pronto, mediante un flashback, comenzó recordar sus mejores momentos en la tierra, junto a su mujer y sus hijos, junto a sus viejos amigos, bebiendo cerveza en aquel viejo y pequeño bar de subida Cumming en el hermoso puerto de Valparaíso, o viajando más hacia su infancia, tardes de domingo recorriendo las áreas verdes del parque junto a su padre, aquellas frías tardes invernales que jamás olvidaría, todo eso ya era pasado.

El meteorito penetró con gran fuerza en la atmósfera. Al rato todo fue llanto, dolor y destrucción. Harry y Joel se perpetuaron en el espacio, junto con esa desconocida civilización, aquella civilización que siempre quisieron conocer.

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