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Máscaras sin dueños...

No todo es como parece, puede que esté brillando como el oro, o como un loro verde amarillo, pero no todo es así, puede que sea una visión, un sueño perdido, o robado de alguien, ¿quién sabe? Aquella mañana no dejaba de llorar en mi cuarto, vivía solo, mis padres habían muerto, y muertos por culpa mía, según los padrones morales los había asesinado a punta de leche, pero de leche con veneno, pues eso era algo que aborrecía desde que nací, y era verdad según la empleada de casa que me contó que soportaba la leche materna por lo que me llevaron al médico y este les dijo a mis padres que tenía insuficiencia hepática y desde aquel día bebía sólo leche de soya, en polvo, era terriblemente insaboro, así como beber leche rebajada con agua de caño... por eso es que aproveché que ya era un ser pensante para echarles cianuro de ratas al desayuno de leche a mis padres, y ahora estoy en graves problemas pues según mi empleada que fue con quien tramé esta acción, esto era una locura y fue en verdad así pues apenas vi a mis padres tratando de vomitar la leche que tanto odiaba vi que un tipo de tez oscura entraba en la casa y hablaba con la empleada para luego salir a la calle y perderse en la oscuridad de la noche, pues era de noche, todo era negro, hasta el rostro de aquel tipo amigo de la empleada que se llamaba como mi madre pero que era mas fea, casi como si los labios se le hubiesen reventado por lo gruesas que eran pues era como si tuviera esos rellenos atados de carne oscuras, así como un chorizo... No supe que hacer pero moralmente estaba perdido, así como los ojos sin brillo de mis padres que vi como sus lenguas se colgaban como esos tallos secos de la maceta de mi casa... Me acerqué a ellos y no sé por qué me puse a pintarles las caras con la pintura que tenía mi padre en el sótano, pues él era pintor de profesión, y era algo que yo gustaba hacer pero a mi padre no le gustaba esa idea, a mí sí, pero a él, que todo el día tomaba leche de soya, y que me hacía tomar día y noche la misma leche, no deseaba que fuera como él, es decir, un pintor de brocha gorda, él quería que yo fuese un ingeniero, así como su jefe con quien trabajaba y que a veces venía a la casa y conversaba con él y con mi madre y cuando me miraba a los ojos me asustaba, parecía un demente, o ese tipo de persona que tienen una máscara y que no saben sacársela. Les pinté los cuerpos luego de haberlos desnudado, y noté que sus cuerpos se hinchaban así como los labios de la empleaba que se había ido de la casa con aquel tipo de piel oscura, llevándose un montón de cosas en una de las sábanas de mis padres. Y cuando ya estaban llenos de colores, parecían ser esas extrañas estatuas que veía en los libros de arte abstracto, y pensé que tenía el don del artista, un ser creativo, y pensar que tan solo tenía quince años, era bello ver a mis padres con sus máscaras así como la cara del ingeniero que era el jefe de mi padre... Puras máscaras, volví a pensar, y luego, no sé por qué decidí arrancarles sus pellejos, es que, realicé que mis padres no estaban mas en aquellos putrefactos cuerpos llenos de cianuro para ratas. Cuando terminé mi labor, oí ruidos, pasos en la puerta. Luego tocaron. Eran cinco policías. Abrí la puerta y le hice entrar... Y cuando vieron a mis padres, casi se ponen como la cara del jefe de mi padre. ¿Habrán tomado cianuro?, pensé. Estas bestias me tomaron del cuello y me luego me soltaron cuando vieron mis manos pintadas con sangre y retazos de carne y vísceras y esas cosas que tienen las personas dentro de sus cuerpos. Y aquí estoy, en un cuartillo de locos, con las manos amarradas y rodeado de tantos amigos que viven como esos gallos enjaulados, libres de todo, pero atados a su extraña libertad... Hay veces en que me pongo a conversar con ellos, pero no escuchan, no desean ser escuchados, tan solo aúllan como perros por sus perras. Deseo despertar de esta realidad. No creo que sea posible, pero aquí estoy, sin una gota de leche de soya y con este recuerdo de mis padres pintados con el arte que brotó de mi extraña y conciente demencia… Pues, eso es lo que dicen los de blanco, que soy una extraña solución de ángel y demonio, pues, cuando me traen un espejo me miro y veo a un tipo con el cabello dorado como el Sol, los ojos celestes como el cielo, y la piel, blanca así como la leche de soya, es decir como un ángel… Por eso es que nada es como parece, yo soy un ser que no se entiende a sí mismo, pero que gusta de experimentar cosas, así como cuando traté de comerme mis dedos, sino fuera por los de blanco hubiera ya probado mi sabor, el sabor de ángel… ¿Cómo sería? Cuando llego a soñar me dan ganas de no abrir los ojos, pero no puedo, los de blanco me desatan y me echan chorros de agua en todo el cuerpo, luego me atan y me ponen esa camisa sin salida de manos… Por ello es que estoy haciendo ejercicios para mover las cosas con el pensamiento, hasta ahora no lo he logrado, pero, puede que pronto lo haga, puede que un día mis sueños se realicen y pueda salir y caminar por las calles y luego correr a toda velocidad y tirarme al barranco para así saber si soy lo que parece que soy, es decir, un ángel, o un demonio, o una máscara prestada…




San isidro, abril de 2006
Datos del Cuento
  • Autor: joe
  • Código: 16434
  • Fecha: 18-04-2006
  • Categoría: Sin Clasificar
  • Media: 5.14
  • Votos: 84
  • Envios: 0
  • Lecturas: 4908
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