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Categoría: Terror

Me debes un favor

No era la primera vez que intentaba jugar ese juego al que muchos dicen que es diabólico, aunque la primera vez que lo intenté allá en mi pueblo junto con unos amigos del colegio no pudimos mover el triángulo del tablero llamado ouija; nos juntábamos en casa del más loco del salón de clases, así le decíamos por sus ocurrencias casi siempre descabelladas, quizás no nos concentrábamos lo suficiente y por ende al cabo de varios intentos fallidos decidimos dejarlo en el olvido.

Al terminar el colegio nos fuimos mis amigos y yo a estudiar la universidad a otro municipio, cada uno estudiando carreras diferentes, con el paso de los semestres, Daniel unos de mis amigos llego con un tablero de la ouija y le pregunté
-    Y eso donde lo conseguiste. A lo que me respondió
-    Me lo prestaron en mi salón, jugamos más tarde me dijo.
-    ok, le respondí, esperemos que estemos todos aquí y jugamos.

Poco a poco llegaron los otros tres compañeros a la casa donde rentábamos, Lester, Román y Mano chica; después de nuestro merecido descanso como siempre nos juntábamos en el patio de la casa a platicar sobre cualquier tema, mano chica aunque tenía la mano chica tocaba muy bien la guitarra, pero esa tarde el tema fue la ouija.

-    Entonces que dijo Daniel, jugamos. A lo que todos contestamos
-    Pa, luego es tarde. Bueno no todos, Román no se atrevió, quizás por miedo o quizás por cordura al saber que era malo jugar la ouija.

Los cuatro pusimos las manos sobre el triángulo del tablero y preguntamos 
-    Hay alguien ahí?. De repente el triángulo se movió y todos al mismo tiempo despegamos la mano, asustados y mirándonos unos a los otros y esbozando una sonrisa casi de miedo y como si mentalmente nos hubiéramos hecho la misma pregunta volvimos a preguntar al tablero:
-    Quieres jugar? El triángulo se movió hacia la izquierda señalando la palabra SI.

Al fin nos había respondido, pero que era lo que nos respondía? Eso no nos importó en ese momento, solo importaba que ya podíamos mover el traiangulo sobre el tablero. Hicimos muchas preguntas, como por ejemplo:
¿Quién eres?
¿De donde eres?
¿Qué te pasó?
¿Cómo moriste?
¿Pasaré el examen?
Y si nos gustaba alguna chica le preguntábamos ¿Tiene novio? Y cosas por el estilo.

El espíritu nos respondía todo y cuando le preguntábamos:
-    ¿En dónde estás? Nos respondía
-    A tu lado, claro que volteábamos a ver a nuestro costado y como siempre nunca vimos nada; mejor, quizás si hubiésemos visto algo nos morimos del susto.

Yo por el contrario siento que me hice adicto al juego, lo jugaba muy a menudo solo, lo podía mover y dicen que para que lo puedas mover solo, debes tener mucho control mental y debes ser de mente fuerte para que no te pase nada. En fin yo hasta lo jugaba a media noche hora en que andan sueltos los espíritus.

Era la media noche y quise jugar, como siempre preguntaba el habitual ¿Quieres jugar? A lo que siempre por lo general me contestaba el tablero que sí, esa noche al preguntar si quien era me contesto “Soy tu amiga Irma”, desde esa noche y hasta como casi seis meses seguidos era el único espíritu que se aparecía en el tablero de la ouija, mi amiga Irma, - vaya Usted a saber por qué -, cosa que más tarde iba a comprender tan insistente espíritu de querer “conversar” conmigo.

Entre nuestras conversaciones me platicó que la había asesinado su propio hermano y que este se encontraba en la Isla María pagando su condena, trato de abusar de ella y como se defendió este le asesto varias puñaladas hasta matarla.

Vivía al lado de la casa donde alquilábamos una señora con su sobrina la cual a mí parecer era extremadamente bella, por lo consiguiente me gustaba en demasía y pues quería conquistarla a lo cual quise poner a prueba a mi amiga Irma, le pregunte si ella me haría caso a lo que me contestó que sí. Tal vez fue casualidad o no pero resulto que me hice amigo de Clara así se llamaba mi vecina, era época de feria en el pueblo y salíamos a pasear, la invitaba al cine, al parque, pero yo quería algo más, quería que fuera mía, quería tener sexo con ella. Pero como conseguirlo, a través de mi amiga Irma, me pregunte, será posible, podrá ella ayudarme?. 

La idea corría por mi cabeza y esa noche le dije a mi amiga Irma, me gustaría hacerle el amor a Clara, puedes ayudarme, me contesto SI.
-    Cuando ocurrirá, me dijo pronto.

Me quede con eso pero luego llego el punto que se me olvidó, y cuando lo recordaba empezaba a reírme de mis tonterías, como pedirle a mi amiga Irma ese tipo de cosas cuando yo mismo podía hacerlo por mi propio esfuerzo. Que cosa. Pensaba en mis adentros.

Cierto noche, por azares del destino la tía de Clara fue a un baile a otro pueblito por ahí cerca y nos quedamos solos, se podrán imaginar que terminamos haciendo el amor esa noche, pasó lo que tenía que pasar. No me vino a la mente nada sobre mi amiga Irma, si habría tenido alguna influencia sobre lo que pasaba esa noche, de hecho ni me acorde por un instante de ella, y quien se podría acordar en ese momento tan mágico de algo así. Me olvide de todo hasta de la ouija que no la jugué por unos días que termino tirada en un rincón de la casa.

Cierto día la vi y quise jugar de nuevo, le pregunte:

-    ¿Quieres Jugar? Y esperando que el triángulo agarrara para la izquierda grande fue mi sorpresa que agarró para el otro lado, contestándome.
-    NO. Yo sorprendido y sin esperarme tan directa respuesta le pregunte:
-    ¿Por qué? A lo que fui leyendo letra por letra
-    P O R Q U E M E D E B E S U N F A V O R

Sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo, me puse pálido y tire el tablero, mis amigos se dieron cuenta y me preguntaron y les conté todo. Ahora me tocaba pagar por el favor que me hizo?, ¿Qué tenía que dar a cambio?. 

Desde ese día no volví a jugar más la ouija, créanlo o no pero aún me sigo preguntando, que me habría pedido, será que si juego de nuevo me estará esperando “Mi amiga Irma”. No lo sé, tampoco quiero saberlo.

Datos del Cuento
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