Un día me perderás. como destello, como luz, como amante, como fiel presencia entre tus sueños, como amiga, harás ese clic final que borrará permanentemente lo que es y está escondido y yo. yo solo me quedaré anónimamente entre mis sueños de niña, como si fuera esa palabra enmudada que nadie se atrevió nunca a volver a pronunciar para no perturbarte los sentidos, como si hubiera sido un simple filtro que dejó en el tamiz de su esperanza briznas doradas de cariño, atrapadas y dolidas, sin nombre, sin identidad, sin besos.

Un día me perderás y destrozarás con rabia cualquiera de mis recuerdos, preguntándote, ¿por qué? y en la lejanía, como desgastado eco tan solo una tímida voz te responderá: porque no te entregaste, espiaste tan en secreto su dulzor, que no viste todas esas mañanas soleadas en que esperaba con manos abiertas tu sincero regreso, que no viste todas esas noches plateadas en que añoraba en leal soledad la intimidad de tu compañía. La vida te ofreció llenar hasta arriba el saco de tus ilusiones con la falda de su generoso cariño pero tú pendiente de extraer gota a gota todo el jugo de su belleza, de sus colores, destrozaste con abandono sus caricias de palabras hasta beberte toda su esencia de mujer enamorada, sin ofrecer a cambio ni una mísera copa con la que brindar a medias por tu destino y el suyo.

Un día me perderás, desesperado, con crueldad, me pides a gritos que llegue pronto ese día y yo. yo no puedo hacer otra cosa más que continuar tejiendo con el hilo de tu ausencia mi vestido de pequeñas e ilusionadas palabras para que llegado ese momento del adios al menos tengas de mi ese paño cercano con el qué secar unas sencillas lagrimas de despedida.