Camino, pienso, escribo, hablo… todo lo hago pensando en ti. Me despierto con tu nombre en la cabeza, siento el tono suave de tu voz susurrarme al oído Noelia… despierta. Mi rostro se ilumina, mi corazón late fuerte y precipitado, una ola de amor inunda la habitación.

Salgo de la cama en mi pijama de algodón, mis pies se sorprenden con el frío del suelo, alcanzo las sandalias. Voy a la ducha, el agua ardiendo toca mi piel y me devuelve a la realidad, sacándome de mis pensamientos… empiezo a recordar, la brisa, la playa, las palmeras, el día más maravilloso de mi vida terminado en tragedia.

Si pudiera devolver las horas, si pudiera cambiar el tiempo, si pudiera traer a la vida, los pocos pensamientos que me quedan de las horas que pasamos juntos. Si pudiera sentir de nuevo el amor que nos rodeaba como un aura gigantesca cubriendo nuestros cuerpos. ¡Si pudiera…!

Mientras me peino me miro en el espejo. No me hace gracia mi reflejo, mi rostro no es el mismo desde aquel día, mi cuerpo no es el mismo de hace 20 años. Las heridas que me acompañan no son solo mentales, también me acompaña mi cuerpo arrugado y descuidado; mi cara, disfrazada por el tiempo y mi débil corazón, que aun por ti late.

Cierro los ojos y desaparece mi realidad, el mundo es distinto. Volvemos a estar juntos, abrazados, sentados en la arena, oyendo el suspiro de las olas y viendo la Luna reflejarse en el mar. En ese momento, el presente no existe y mi ayer, se convierte en mi hoy…