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Mi mujer está loca

~Como les digo, hace un tiempo largo, ya que he notado con cierto preocupo que mi esposa, la madre de mis niños, está loca. Lo advertí un día en que se mostró furiosa porque con mi escaso tiempo que me deja el trabajo, (quítenle ustedes 6 hs, a vuestros días, a ¡todos! Los días de vuestras vidas ¡ y verán que ésta se acorta en forma dramática. Decía que acortando esas seis malditas horas, me tomé dos horas, (menos de la mitad de las que trabajo) para estar con mis amigos, ¡para qué! No quieran saber ustedes lo que despotricó, lloró, pataleó, mientras que este santo varón, sentado en la silla bajita sólo esperaba unos mates, que siempre eran costumbre en esta casa. Luego quiso que fuera yo quien bañara a las niñas, ¡eso es cosa de mujeres! Le respondí sin enojarme demasiado pensando que ella tendría alguna indisposición de las que había leído en una revista, que, miren si seré cuidadoso, agendé en mi mente para ocasiones como ésta. Resultó que por la noche cuando las dos niñas dormían y ella estaba recostada sobre el lado izquierdo que es en el que se recuesta para reprocharme algo… Me dije: “habrá jaleo” nada menos que eso hubo. El tema era que ella estaba nuevamente embarazada, y parecía que yo solamente era el autor, ella no habría participado. Digo por lo que los reproches eran sólo para mi, acordándose de lo escaso de mi salario, dijo también ¡que podría buscar otro trabajo! ¡pero? Porque no te buscas uno para ti? Que estas todo el día en casa? Uffffff fue como echar kerosene al fuego ¡no tienen idea de todo lo que dijo!... Mejor ni les cuento!
Pasado el tiempo, llegó el momento, mejor es decir, que aun no era tiempo, pues, faltaban como quince días para que el bebé viera la luz. Entre tanto uno de mis amigos, sin recordar mi compromiso de asistir al parto (cosa que ya había hecho por dos veces, bastante ya, no creen?) organizó una salida de caza, justo cuando comenzaba la temporada, quiere decir que iría antes de que el niño/a naciera… No sabíamos el sexo de la criatura, porque (para mi volvería a ser mujer) no quiso darse a conocer a través de la ecografía previa… Por eso pensando que tal vez se diera la casualidad de que naciera varón, y adelantado, antes de salir de cacería le rogué a mi esposa, delante de mis hijas que le pusiera por nombre, (en caso de ser varón, repito) Igual al nombre de mi tío Baltasar, mi gran Tío! aquel que tuvo el orgullo de morir en el peor antro de la ciudad, fue mentado el raid de la ultima noche de Baltasar, después de estar en el garito de su mejor amigo, y perder todo su dinero del mensual se fue a buscar consuelo de la rubia Niní, allí no sólo encontró el mejor de los peores whiskys sino que se lo fiaban, ya que no tenía un solo peso, mientras la tía Amely cocía ropa para todo el pueblo par alimentar a la prole… Pero era todo un señor, mi tío, jamás saludaba a una dama con el sombrero puesto, ni se quedaba sentado en caso de haber solo una silla y una señorita frente a él… (Intentaba que se sentara en sus rodillas)
Pero cuando uno anda de malas! Por lo que pude saber, ni bien salí de cacería mi mujer comenzó con los dolores de parto! Para colmos, no sabíamos el lugar exacto que iríamos,(y creo que tampoco me hubiese llamado)
Cuando al cuarto día de haber salido retornamos, pues no disfruté mucho de la algarabía que antaño solíamos tener en tiempos de caza… A decir verdad nos quedamos sin bebida y el frío era intenso sin abrigarnos por dentro.
Cuando comenzó el descenso de la camioneta del Gordo Fagnola, oí llorar a un crío, ni imaginan ustedes la emoción!, si hasta dos lagrimones se me piantaron, como en el tango!
Las puertas cerradas con llave, la llave que traía no entraba en esa cerradura, pensé que nos habíamos equivocado de casa! Pero no le vamos a errar todos! Por mas ebrios que estemos! No?
¡Estas casas de barrio todas iguales! Y del mismo color! Caramba me hice la firme promesa que la pintaría en breve de un color bien diferente. Pero, no, ésta era mi casa, si hasta la niña que nos hablaba encaramada al portoncito, ¡era mi hija mayor!¡que decía?
Decía que la llave había sido cambiada, que el niño estaba bien aunque lloraba bastante, que mi mujer no quería saber de mi, nunca más, y que ella con su abuelo habían ido a anotar al bebé y le asignaron el nombre que yo elegí! ¡Al menos, una buena! Dile a tu madre que tengo derecho de conocer a mi primer varón, que me muestre a Baltasar, en forma inmediata o haré un escándalo.
La niña con mucha ternura en su carita, me contestó: no papá, ella ha hecho la denuncia de tu abandono de hogar y persona, no puedes acercarte a casa a menos que visites al señor juez y este te lo permita!
Además el niño no se llama Baltasar! El abuelo y yo le pusimos Basaltar! Es que no era así, como querías llamarlo?

 

Datos del Cuento
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