Pequeña:
Se me ha quedado el vientre vacío de espranzas, tengo el alma perdida en el dolor de tu partida y la certeza de que no hay vuelta atrás y sólo resta convivir con la tristeza de saberte perdida para siempre. Después de tanto buscarte, de forjar sueños e ilusiones en torno a tu llegada, me he quedado con las manos vacías, con los brazos vacíos, con el corazón rogando yu presencia y hallando tu recuerdo en cada cosa que hago y en cada rincón de la casa.
Mi pequeña niña de labios rosados y piel suave y perfumada de amor, solo puedo aferrarme a tu recuerdo.
Cada´día que pasa siento que la necesidad mía por ti, crece, nadie puede calmar mi dolor, mi frustración, mi angustia, ni mi soledad. Creí poder encontrar en los seres que quedaban aquí la tranquilidad de mi alma, pero cada vez se hace más difícil.
Tantas esperanzas, tantos sueños se me han quedado guardados en mi corazón y tienen tu nombre pequeña. Me es imposible pensar que tanto amor, no pueda dartelo, que deba quedar ahogado en mi pecho porque la vida así lo quiso.
Me aferro a la única imagen que tengo de ti e imagino como hubieras sido a los tres meses, al año, a los cinco... Me quedé sin la posibilidad de verte crecer, reír, llorar, vivir. Me pregunto si habrás sufrido en esos cuatro minutos, si te diste cuenta lo que pasaba, cual fue tu último pensamiento, tu última sensación y quiero pedirte perdón mi pequeña flor por no haber podido evitar lo malo que hayas sentido, todo mi ser queda aferrado a ti pequeña luz.
Te amo.
Mamá