... El se acercó a mi y volvimos a nuestra amistad, fuimos amigos "con ventajas" porque aunque nos besabamos, andabamos de la mano o abrazados nunca pasó a nada más que una amistad. Yo sabía que él aún me amaba y obviamente él también sabía que yo lo amaba; aunque no sé que fue lo que pasó que nos empezamos a distanciar y volvimos a perder el contacto. Meses después supe que estaba pololeando y decidí llamarlo.
Esa fue una de las llamadas más difíciles que tuve que hacer en mi vida, tenía 14 en ese instante pero aún pensaba como si tuviera 13; él contestó y estuvimos hablando horas y horas sobre que nos había pasado en el tiempo que nos habíamos dejado de hablar y en eso, él me dijo que amaba profundamente a su polola y que no la dejaría por nada ni por nadie. Yo me sentía muy mal y de mis ojos brotaban lágrimas de tristeza y no dije nada (aunque creo que debí haber dicho algo). Segundos después él me dijo que me quería mucho como amiga y que no quería perder mi amistad, asi que seguimos siendo amigos. Minutos más tardé corté.
Pasadas unas semanas hablamos nuevamente por teléfono y me contó que tenía muchos problemas con la polola por que ella estaba celosa de mí, a si que quedamos en distanciarnos durante unas 2 ó 3 semanas más, las cuales se me hicieron eternas.
Esa no fue la primera vez que tuvo problemas con la polola por culpa mía, a ésa le siguieron más y más hasta que una tarde tomé mi decisión: iba a romper mi amistad con él para que así fuera feliz con la polola y no tuvieran más problemas por mi culpa. Lo llamé esa misma tarde y le dije pero él me dijo que él no quería que yo hiciera eso, pero yo con el pecho oprimido y lágrimas en los ojos le dije que lo odiaba y que nunca más me mirara o me hablara en mi vida y diciendo eso, colgé...
EL CUENTO LO ENCONTRÉ INCONCLUSO, LE HACE FALTA UN BUEN FINAL