Acércate, bésame, no digas nada y quédate aquí, conmigo, para siempre.
Susúrrame todos los secretos que necesito saber, cuéntame tu historia. Toda tu historia. Quiero conocerte, saber quien eres después de tanto tiempo que te haz ocultado. Tus ojos brillan, una sonrisa se dibuja en tus labios, te parece todo tan entretenido.
Estamos a solas, no pronuncias ninguna palabra pero me dominas con el pensamiento, haciéndome creer que yo soy tu dueña, a pesar de que sea lo contrario.
Me guardas en una vitrina, me contemplas por horas, besas mis manos y me convences con palabras que tus labios nunca pronunciaron, acaricias mi piel y gritamos hacia un abismo que se abre paso ante nosotros. Somos los dueños de todo lo que nos rodea.
Soy tu reina, adórame, cuídame, protégeme y ámame. Grita mi nombre, tu vida se escurre entre mis dedos, tus pensamientos me bañan, tus besos los absorbe mi piel para volverlos eternos.
Agarra mi mano, quédate cerca y vuélveme loca, soy tu esclava y tu reina. Armamos este pequeño mundo donde nos sumergimos, nos ahogamos en las lágrimas de todos los demás. Abrázame, cúbreme con tus brazos, hazme sentir querida.
Acércate, bésame, no digas nada y quédate aquí, conmigo, para siempre.
Haría lo que sea sólo para tenerte, poseerte y guardarte dentro de mi. Lo eres todo. Tu piel me rodea, tus manos, tu cuerpo. Eres mi ángel, sígueme, no me dejes sola.
Te tengo tan cerca y no puedo tocarte, eres perfecto, eres todo lo que quiero ser y te encuentras detrás de mí, respirando en mi cuello y anhelo sentirte.
Abrázame, susurra a mi oído, hazme creer que existes, que estas dentro de mi, que soy tu dueña.
Estamos destinados a estar juntos, a comenzar dónde termina el otro, a nunca vernos y sentir nuestras presencias, a imaginarnos toda una vida que nunca sucederá. Dime que sucederá, que no es un sueño. Grítalo ¡No es un sueño!