Microcuento de un gnomo
¡Hola! Soy el gnomo que escondió aquel trébol de cuatro hojas en lo profundo de un gran bosque, en un brillante y bonito herbazal o tal vez en los inmensos y olorosos pastos donde pacen serenamente los animales. Sí, ese trébol que se dice trae suerte a quien lo encuentra y que todo el mundo busca con afán.
Quizá fui poco astuto o tal vez demasiado rebuscado, pero para desgracia mía alguien tuvo esa “suerte” de encontrar el dichoso trébol de las cuatro hojitas. Espero que por lo menos lo cuiden bien, ya que era mi padre. Sí, ahora seré yo quien ocupe su lugar y me convierta en un sutil trébol y mi hijo quien tenga a bien esconderme hasta que alguien, caprichoso y supersticioso, logre encontrarme, para llevar a cabo ese deseo que ya va teniendo un poco olvidado en lo profundo de su conciencia.
© J. Francisco Mielgo/19/07/05