Mirándote a los ojos pasa el tiempo y no me entero, porque en tus ojos encuentro el infinito del dolor. Es como si dentro de ti, todo fuera dulzura e inocencia.
Por otro lado te miro y me da miedo que esa mirada sea traicionera. Pero por algo así quiero correr el riesgo de fundirme en tu maldad y encontrar la locura.
Enciérrame en tu mirada, lléname de brillo y seducción, de magia y amor.
Cuando llores quiero guardar tus lágrimas, cuando despiertes y abras los ojos, será como abrir la ventana al nuevo día...
Mírame, no dejes de mirarme ni un segundo, quémame en el fuego, en el ardor de tus miradas, déjame que adivine todo lo que piensas, que esos ojos son la verdad de tu alma.
Piensas que no te veo, y me estás mirando, pero siento como tus ojos recorren mi cuerpo, y me quema, ¡como me quema!.
Me dio vergüenza mirarte a la cara, y sé que te diste cuenta de mis sonrojadas mejillas cuando te miré por primera vez, pero después no he podido arrepentirme de haberte visto a la cara, de ver esa puerta al paraíso, esa ventana al infinito, a la eternidad...
Me engatusaste en un minuto, y me enamoré de ti.