Me encanta escribir si rumbo ni meta fija, es como coger el auto y mirar frente a ti toda una pista sin nadie a la vista. Una pista toda tuya, un universo esperándote...

Toda mi vida he sido un buen y gran mentiroso, quizá por eso es que me gusta escribir relatando historias totalmente falsas producto de mi fecunda imaginación, mezclado con las gruesas y penosas experiencias de mi vida. Soy realmente inexistente, pero respiro como cada una de mis líneas.

Amo la vida, y la muerte la veo tan lejana como si no existiera, creo que soy inmortal como el Conde de Saint Germain. Yo contemplo la vida como si ella estuviera atada al instante en que suceden todo este escenario de momentos y sucesos a quienes les doy mi atención, o mi desidia, cualquiera de ellas, pero siempre prefiero escoger el sentirme bien si todo está gris como el clima en este lugar del planeta que acoge a todos los inquilinos que transitan como hormigas por esta parte del planeta...

Así veo en este momento el mundo. Yo soy una repetición de mí mismo, un monito si pelos que con sus ojos redondos quisiera tragarse todos los plátanos que están cerca de sus sentidos... Quiero tragarme toda la vida posible y sentirme cada instante pleno, contento hasta que reviente y todo sea como esas noches en que no recuerdas lo que has hecho ni harás... pero despiertas infinitas veces mas...



Miraflores, Mayo del 2005