En las montañas rocosas que en América están siempre que las miro me parece recordar que fueran cuchillos de tamaño descomunal, ¡Qué picachos más enormes! ¡Qué desigualdad! ¡Qué entradas y salidas!, Es una barbaridad, que hondonadas más profundas, da miedo mirar, qué enrevesado todo, que peligrosas están, qué desigualdad mas dura, son tremendas de verdad, por allí no hay quien suba a escalar.
 
Son duras por su amargura, son duras por su pisar mal, son duras porque no fueron seguras, son duras porque no supieron mas que hacer el mal.
 
Que lío es este, ¿las montañas rocosas son malas por hacer el mal? Que cara dura vais a decir que tengo por así pensar. Pero paciencia, esto nada mas que es una introducción. Las montañas rocosas las describo tan terribles para hacer pensar. Lo de su dureza es otra cosa ahí comparo la dureza con el mal comportamiento de una vida.
 
La rebeldía es a veces una cualidad no el ser rebelde, no el rebelarse contra todo, me refiero a la rebeldía de cuando intentan aplastarte cuando intentan aplastarte sin piedad y tú ves que no hay razón para dejarte pisotear.
 
Pues bien la rebeldía es a veces una cualidad. En lo largo de la vida a veces debemos ser como las montañas rocosas, difícil de escalar, ahora la dureza es otro cantar.
 
Esta rebeldía que hablo es que tu no te debes dejar pisotear, tienes que ser como la montaña difícil para los demás, que no eres de arena, eres roca de verdad y grande como esas montañas rocosas y a ti convéncete que no te pueden aplastar. La rebeldía tiene que ser esa no dejar que nadie te pueda escalar. La dureza como ya te digo es otro cantar. La dureza es mala.
 
Tu dureza consiste en ser humana, dura para caminar de frente, dura para enfrentarte a la vida, dura para soportar con energía, dura como la misma roca, dura, pero al mismo tiempo debajo de esa roca que te cubre tu corazón se enternece hasta por los que intentan aplastarte. O sea, dura para todo pero no humanitariamente dura.
 
Duro y difícil para unos, Duro y tierno para todo.