Simplemente esperaria a que la ama de llaves se fuera y listo, esteria libre de esas malditas muñecas, solo la voz inocente de su alumna podria liberarla. Ya se habia ido.
-Alicia, ven ràpido ya es hora- gritò la institutriz.
La muchachita dejo lo que estaba haciendo y fue corriendo con su querida institutriz, haria lo que sea por ella.
Su colecciòn de muñecas de porcelanas la habian torturado por años diciendo cosas a la pobre institutriz. Alicia llegò a la habitaciòn de la institutriz, la viò encogida y temblorosa en un ricòn las muñecas se acercaban poco a poco a ella.
-Diles que se vayan- dijo la institutriz.
Alicia estaba muerta de miedo y se quedo paralizada no dijo nada.
-¡Diles que se vayan!
Alicia gritò hasta que se quedò sin voz que se largaran del lugar. Por fin. Se habian ido la institutriz no tendria que sufrir màs. Alicia tomo la mano de su querida institutriz y se perdieron en la oscuridad.
La ama de llaves llegò a la casa y viò una horrible escena. E la sala todas las muñecas de porcelana de la institutriz estaban rotas en el suelo estaba Alicia con el cucillo màs grande de la cocina clavado en el pecho y en el techo dando vueltas estaba ahorcada la instiutriz. La pobre institutriz que sufria de alucinaciones.