Peligro: Leer con precaución.
Era una tarde de verano, en que las nubes se vestían con tonos dorados; el verde del pasto se tornaba azul celeste; pero en mi pecho había un corazón que lejos de ser rojo como la pasión, era negro como la noche, y que en vez de gritar vida, susurraba muerte. Mi corazón, que distante del tumulto se regosija con tan amarga ironía, que en el dolor encuentra alegría y en la soledad compañía en instantes que se dilatan hasta la eternidad, que a su vez se disuelven en sueños de una fictisia realidad; y si nada existiera, ni el pensar, ni el sentimiento ¿acaso será que miento? Y si miento ¿cuál es la verdad?
El fin de éste muy breve texto, es motivar al lector a la reflexión y no al nihilismo.