Tengo 10 minutos para recordarte, sin que nadie lo sepa, y he decidido que despues de estos 9 minutos que me restan te alcance a olvidar.

Te recuerdo cuando nos veiamos en las tardes, y de esas tardes de mil planes terminabamos siempre en el hotel mas barato, tambien recuerdo las excusas que tenia que ponerle a mi esposa, desde que iba a celebrar el 15 de septiembre hasta que iba a quedarme a laborar horas extras, excusas ya mas entonadas, que por ser tan trilladas, no dejan de ser buenas, cuando pensaba: ya ahora si es la ultima vez, ni una mas.

Las sombras citadinas contrastaban con nuestra felicidad, como si hubieramos dejado todas nuestras penas, todas nuestras tristezas.

Te hacia el amor, me dabas tu cuerpo con voluntad, y yo arrepentido y culpable a un mismo tiempo, te besaba, te exploraba con lengua sabor menta: entrando por instantes prolongados a tus lugares mas intimos, a pausas suaves, enloqueciendo poco a poco, siguiendo el ritmo de tu vientre,la fuerza y el coraje de tu efervecensia, la textura de tus pliegues, el aroma de tus cabellos, formas, posiciones e inventos, tu humedad me reclamaba, tenias cierta tecnica para ir a compas del clima, de modo que sudaramos siempre en la misma cantidad, de tal forma que llegaramos en el momento exacto a la cuspide de la pasion y de la voluntad,y hasta lo ultimo de esa pasion la tranquilidad mas poderosa como sabiendo que siempre podriamos llegar a mas.

Traias a mi corazón los sueños de las perversiones pasadas.

Me rasguñabas la espalda, me golpeabas y por un instante tenia perfecta la excusa para esta y otras marcas que me hacias, sin que me importara mucho si tu tenias excusas para los moretones, las mordidas y las heridas que nos haciamos, teniamos que llevar trofeo de estos encuentros, y disfrutabamos hasta casi no saciarnos, sangre que manchaba las sabanas.

Sabias que mi nariz era delicada a los golpes y a las inhalaciones desesperadas,golpes, llanto y dolor, que extraña forma de pasion, sangre y obseción, la manera sintetica de ofrecernos, sin saber que esas marcas y esas heridas que yo te iba haciendo eran mi manera de demostrarte el desprecio que sentia por mis infidelidades, por que mi esposa me esperara en casa, con la desesperacion de que otra vez me habian golpeado y asaltado, que ya no tenia para los gastos de casa.

Ahora tengo cicatrices infelices en mi vida, desde este hospital donde en los 2 minutos que tengo para despedirte, ahora si sé que sera la ultima vez.ni una mas.