Algo duro y pesado estalló en su rostro, después todo se volvió oscuridad, y luego ya no hubo nada...

Samuel despertó en algún lugar oscuro, muy oscuro; ¿cuánto había estado inconsciente?, a juzgar por la sangre que sentía en su rostro no mucho tiempo. Se levantó con dificultad, y esperó un momento a que sus pupilas se adaptaran a la oscuridad, pero no había luz por ninguna parte, era sencillamente imposible ver algo. De pronto algo tocó su hombro, instintivamente volteó su cuerpo buscando algo que no encontró, ni siquiera estaba seguro de que ese algo estuviera atrás o delante de él, era todo tan confuso que terminó por pensar que en realidad nada lo había tocado, que había sido producto de su imaginación. De nuevo algo le tocó pero esta vez en el rostro, una oleada de terror lo invadió, la oscuridad era inexpugnable, y le certeza de que no estaba solo en aquel lugar era demasiado inquietante, ¿qué estaba pasando?, ¿por qué estaba en ese lugar?, ¿a qué se debía la sensación de que algo o alguien realmente monstruoso esperaba en la penumbra?, el miedo no lo dejaba pensar claramente, se esforzaba por moverse pero las piernas pesaban cómo si estuvieran hechas de plomo. Sacó fuerzas de donde no las tenía y empezó a correr sin ningún rumbo, no tenía ni idea de que pretendía corriendo como un loco pero estaba seguro de que tenía que salir de allí, salir de esa oscuridad... no llevaba mucho corriendo cuando una mano huesuda y fría le hizo zancadilla, al caer su rostro termino en un charco viscoso, el olor metálico le hizo pensar que se trataba de un charco de sangre mezclada con algo más, esto provocó aún más miedo en Samuel, que sentía como esa mano huesuda se aferraba a su tobillo luchando por no dejarlo mover, con su pierna libre empezó a lanzar patadas a eso que no divisaba, después de la tercera patada por fin le dio a algo, ese algo que lo atormentaba escudado por las tinieblas. El golpe hizo lanzar a esa “cosa” un aullido que estremeció cada fibra sensible de Samuel, por el sonido era claro que eso que el había logrado patear era algo demoniaco. Samuel empezó a rogarle a Dios que todo esto fuera una pesadilla, pero cuando sintió que la cosa lo abrazaba se dio cuenta de que era tan real como el pavor que estaba sintiendo; no lograba entender como había llegado a esto, quien estaba interesado en mortificarlo con esa pesadilla, no había duda tenía que huir o morir en el intento.

A lo lejos vio por fin una luz, como pudo se libro de aquellos brazos peludos que lo asfixiaban, y corrió como nunca hacia esa luz mientras escuchaba al monstruo profiriendo unos ruidos extraños, como de varias personas quejándose en algún lugar infernal, la luz estaba cerca pero el monstruo también, por fin logró salir y la tentación de mirar hacia atrás fue irresistible...
Algo duro y pesado estalló en su rostro, después todo fue oscuridad, y luego ya no hubo nada...

Samuel despertó en un lugar oscuro, muy oscuro...